Una nueva paciente

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Estaba aturdida por lo que había sucedido, su primer impulso fue correr detrás del chico que había disparado a Sara, pero nunca había matado a nadie y no sabía qué hacer. Estaba de pie en aquel pasillo desorientada y en shock. De repente vió un móvil en el suelo, debía ser del atacante; sin pensarlo, decidió cogerlo y llamar a la policía, buscó un sitio seguro, y recordó dónde estaba el baño, fue corriendo; afortunadamente estaba cerca y la puerta no tenía llave. Avanzó por el pasillo hasta llegar al baño y se metió en una de las duchas. En ese momento en su cabeza se agolpaban imágenes e ideas sin parar, no sabía por dónde empezar a explicar lo que había sucedido a la policía. Como pudo les hizo un breve resumen de lo sucedido, rogándoles una y otra vez que vinieran.

Mientras esperaba a que llegaran los policías,  pensaba en todo lo ocurrido. ¿Cómo es posible que una simple visita para ver a mis hermanos David y Thomas se convierta en un asesinato?

A los pocos minutos, fue la policía, Samanta abrió la ventana del baño y les hizo señales para que fueran. Cuando entraron el doctor Ismet le preguntó:

-¿Qué ocurre policía?

-Nos han informado sobre un asesinato.

-¿Qué? Pero si yo no he llamado a nadie.

Y entonces interrumpió Samanta:

-Fui yo, síganme; el cadáver está aquí- dijo con voz entrecortada y temblorosa.

Cuando fueron a la habitación donde habían disparado a Sara, el cadáver ya no estaba y no había rastro de ella, ni siquiera sangre; la sala estaba normal, no había nada que delatase lo que allí había sucedido.

El policía le dijo al doctor Ismet :

-¿Esta es una de sus pacientes?

Y el doctor Ismet le respondió mientras la miraba a Samanta :

-Sí, además no sé de dónde ha sacado ese móvil, aquí los pacientes no tienen objetos personales.

-¡Cómo se atreve! -gritó muy enfadada- Me llamo Samantha y no soy paciente de este psiquiátrico; he venido para visitar a mis hermanos y me alojo aquí.

El policía lanzó una mirada cómplice al doctor Ismet.

Samantha dijo:

-¿Qué insinúan? Yo me hospedo aquí y no estoy loca. Mi documentación y mi equipaje están en mi cuarto; si quieren, mírenlo.

-Está bien.- dijo el policía- Vayamos a comprobarlo. Indíquenos el camino.

En ese momento, con los nervios y lo grande que era este lugar se dio cuenta de que no sabía exactamente dónde se encontraba su habitación. El doctor Ismet con un sonrisa enigmática y una voz condescendiente dijo:

-No te preocupes querida Samanta, yo les indico.

En ese momento tuvo una sensación extraña, le faltaba el aire y las piernas parecían no querer sostenerle; tenía el presentimiento de que iba a salir algo mal.

Recorrieron pasillos y varios trechos de escaleras. Por fin, el doctor Ismet se detuvo y dijo:

-Hemos llegado.

-No recuerdo muy bien cómo se llega,  pero les aseguro que esta no es mi habitación- dijo con voz firme.

En ese mismo instante, frente la puerta vió un cartel que ponía: "112 Samanta García".

No se lo podía creer, el doctor Ismet lo tenía todo planeado desde el principio.

El manicomioWhere stories live. Discover now