-50-

671 73 3
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Lo siento tanto, amor- lloré sin poder parar, tomándome de las barras que separaban mi celda con la de Sebastián

-Shh- dijo él acariciando mi mejilla- está bien- susurró

-No, no está bien- exclamé parándome- estamos en una celda, esto no debía de haber pasado- dije enterrando mi rostro en mis manos

-¿Te arrepientes de haber estado conmigo?- preguntó lastimosamente

-No, claro que no- giré para verlo y me arrodillé frente a él para tomar sus mejillas por entre las barras- me arrepiento de ser princesa, de haberme casado con Enrique, de no haber nacido cocinera, pero jamás me arrepentiré de haber estado contigo- lloré- tú fuiste lo único bueno que jamás me pasó- dije

Su frente se apoyó con la mía cuando sentimos un fuerte ruido: la puerta del calabozo del castillo abriéndose.

Pronto pude ver la imagen de mi madre y padre, parados frente a Enrique, mirándome con indignación.

-¡Catalina! ¡Sepárate inmediatamente de este sin vergüenza!- dijo mi madre con furia

-No- contesté segura de mi misma, tomando la mano de Sebastián entre las mías

-¿Qué te pasa, Catalina?- preguntó mi madre mirándome como si no me conociera

-Pasa que amo a este hombre, madre. Lo amo- dije dejándola perpleja

-Catalina déjate de estupideces- rió mi madre

-No son estupideces. Es la verdad y si no quieres aceptarlo es tu problema- casi gruñí del enojo

-Jamás me habías faltado el respeto de esta manera- dijo ella sin poder creerlo

-Catalina- dijo mi padre- ¿por qué?- preguntó como si se lo hubiese hecho a propósito

-No sé qué quieres que responda a eso. Lo conocí y me enamoré, no sé qué quieres que diga, no lo hice en contra de ustedes- lloré

-No solo has traicionado a Enrique, sino que también has traicionado a tu familia y a todo tu reino- dijo mi padre decepcionado de mí

Sin poder decir nada, bajé mi cabeza dejando que las lágrimas cayeran por mis mejillas, aún sin soltar la mano de Sebastián.

-No me arrepiento- susurré

-De acuerdo- dijo mi padre- tú te quedarás encerrada en tu habitación hasta el resto de tus días y la muerte de tu novio está programada para dentro de una semana- dijo él, haciendo que la mano de mi esposo se tense bajo las mías y que mi cabeza se levante en seguida, viendo los ojos de mi padre

-¿Muerte?- exclamé casi sin poder hablar

-La decapitación es el precio a pagar por su delito- dijo comenzando a irse

-¡¿Es un delito que ame a tu hija?!- grité desesperada

-¡Te embarazó!- gritó mi padre

-¡Porque me ama!- grité

-¡Él no te ama, abre los ojos! ¡Solo te usa por tu posición!- dijo rojo de la furia

-Eso no es cierto, su majestad- habló Sebastián por primera vez, parándose

-No te atrevas a dirigirme la palabra- mi padre ni siquiera lo miró, mirando al piso en cambio

-Yo amo a su hija- volvió a hablar

Ignorándolo, mi padre les pidió a los guardias que abrieran mi celda y que me llevaran a mi antigua habitación, encerrándome allí.

*******************************************

Mi cabeza se levantó de la almohada, observando la gran mancha de lágrimas que esta tenía, cuando la puerta se abrió.

Mis ojos se dirigieron a la puerta, viendo a Adelyn parada allí.

-¿Cómo te dejaron entrar?- pregunté sobando mi nariz y sentándome en la cama

-Me pidieron que trajera tu comida- dijo señalando la bandeja en sus manos

-No tengo hambre- dije sin emoción alguna

-Lo sé...pero debes comer- apoyó la bandeja frente a mi cuerpo

Miré la comida con asco y giré la cabeza, empujando la bandeja lejos de mí. Me acurruqué más con las frazadas de mi cama y limpié mi rostro de las lágrimas que aún permanecían en él, sin lograr hacer mucho.

-Catalina...- advirtió ella aunque su rostro irradiara pena por mí

-Ya te dije, no tengo hambre- dije monótonamente

Con un suspiro se sentó a mi lado, tomando mis manos entre las suyas y permaneciendo en silencio por un momento.

-Te advertí que no funcionaría- dijo cuidadosamente, no queriendo lastimarme más de lo que ya estaba, pero sinceramente nada podría lastimarme más

Cerrando los ojos, asentí con enojo. Yo tenía claro que lo que estaba haciendo era una locura y que la inmensa felicidad que estaba sintiendo, pronto tendría que acabar, pero no quería aceptarlo. Empujé el pensamiento, creyendo que nuestra relación no terminaría hasta en el lejano futuro, pero mi inconciencia me llevó a un pozo sin salida, la realidad golpeándome como una ola de agua congelada.

-¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?- preguntó irrumpiendo en mis pensamientos

Sin dudarlo, ya tenía la respuesta formulada, pero no sabía si ella estaría dispuesta.

-¿Po...podrías ayudarlo a salir?- pregunté con temor

Su rostro no parecía sorprendido cuando las palabras salieron de mi boca.

-Haré lo que pueda- dijo

-¿En serio?- pregunté emocionada, por primera vez logrando que una pequeña sonrisa paseara por mi rostro

Asintió levantándose, pidiéndome que al menos comiera algo antes de marcharse.

Besos xo

RoyalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora