CAPÍTULO 54: NO PUEDO HACERLO

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Emily Rudd -> Taira Moore

-¿Ya te vas? – Ethan me dedicó una mirada confusa.

-Sí, me temo que mis amigos me necesitan. ¿Te importa si mi hermana y mi madre se quedan aquí?

-Por supuesto – asintió – Pueden quedarse el tiempo que quieran, todo el poblado las ha recibido muy bien. Aquí son bienvenidas.

-Harás que me ponga celosa – reí.

-Tú también eres bienvenida – sonrió – Ya sabes que aquí todos te admiran por salvar a Thalía.

-Te veo muy sonriente – achiné mis ojos y le miré pícaramente.

-He tenido un buen día – se encogió de hombros - ¿Tienes cómo llegar al pueblo?

-Pensaba ir andando.

-Si quieres te llevo.

-¿En coche?

-No, encima.

-¿Me vas a llevar corriendo? – reí.

-No tardaría nada – se encogió de hombros - ¿Te animas a montarte en el lobo más grande de la monada?

-¿Eso es un reto? – le miré retándole.

-Por supuesto.

-Acepto – le estreché la mano que me había tendido.

-Bien, vámonos – se levantó – Ahora vuelvo Seth, diles a la señora Moore y a su hija que Aria volverá más tarde.

-Vale – dijo con la boca llena.

-Seth – Ethan le envió una mirada de aviso – Por Neida guarda las formas – dijo mientras se giraba y caminaba hacia la salida.

-¿Qué es Neida? – fruncí el ceño.

-Es como nuestra diosa, se dice que siempre está ahí para proteger el pueblo licántropo, que es muy justa y benevolente, aunque nadie la ha visto nunca. La gente está dejando de creer en ella. Dicen que el lobo blanco puro no existe.

-¿El lobo blanco puro?

-Sí, Neida siempre ha sido representada como un lobo enorme, más grande que yo, de pelaje suave y más blanco que la leche, y en símbolo de pureza, sus ojos son del color del cristal.

-Vaya, sería muy bonita.

-Mucho, pero, no ha estado ahí cuando la hemos necesitado.

-Quizá todavía no hayáis necesitado lo suficiente.

-Murió mucha gente cuando a mi padre se le fue la olla, mi madre murió.

-Ya... bueno, no lo sé, quizá haya algo que esté por venir que sea mucho peor, y Neida aparezca.

-Lo dudo – se quitó la camiseta.

-¿Qué haces? – no pude evitar sonrojarme.

-No quiero romper la ropa – rió bajándose los pantalones.

-No te irás a quitar la ropa interior, ¿verdad...? ¡Oh por Dios Ethan! – me tapé los ojos al instante – Podrías haber avisado.

-¿Qué pasa? ¿Nunca has visto a un chico desnudo?

-Si pero... - balbuceé.

Pero ellos no la tienen tan grande.

Dios, me sonrojé mucho más por culpa de mi estúpida conciencia.

ASCENDE: La Leyenda #Wattys2019 {EN EDICIÓN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora