Capítulo 4: Bienvenida a Slytherin

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*Alice POV*

Si hay algo peor que levantarse temprano, es levantarse temprano después de la fiesta de Halloween y de la celebración de la victoria de Quidditch. Miré a mis compañeras de habitación, quienes estaban profundamente dormidas y decidí volver a dormir, las clases no empezarían hasta...

-Ama Moon.

Me levanté de mi cama para observar a la pequeña elfina de ojos negros que me miraba.

-¿Qué pasa, Jules?-pregunté, soñolienta.

-El señor Malfoy la espera afuera, tiene clases.

Abrí mis ojos con sorpresa.

-Pensé que el intercambio era a la noche.

-Son órdenes del profesor Dumbledore, ama. Jules ya llevó sus cosas a Slytherin. Jules le dejó una túnica limpia sobre la cama.

-Jules es muy atenta, gracias. Dile a Malfoy que estaré lista en 10 minutos.

La elfina desapareció y procedí a cambiarme. Me puse mi túnica, los lentes, cepille mis dientes y mi pelo negro, me lave la cara y me miré al espejo. Una chica pálida con ojos miel me devolvió la mirada. Inspiré hondo, le dejé una nota a mis amigas, tomé mis cosas y baje las escaleras corriendo. En la puerta de la sala, se encontraba Draco Malfoy. Tenía las manos en los bolsillos y los libros bajo el brazo.

-Al fin. Vamos, Snape odia que llegue tarde.

Asentí sin decir palabra y lo seguí. Caminamos hasta llegar a las mazmorras, Malfoy me explicaba sin ganas como eran las cosas en Slytherin. También agregó que Snape le había pedido que se quedara conmigo hasta que me adaptara.

-Pero eso no será necesario, ya que te adaptas muy bien. ¿Verdad?- dijo con desdén, antes de abrir la puerta del aula para dejarme pasar.

-Perfectamente.- le dije, sin mirarlo. Los Slytherin y los Gryffindor se giraron al verme. Severus entró en el preciso instante en el que me acomodaba en mi lugar.

-Señorita Moon, bienvenida. Espero que el señor Malfoy la haya tratado bien en el camino.

-Sí, señor. ¿Mis cosas también están aquí? Lamento si no traje todo, se me informó en el último momento.

Snape estaba por contestar cuando un fuerte CRAC sonó en el aula. Jules apareció con mi caldero y una caja con mis ingredientes.

-Lo lamento, ama Moon. Lo guardé en Slytherin y recordé que venía a Pociones. Jules está muy apenada. Jules se castigará.

-¡No!- grité, tomando las cosas y mirando a la elfina. Le sonreí.- Te dije que lo habías hecho estupendamente. No te castigues. Ya puedes volver a las cocinas, gracias.

La elfina asintió y desapareció. El aula se había quedado en silencio. Snape se dirigió al pizarrón y comenzó a escribir las instrucciones. Saqué los ingredientes y los ordené en la mesa. Me sentía extraña sin mis amigas cerca. Comencé a preparar la poción en silencio, preguntándome cómo sería tener mas de tres clases con los leones. Las águilas, generalmente, estudiamos con los tejones.

-Tiempo.- dijo Snape, una hora después. Comenzó a pasear por el aula, observando las pociones de todos. Malfoy se inclinó con suficiencia sobre mi caldero, pero su cara pasó de superioridad a sorpresa al notar que mi poción tenía el color exacto que describía Snape en el pizarrón.

-¿Cómo lo hiciste?- me preguntó, atónito.

-Ah, señorita Moon. Una poción excelente, como siempre. 10 puntos para...- Snape lo pensó un momento.- Slytherin.

-Gracias, profesor.- le dije, al mismo tiempo que le entregaba un frasco con mi poción.- Pero debo advertirle que alteré el orden de las instrucciones. Ya sabe, por la ciencia.

Severus asintió y siguió caminando, con mi frasco entre sus manos. Sabía perfectamente que eso no importaba mientras la poción cumpliera su propósito.

-¿Cómo lo hiciste?- me preguntó Malfoy, mientras guardábamos nuestras cosas.

-¿La poción?

-El cumplido de Snape. Nunca le hace cumplidos a otras casas. Jamás.

Lo miré sin entender. La campana sonó, indicando el final de la clase.

-El profesor Snape siempre nos hace cumplidos. Le gustan los Ravenclaw, explotamos cosas.- contesté, al mismo tiempo que me colgaba la mochila a la espalda y salía de la clase.

El resto del día pasó tranquilo, cené con mis amigas y aprendí la contraseña de la sala común. Me resultaba extraño aprender una palabra y no resolver un acertijo, pero las serpientes son extrañas. Como la sala común estaba cerca del lago, estaba oscura y con un tono verdoso. Las habitaciones también eran así, en algunas se podía ver pasar al calamar gigante. Estaba acomodando mis cosas cuando la puerta se abrió.

-¿Tu eres Alice?

Una chica de pelo rojo y ojos azules me miraba, realmente intrigada. Asentí. Sonrió.

-Soy Katy, tu compañera. Rebecca y Jennyfer están haciendo deberes abajo, pero ya vendrán. 

-Genial.

Katy me preguntó sobre mi casa, las cosas que se hacían en Ravenclaw y que era lo que mas me gustaba de estar ahí. Le parecía sumamente interesante conocer la historia de otras casas desde el punto de vista de los que pertenecen a ellas. Claro que yo también le pregunté sobre Slytherin. Cuando las demás llegaron, se presentaron y fueron muy amables. Acordamos desayunar juntas y que me enseñarían el horario de clases al día siguiente. Dejé mis lentes al al lado de la cama, cerré las cortinas verde oscuro y me acomodé en mi colchón.

2:30 am. Sentía mis pies, dedos y nariz fríos. Si alguien me hubiera dicho que las mazmorras eran frías, juro por Medusa que le habría creído. Bajé a la sala común cubriéndome con una manta fina y me acurruqué en un sillón junto al fuego. Era común en Ravenclaw, dormir en los sillones cuando tenías frío. O estabas demasiado cansado para subir las escaleras, siempre hay mantas y almohadas en la sala común.

-Moon.

Asomé mi cabeza por el respaldar del sillón para observar a Draco. Traía dos mantas gruesas en sus manos y una sobre los hombros.

-¿Qué haces aquí?

-Hace frío en la habitación. Cuando hace frío, dormimos en los sillones.- le dije, despreocupada. Notó que tiritaba un poco por el aire helado que recorría todo Slytherin. Tendió las dos mantas que traía en sus manos hacia mí. Las tomé desconfiada y confundida.

-Iba a dártelas, pero recordé que la escalera se convierte en tobogán y no pude subir. Me quedé preocupado hasta que te escuché bajar. Fue una suerte.

-Gracias.- le dije, con una sonrisa. Me cubrí con una manta y dejé la otra a mi lado, pero no me moví del sillón.

-¿Planeas dormir aquí?

-Tal vez. ¿Te importa?

-No mucho. Pero las habitaciones son más calientes, mientras esto sólo se vuelve más frío.- dijo y se fue. Esperé un momento y volví a mi cama, tapada con las tres mantas. 

No dormí esa noche. No sé si fue por la nueva cama, el estrés de estar en una nueva casa o el hecho irrefutable de que a Draco Malfoy le importaba si pasaba frío o no.

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Espero que les guste, gracias por leer :)

Intercambio de Casa {Completa}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora