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•°•°Cita 1°•°•

Mikaela y Yūichiro se encontraban sentados en los asientos del tren, hablando sobre que animales les gustaría ver primero, Yuu; quien se emocionaba al escuchar al rey de la selva, mientras que Mikaela se moría de ganas por ver a un oso panda. Dejando eso a un lado, ambos tenían nervios, especialmente Yuu, después de ver a todos los animales, a la hora de comer algo, llegaría el momento de poder preguntarle infinidad de cosas a su vecino. Le encantaría saber la forma de enamorar a Mikaela cada día, sentir un romance de películas que nunca terminan. Aunque, para enamorar a Mikaela no hacía falta saber de técnicas, ya que cada movimiento que hacía el azabache dejaba embobado al rubio; ya sea un suspiro, sonrisa o quejido.

Se bajaron en la estación correspondiente, sostenidos de la mano a petición del rubio, con la excusa de no querer perderse ya que había mucha gente. Pero claro que eso tenía dobles intenciones.

—Mika... ¿Esto no te incómoda?, las personas se quedan viéndonos.— dijo apenado Yuu mientras escondía su rostro en el hombro del rubio.

—¿Por qué debería incómodarme estar con la persona que me gusta?.— respondió el rubio sonríendo de lado.

Los colores se le subieron a Yuu, Mikaela sabía cómo poner en aprietos al azabache.

Yūichiro sabía muy bien que le gustaba Mikaela, pero sus propios demonios impedían aceptar aquellos sentimientos. El miedo de ser engañado una vez más era inmenso, sentir que una vez más traicionaria a alguien. Permitirse el volver a amar, ¿eso era justo para él?.
Aunque, este no era el momento para pensar esas cosas.

Mikaela era un ser admirable para Yuu, siempre mantenía la calma y sabía cómo animarlo en momentos difíciles. Lo hacía reír siempre y estar con él era estar en el cielo.

¿Un demonio se puede enamorar de un ángel?.

Llegando a la entrada del zoológico, ambos empezaron a sentirse como niños, ninguno de los dos recordaba aquella emoción de ver a un animal haciendo su vida diaria con otros.
Yuu soltó con delicadeza la mano de Mika, para dar unos pequeños saltitos de emoción y caminar en frente del rubio observando la decoración tan rústica y atrevida que tenía aquel lugar.

Pero entrar al zoológico en la realidad, no es como en las películas, hay que pagar.

Cruel realidad.

—¡Mika, date prisa en comprar los boletos!.— dijo Yuu sosteniendo la manga de la camisa del rubio.

—No te preocupes, tenemos toda la tarde.— respondió entre risas.— Esto lo cierran a las siete, apenas son las tres y media.

— No lo digas con tanta calma, quiero tomarme mi tiempo viendo todo tipo de animales.— dijo Yuu inflando levemente sus mejillas.

Ahh, qué tierno.

Mikaela agarro suavemente la nariz del azabache para luego sostenerlo de la cintura y acercarlo a él.

—No deberías ser tan adorable, no creo que pueda aguantarme el tocarte.— susurró en el oído de Yuu mientras pasaba su mano en el cabello contrario.— Oh, es mi turno.

Luego de eso soltó a Yuu y se dispuso a hablar con la encargada de darle los boletos, mientras que el azabache se encontraba totalmente desubicado. Paso su mano en la oreja anteriormente susurrada, la cual estaba algo roja al igual que el resto de su rostro. Mikaela en su totalidad era un principe.

Voy a morir de un paro cardíaco gracias a Mika. ¿Cómo pudo hacer eso? ¡Incluso sentí que deje de respirar!.
Pensaba Yuichiro suspirando, porque tenía razón ¿Cuál es la clase de persona que es Mikaela? Es decir, esa frase, a parte de seductora, ¡Parecía la parte de una rima!

Ya con los boletos en la mano ambos chicos entraron por completo al zoológico, lo primero que se veía era la gran variedad de monos y chimpancés que habían (desgraciadamente) en una jaula, bueno, al menos era espaciosa.
Siguieron caminando, para luego encontrarse con los elefantes, rinocerontes, la pantera y luego...

