Capítulo 4

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(Ruth)


-Por fin viernes. Recuerda que mañana me tienes que presentar al chico misterioso –me dice Camila mientras salimos del instituto.

-Si tranquila, te mandare un mensaje.

Me despedí de Camila y me subí al coche para ir a mi casa.

Me di una duchita rápida y me cambie de ropa, me puse una camiseta de tirantes azul, unos short grises y unas vans azules.

Desde la ventana de mi cuarto vi como un coche aparcaba al lado del mío, era el de mi hermano. Baje corriendo las escaleras y salí de casa a recibirlo. En cuanto bajo del coche me lance a sus brazos, el me cogió y me dio vueltas mientras lo abrazaba.

-¿Cómo ha ido el viaje?

-Largo pero bien.

-Me alegro de tenerte aquí.

Entonces note una mirada que venia del bosque, mire a ver si era mi lobo. Durante esta semana ha venido de vez en cuando y me deja acariciarlo, nos hemos hecho amigos. Ahí está mi lobo pienso sonriendo.

-Hola chico –le saludo.

Da un paso saliendo del bosque. Lo noto inquieto.

-¿Qué coño? –se sobresaltó mi hermano.

-Tranquilo, no pasa nada es mi amigo.

-¡Que amigo ni que leches! Ruth es un puto lobo –me grito cogiéndome del brazo y tirando hacia atrás.

Mi lobo empezó a gruñir y a ponerse a la defensiva, tenía rabia en la mirada, eso hizo que me entrara miedo ¿Y si en verdad nos va a atacar?

-Vamos Ruth –me hermano cogió de mi brazo

Tiro de mí hasta casa, yo solo me deje llevar, solo tenía ojos para mi lobo, que se veía cada vez más enfadado.

No podía entender su cambio de actitud, ¿Qué era? ¿Era por mi hermano, o simplemente lo había subestimado? Mi hermano no había hecho ningún gesto agresivo ni nada. Todo era muy raro.

Entramos en mi casa y cerré la puerta.

-Ruth ¿Te has hecho amiga de un lobo? ¿Has visto lo que podría habernos hecho si nos alcanza?

-Sí, antes no era así.

-Es un lobo no un perro. A partir de ahora no te acerques ¿Vale? No quiero recibir una llamada para venir a reconocer tu cuerpo en la morgue.

-Que exagerado. Pero si te prometo que no me acercare.

-Bien ahora cuéntame cómo te ha ido la semana.

Mientras cenábamos le hable de Camila, de lo amable que había sido conmigo desde el primer día. También le dije que habíamos quedado con ella mañana por la mañana para tomar un café o algo y presentársela. Cuando le dije que ella pensaba que él era mi novio se río, me llamo malvada. También le hable de lo poco que me había contado Camila de algunos compañeros.

-¿Y papa y mama bien?

-Ya sabes con sus viajes y sus negocios.

-No han cambiado.

Me entristece el pensar que el hecho de que he tenido que cambiar de ciudad porque no contaba con el apoyo de mis padres, mi único apoyo era el de mi hermano, pero tampoco quería amargarle la existencia a él, por eso omití lo de la foto de mi ex con otra.

-Pero no te preocupes por mí, yo estoy bien, monto unas fiestas en casa que pasaran a la historia.

-Aprovechado.

-Mira quien lo dice, la que tiene una casa alejada para poder montar fiestas sin vecinos molestos.

-Sabes que soy demasiado vaga como para hacer una sabiendo que luego me toca limpiarla a mi sola.

-Eso es cierto –dice riendo- Estoy muerto de sueño.

-Tengo preparada la habitación de invitados.

Le enseñe donde estaba y le deje para que se fuera a dormir. Yo decidí ir a ver la televisión un rato, ya que aún no tenía sueño. Volví a notar esa mirada así mire por el ventanal y ahí estaba mi lobo a unos cinco metros de la casa, mirándome.

Parecía que me suplicara que saliera, pero ya no me fiaba así que volví mi vista a la pantalla, lo ignore aunque mentiría si dijera que no me costó. Al final me quede dormida en el sofá, otra vez.


******


Había enviado un mensaje a Camila con la hora y en la cafetería que estaríamos. Ahora mi hermano y yo, estábamos llegando allí.

-Hola –le doy dos besos a Camila- Os presento, Raúl ella es Camila mi amiga, y Camila él es Raúl mi hermano.

Camila me va a matar cuando tenga una oportunidad de estar a solas. Su cara es todo un poema.

-Encantada –le da dos besos a Raúl.

-Igualmente. Ruth, no me habías dicho que tu amiga es tan guapa.

Camila se ruborizo, miro a Raúl con los ojos como platos. No se esperaba eso.

Entramos a tomar el café, elegimos una mesa al lado del ventanal.

Estuvimos charlando de varias cosas. Raúl y Camila congeniaron, incluso se intercambiaron los números, y se unieron para hacer burlas hacia mí. Para que luego me llamen malvada a mí...

-Yo debería de ir yendo hacia casa –dijo cuando salimos de la cafetería.

-¿Tan pronto? –le pregunto.

-Si guapa, ¿te llevo a tu casa?

-La puedo llevar yo, así aprovechamos y charlamos un poco –se ofreció Camila, eso seguro que o es bueno.

-Bueno pues ya nos veremos –me da dos besos y luego a Camila- nos mantenemos en contacto.

Luego sube a su coche y se va. Camila me mira pidiendo explicaciones.

-¿Qué? Deberías haberte visto la cara cuando te he dicho que es mi hermano –pregunte riendo.

-Eres malísima –dice golpeando flojito mi brazo- Por cierto tu hermano esta tremendo ¿no?

-No quiero escuchar eso, es mi hermano.

Después de alagar a mi hermano, nos fuimos a comprar los vestidos para la fiesta, cuando encontramos los perfectos, la invite a mi casa a comer para así aprovechar la tarde para arreglarnos e ir juntas a la fiesta.

El vestido de Camila es negro corto, le llega a mitad del muslo, y con bastante escote, le realza la figura además los ha completado con unos tacones blancos y complementos de color claro. En cambio yo me he decidido por un vestido rojo igual de corto que el de Camila, tengo parte de la espalda al aire, uso tacones negros y complementos negros también.

-Estamos buenísimas –dice Camila al vernos en el reflejo del espejo.

-Esta noche es nuestra –digo siguiéndole el rollo. Aunque es cierto que estamos buenísimas.

Mi loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora