Alex se encontraba en la cama, su cuerpo pesaba y sus ojos querían cerrarse pero hacia un gran esfuerzo para mantenerse despierto.
Alrededor de la cama estaban las cuatro personas más importantes de su vida, sus amigos. Ellos mantenían la sonrisa como podían, eran fuertes por él.
Alex luchaba, aunque era en vano. Sentía como a enfermedad avanzaba por su cuerpo y desvanecía su alma. Él no se quería ir, él quería quedarse pero la vida era caprichosa.
Pronto fueron interrumpidos por un enfermero con una silla de rueda. El enfermero no hablo, solo se limitó a colocar a Alex en la silla.
-¿Y que esperan? – Pregunto Alex mientras sonreía al salir de la habitación con el enfermero que lo empujaba. Sus amigos se miraron y luego los siguieron.
Minutos más tarde, estaban en la terraza del hospital. El enfermero situó a Alex en el medio de la desolada oscuridad y se fue, sin abrir la boca.
Los cuatro jóvenes se pararon junto a su amigo, dos de cada lado y esperaron una explicación.
-Menudo día para morir. – Dijo en tono divertido. – Casi año nuevo. – Miro al cielo estrellado. - Nada de canciones tristes y lágrimas. Quiero sonrisas y "It's my life" de Bon Jovi.
Sus amigos rieron y no pudieron contener las lágrimas. Agradecieron la oscuridad que las ocultaba de la vista de su amigo. Habían prometido ser fuertes y no querían fallarle.
Los fuegos artificiales comenzaron pero los chicos se concentraron y sorprendieron al ver un gran corazón azul. Alex no era de las personas que mostraban su cariño pero paso los últimos meses haciendo chiste del mal gusto de un corazón azul en su entierro, cosa que nadie quería pensar. De hecho, evitaban el tema de la enfermedad pero hoy era la más nítida realidad.
Alex vio el corazón azul junto a sus amigos y supo que era su ultimo respiro.