secrets | #3 | teen wolf

12 | Healers.

| Curadores.

No hubo más cosas extrañas luego de volver del motel hacía unos días. Nadie habló de lo sucedido ni una sola vez, decidiendo dejarlo en el olvido, continuando con nuestras vidas.

Bajé de la motocicleta una vez que estuvo apagada, tomando la bolsa de comida y me moví detrás de Scott por la llena recepción del hotel hasta que hallamos a su madre y nos acercamos entre el montón de heridos y paramédicos que iban y venían con gente en malas condiciones.

—Me muero de hambre. —Melissa tomó la bolsa de mis manos una vez que estuvimos frente a ella y giró para dejarla sobre el escritorio, pero volvió a girarse para vernos y sonreía avergonzada—. Lo siento. Gracias por traerme la cena. Especialmente si tu lo preparaste, cielo —me dijo.

—No es nada. Es parte de mi forma de agradecer que recibieran a Isaac después de lo del otro día —respondí, sinceramente agradecida, porque saber que estaba con ellos me dejaba tranquila.

— ¿Está todo bien? —preguntó Scott, mirando el caos a nuestro alrededor.

— ¿Salvo por la mitad de las víctimas de un accidente de un choque de diez autos que se desviaron del centro, y el jefe de emergencias que no responde el teléfono? Sí, todo bien —respondió su sarcástica.

— ¿Cómo que no responde? —pregunté.

—Nadie puede encontrarlo, así que debemos esperar al médico de guardia.

— ¿Señorita? Disculpe, ¿podría darme algo para el dolor? —preguntó una mujer, su llanto haciéndome sentir mal porque se veía adolorida.

—Lo siento. Lo sé. Pero si le doy algo, eso podría complicar las cosas, así que debemos esperar a los médicos —dijo la madre de Scott, ayudando a la mujer a sentarse.

—Sí —susurró la mujer, cerrando los ojos por el dolor.

—Está bien. ¿En cuanto llega la doctora Hilyard? —preguntó a la recepcionista.

—Diez minutos.

Hice una mueca al oírla, lamentándolo por la mujer y teniendo una idea cuando bajé la mirada y pude ver la mano de Scott. Le di una mirada a mi amigo, notando que parecía haber pensado lo mismo que yo ya que asintió y ambos tomamos asiento al lado de la mujer.

—Creo que leí en línea que a veces el contacto humano puede ayudar a aliviar el dolor —balbuceó Scott.

La mujer asintió al oírlo, cerrando los ojos con fuerza y apretando los labios en una mueca de dolor. Miré todo el pasillo en busca de alguna persona que pudiera vernos y asentí con la cabeza cuando hallé todo despejado, viendo a Scott tomar la mano de la mujer y sus venas tiñéndose de negro cuando comenzó a tomar el dolor; ella suspiró cuando el dolor comenzó a disminuir, su mueca desapareciendo y abriendo los ojos cuando dejó de doler por completo.