Confié en ti:

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No conocía a aquel tipo, solo lo veo en clase o cuando voy hacia el instituto. Confié en él, ¿para qué? Para que me deje tirada, no sé porque lo hice, ¡No lo conoces de nada Iria!, era en lo único que pensaba. Decidí acabar con otro día tirandome en la cama hundiendo la cabeza en mi almohada; Abril te echo de menos, ahora mismo estaríamos comiendo helado de menta con una tableta de chocolate viendo alguna película romántica, mientras nos reímos una de la otra por llorar.

Legué a clase, con cara ojerosa de no pegar ojo en toda la noche. Le miré, me crucé con su mirada y decidí bajar la cabeza negando, pensando en porqué confié en él.

-Les comunicamos que la profesora de Inglés se ha tenido que ausentar por una semana. -nos dijo el director-

Una semana sin inglés, mi sueño. Cogí el nuevo móvil, o más bien antiguo, ya que el mío lo tiré; conecté los auriculares y "Diez miel porqués" empezó a sonar; lágrimas no salgais ahora, por favor.

Cerré los ojos con la cabeza agachada, noté un brazo en mi hombro, giré la cabeza y era Abril con su nuevo ligue.

"Qué" contesté molesta, no entendía nada. Se puso a gritarme, a sacar secretos, fotos e incluso vídeos confesando amores ocultos. ¿Por qué viene otra vez? ¿No me ha dejado bastante en ridículo? Salí corriendo chocando con un montón de gente que se cruzaba por mi camino, ahora sí las lágrimas se adueñaban de mis mejillas.

-¡IRIA!

Sé de quien es la voz, seguí corriendo, no sabía adonde iba, sin rumbo fijo; me canso, tengo flato, reduzco el paso y él, a la única persona que no quiero ver está allí, Daniel.

-¿Ahora tú? Déjame en paz.

-No

-Confié en ti. Y me dejaste plantada como el árbol.

-Iria yo...

-Tú nada Don Perfecto, olvidate de m..

Pegó su pecho con el mío dándome un abrazo, y el recuerdo fue cuando me cogió en brazos en el baño. Hundí mi cabeza en su pecho como la noche anterior con la almohada.

-No digas nada más, la he cagado. Deja de castigarme.

-¿Qué deje de castigarte? Estoy flipando.

-No grites.

-Confié en ti, como una imbécil; me preocupé por ti, como una imbécil; te buscaba con la mirada, como una imbécil; sonrío al escuchar tu nombre, como una imbécil. No sé que me has hecho, que conjuro mágico ni pócima me has dado, pero di un voto a favor y dejé guiarme por el corazón; me la jugó, el corazón no me dijo que me ibas a dejar plantada. Lo hiciste Daniel, no me vengas con tonterías.

¿Le acabo de decir que me gusta? ¿o siento atracción por él?.













Perdón por tardar tanto...

Recuerdos. (Dani Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora