Un café: Dos historias

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David, un joven estudiante de Filosofía se encontraba sentado en un café. Él necesitaba hacer algo de tiempo entre la clase y su ingreso al trabajo en la oficina de correo ubicada a una cuadra más adelante que el café.

El chico intentó concentrarse en sus libros pero una escena frente a él, lo atrapo. Una madre de unos 30 años se encontrada encorvada encima de la mesa con el pelo tapando casi la totalidad de su cara y muy concentrada en su celular mientras su pequeño hijo jugaba con un peluche, pero rápidamente se aburrió.

David se encontraba inquieto frente a la poca atención de la madre y se tomó el trabajo de seguir al pequeño con la vista. El niño fue a una pequeña zona cerraba de juegos y desapareció por un largo rato hasta que la puerta se volvió a abrir. El chico salió rengueando con una herida de la rodilla, en forma de cruz. Camino hacia su mama llorando pero la mujer no prestó atención, solo dijo:

-Ve con una empleada.

David se quedó en shock, mirando como el pequeño se alejaba lentamente y haciendo muecas de dolor.

Isabella, una joven pasante de la editorial "Almas" se encontraba en su café favorito. Ella quería concentrarse en los manuscritos pero su mirada fue capturada por un pequeño niño de no más de 7 años que repartía tarjetas con frases para ganarse algo dinero y tener con que comer en la noche. La chica sintió su corazón apretado, levanto su mochila del piso y ofreció al niño el billete más grande que tenía. A Isabella no le sobraba el dinero y probablemente, ella seria quien no comiera esa noche pero no le importaba, quería mejor la vida del pequeño tan solo por un instante si podía.

Al recibir el dinero, el niño abrió los ojos sin dar crédito. Agradeció y salió tan rápido como pudo del lugar como si tuviera miedo de que la joven se arrepintiera.

Isabella miró al niño alejarse pero pronto su mirada se encontró con la de una señora mayor con la cara horrorizada. La mujer no tuvo que decir nada pero aun así lo hizo.

- ¡Como se te ocurre darle dinero!

La joven tomo sus cosas y se fue...

Ambos jóvenes salieron del café sintiendo la impotencia de no poner hacer nada y perdiendo una poco más la esperanza sobre a raza humana. 

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