—¡Oh Dios mío Mikaela, es un león!.— gritó el azabache como niño pequeño mientras empujaba a Mikaela para que se acercarán más a aquella sección.

El rubio rió bajo, pues de le hacía adorable aquella reacción por parte del oji-esmeralda.
Yuu estaba admirando cada movimiento que hacían esos grandes y peludos seres. Y bueno, Mikaela, estaba prestando atención a cada expresión que hacía Yūichiro; parte de sus mejillas estaban teñidas de un rosado chicle al igual que su nariz, sus ojos tenían un brillo que combinaba perfectamente con los rayos de sol que caían en aquel lugar. Su lindo cabello negro cayendo por los lados de su cara... Esa vista para Mikaela era hermosa.

— Mika, ¿pasa algo?.— preguntó el azabache algo confundido, pues el rubio tenía el rostro totalmente rojo y su mirada estaba perdida.

Y, en ese momento fue cuando reaccionó.

— ¡N-no! Yo solo, estaba... Em... Pensando que tal vez ahora sería un buen momento para comer algo...— susurró apenado, no sabía en qué momento Yuu se había percatado de su mirada.

Asintió con rapidez, pues el momento de las preguntas había llegado.
Se dirigieron al área de comidas, sentándose en una banquita después de comprar algún refrigerio.

— Bueno, ¿qué quieres preguntarme?.— dijo Mika sonríendo, mientras que Yuu casi se atraganta con un pedazo de papita.

—¿Eh? ¿Cómo...?.— tartamudeo avergonzado.

— Oh vaya, al parecer acerté.— respondió entre risas.

—Mmh.— infló sus mejillas en forma de puchero. ¿Tan fácil era de leer?.

—¿No quieres saber nada?.— melodio divertido mientras acercaba su rostro al del azabache.

—Uhm, si quiero...— susurró sonríendo​.—¿No te molesta?.

—No lo haces. Adelante.

—Además de leer y molestarme por mi torpeza en cuanto la clase de historia, ¿tienes algún otro pasatiempo?.— preguntó poniendo su barbilla en el hombro del contrario.

Demasiado... Cerca.
No Mikaela, este no es el momento para pensar en besarlo, Yuu-chan está interesado en ti. No arruines ese interés. Pensó Mikaela.

—Oh bueno, antes tomaba lecciones de violín.— dijo con melancólica​.

—Eso es genial.— si rió el azabache.— Nuca me hablaste de tu comida favorita, ¿cuál es?.

—Diría que dos... El Curry y el pastel de frambuesa.

—¿Parte favorita del día?.

—Cuando hacemos las tareas juntos, a pesar de estar en diferentes instituciones.

—Si fueras un vampiro, ¿serias el que se descontrole cuando bebe sangre?.

—No lo creo.

Varias secuencias de preguntas contestadas rápidamente pasaron, hasta que Yuichiro se vio con el valor para preguntar lo último.

—Mika... Uhm, ¿desde cuando te enam- ¡Mika!.— el azabache tomó la cabeza del rubio balanceando está hacia adelante.

Pero por desgracia ya era demasiado tarde.

—¡Oh vamos!.— se paró de su asiento, dejando al oji-zafiro confundido.— El maldito niño se fue...

—¿Qué acaba de pasar?.— susurró Mikaela.

—Eh... Mika, deberíamos ir inmediatamente a la peluquería... Digamos que, tienes un problema pegajoso en tu cabello...

Oh.

∆∆∆∆

Un amén por el cabello de Mika.
Lamento no actualizar, pero en serio que no me queda tiempo :'v.
Me acordé que Kagami dijo que Mika sabía tocar el violín así que... :v
Amo la personalidad tímida Yuu, ahr. Pero no se preocupen, le irá teniendo mucha más confianza a Mika, mostrando su tsunderismo (?

Se les quiere <3

-K.

Vecinos. [|MikaYuu|] •Concluida• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora