Ese día se me hizo bastante corto, no fue nada del otro mundo; clase como todos los días.
-Iria, ¿hoy tienes que trabajar? -me preguntó Daniel con la mayor de sus sonrisas-
-No tiene gracia imbécil.
-Espera, ¿qué pasa?
-Me despidieron, lo viste.
-Dios, es cierto, lo siento.
Salí por la puerta principal del instituto, atravesé la verja por su puerta correspondiente, crucé la zona de los autobuses y allí estaba él otra vez.
-A las cuatro estoy en tu urbanización, a las cuatro y dos minutos en tu rellano, y a las cuatro y tres timbrando tu puerta. Te espero.
-Daniel, ¿eres así siempre?
-¿Así como?
-Tan...como decirlo, tan estricto o puntual.
-Sólo, con lo que me importa.
Se fue guiñándome el ojo derecho con una mueca divertida. las cuatro y cinco y ya estaba saliendo con Daniel del ascensor; lo que dijo fue cierto, fue muy puntual. "¿Dónde vamos?" pude decir sin mirarle, las gente del instituto nos miraba por las iluminadas calles de Madrid. No dijo nada, cogió mi mano y entrelazó sus dedos con los míos haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo. Nos sentamos en un explanada de césped con una laguna no muy grande de fondo.
-¿Por qué?
-¿Qué? -quedó extrañado-
-¿Por qué me empezaste a hablar o me das un abrazo cuando lo necesito?
-¿Te cuento una historia? -asentí- Iria, provengo de una familia de artistas, somos seis hermanos y una hermana; ¿quién era el más pequeño? yo, desde siempre mis dos hermanos mayores eran los favoritos de mi padre ya que les gustaba el fútbol; mi hermana y el tercer hermano los favoritos de mi madre, la cocina era la pasión de ambos; los dos gemelos, los favoritos de mis tíos por parte de padre, y mi otro hermano el de mis tíos por parte de madre, no preguntes porqué. ¿Y Daniel? De Daniel nunca se acordaban, me recogieron de orfanato con los cinco años y desde entonces me excluyen todos. Siempre se olvidaban de mi en los viajes, a la hora de comer yo siempre comía solo después. Cuando cumplí los 14 me escapé de casa, llegué a dormir en la calle dos días hasta que una señora me "adoptó" en su humilde piso. Es la mujer que viste en el restaurante, le llamo tía porque es la única que me ha dado cariño. Por eso, cuando vi que alguien me prestaba atención o me empezaba a hablar, di todo de mi; quería conocerte, nunca pensé que llegaría a tanto contigo.
Me quedé sin habla, tenía los ojos con lágrimas, este chico lo ha pasado realmente mal.
-¿Y ahora? -le dije mirando al suelo-
-Ahora, vivo con una señora a la que considero mi madre, tengo un plato de comida caliente cada vez que llego a casa, el suficiente dinero para comprarte unas flores y ropa para un año.
-¿No te gustaría ver a tus padres después de tanto tiempo?
-Si no estoy con ellos ahora mismo es porque mucho no han buscado.
-Lo siento -disimulé para que no me viera llorar-
-No llores por favor. ¿Y tú? Cuéntame.
-¿Yo? Bien, vivo sola como ya sabes, tengo un hermano y tenía una hermana, pero falleció hace cinco años...
-Tranquila.
-Era mi apoyo, mi pilar; ¿mis padres? a los 13 años me metieron en el piso donde actualmente vivo con una mujer la cual cuidaba de mi, pero por desgracia falleció el verano pasado y ya es cuando tuve que buscarme un trabajo para sacar dinero. Mis padres están trabajando en Bilbao y no quieren cuentas conmigo; cambiaron de teléfono y no sé el número; con mi hermano de vez en cuando hablo, pero no más de tres minutos.
Quedamos en silencio mientras nos mirábamos, después de recordar todo la única imagen que visualizaba fue la muerte de mi hermana, vi como caía en la ducha dejándose la cabeza en el extremo de la bañera mientras me pintaba las uñas de azul cielo. Mi mano izquierda chorreaba sangre, mientras que mi mano derecha le pegaba bofetadas para que reacionara; mis padres corrían, la amulancia sonaba, mi hermano lloraba; no recuerdo más me desmayé junto a el cadaver de mi hermana Patricia. Una sola lágrima simbolizando mi pasado. Daniel se acercó para limpiarme, mientras él miraba mis labios y yo miraba los suyos, nos deseábamos.
Nos fuimos acercando dejando nuestros labios a escasos milímetros. Mi boca temblaba del recuerdo, la suya me calmaba; fue apasionado pero bastante corto ya que nos interrumpieron.
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Recuerdos. (Dani Auryn)
Fanfiction¿Sabéis lo que es que te dejen tirada? ¿O incluso lo que puedes sufrir por amor? Dos historias muy parecidas pero muy diferentes por parte de Iria y Daniel. En las clases de lengua no les enseñaron el verbo "amar", pero poco a poco no hará...