Ella se encuentra sentada al filo del puente hipnotizada por el agua oscura de la laguna. Sabía perfectamente lo peligroso que era estar ahí pero no le importaba porque a pesar de todo era su lugar favorito.
Muchos habían perdido la vida en esa laguna, el barro del fondo funcionaba como la famosa arena movediza. Una vez que caías no había nada que hacer.
Horas atrás, la misma chica salió de su casa sin rumbo fijo. Recorrió las calles de la ciudad que la vio crecer. Cada paso dolía más que el anterior pero si había algo peor era el vacío que sentía. Estaba cansada de fingir que no le importaba, que era fuerte y feliz. Ella se sentía como la mancha negra que arruina la obra maestra de un artista. Sentía que todos estarían felices sin ella, incluso aquellos que no la conocían.
La chica levantó la vista al cielo, era un día soleado con un hermoso color celeste y algunas nubes blancas.
Tal vez sea cobarde. Tal vez no sea la única opción, pero estoy cansada. - Dijo la chica antes de soltar su agarre.
Ella no luchó, sólo cerró sus ojos y dejó de sentir dolor.
