Capítulo 4: Nuevas Compañías

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*Alice POV*

Apoyé mi cabeza contra los mapas que estaban en la mesa y maldije tres veces. Me estaba volviendo loca y tener de única compañía a Jules no ayudaba. Era una gran elfina y una excelente compañera, pero seguía hablándome como si no fuera más que su ama. Como si no fuese su amiga.

Levanté la cabeza de la mesa y observé una vez más los mapas. Nos estábamos quedado cerca de pueblos, tanto mágicos como muggles, para estar al tanto de las noticias pero no tan cerca como para ser atacadas. La mayoría estaban rodeados de bosques o casas abandonadas y estábamos aprovechando eso a nuestro favor. Ahora mismo nos encontrábamos en una pequeña cabaña en la cima de una montaña cerca de Raegar's Hollow. Jules estaba cocinando la cena mientras Pardalis revisaba los alrededores.

Necesitaba alguien con quien hablar, nunca había planeado sobrevivir a la guerra sola. Todos los entrenamientos hechos con mi abuela no cubrían esta situación. Requería de la presencia de otros seres humanos o acabaría totalmente desquiciada. Extrañaba hablar con Harry, con quien me había hecho muy cercana durante nuestro sexto año de Hogwarts. También extrañaba a mis amigas, con las que no tuve más contacto después del inicio del Protocolo Cara de Huevo. Y a Draco... ¿extrañaba a Draco?

-Ama Moon.

La mano de Jules sobre mi brazo no solo logró sacarme de mi maraña de pensamientos si no que también me dio un pequeño infarto.

-Jules lamenta molestarla, señorita. Jules ha salido a buscar más ingredientes para la sopa de hongos y ha visto a una niña cerca de los límites de las protecciones. Jules ha visto que esta débil y herida. Jules ha notado que trae una maleta con la frase "apoyamos al rayo", ama. ¿Qué debe hacer Jules?

-¿Una niña?- pregunté, saliendo de mi trance y concentrándome en la situación actual. Las posibilidades de que fuese una espía de los Mortífagos o una trampa eran casi nulas, pero nunca estaba de más ser precavidos.- Tráela e inhibe su magia hasta que sepamos bien de que lado está.

Jules asintió y salió de la cabaña, para regresar minutos después con una pequeña niña de no más de 10 años. Estaba herida, varios moretones y uno que otro corte asomaban entre su ropa rasgada. Parecía que había estado vagando en el bosque por días y, si habían atacado su pueblo, esa no era una teoría tan descabellada. La niña no se movió cuando cuidadosamente le saqué la varita que traía en la mano y noté un par de lágrimas caer por sus mejillas.

-Jules, ¿serías tan amable de preparar un baño para nuestra huésped? ¿Y de buscar el botiquín de medicinas en mi mochila mientras yo me encargo de ella?- la elfina asintió complacida y desapareció en un pasillo de la cabaña. Con cuidado de no lastimarla más, tomé a la pequeña entre mis brazos y la llevé a mi habitación.

-¿Amigo o enemigo?-susurró la chica cuando la dejé en mi cama y comencé a sacarle las zapatillas llenas de barro y hojas secas.

-Amiga.- respondí con voz calmada mientras le quitaba las medias rotas. Por Merlín, ¿cuánto tiempo había pasado sola deambulando por el bosque? Sentí la necesidad de aclararle que éramos del mismo bando.

-Amigas, mi elfina y yo somos tus amigas. Nadie te va a lastimar aquí, ¿está bien?- mi huésped asintió despacio.- Creo que el baño está listo. Mi elfina Jules se encargará de ayudarte mientras busco ropa que te quede, ¿si? Y luego curaremos tus heridas y podrás contarme como te llamas y qué hacías sola en el bosque.

Me gané otro asentimiento en el mismo instante que Jules apareció en la puerta con el botiquín en la mano. Niña y elfina marcharon al baño mientras yo me encargaba de buscar una remera y un pantalón para que pudiera ponerse después. Dejé la ropa sobre la cama y volví a la cocina.

-Ama Moon, la señorita está lista.

Dejé los cuencos con sopa en la mesa y me giré a mirarla. La niña tenía puesta mi ropa, que le quedaba enorme. Saqué mi varita de mi pelo, haciendo que este cayera sobre mis hombros, y me acerqué a ella con precaución.

-Si me lo permites, puedo ajustar la ropa para que te quede bien.

La chica asintió, despacio y sin mirarme. Le sonreí y agité mi varita: un segundo después la ropa le quedaba a la medida. Comimos en silencio esperando a que nuestra invitada se sintiera cómoda con nuestra presencia.

-Puedes dormir aquí, Jules no lo usará porque hace guardia toda la noche- le dije a la invitada mostrándole la cama de mi elfina. Habíamos llegado a la conclusión que era mejor que ella descansara de día y yo de noche, así que mientras nos movíamos en busca de nuevos lugares la cargaba en mi espalda. La niña asintió y le desee las buenas noches.

Lo único que hice al entrar a mi habitación fue sacarme las zapatillas. Me acomodé en la cama y observé el techo. Como me pasaba siempre que me quedaba sola y sin nada que hacer, mis pensamientos se dirigieron hacia Draco. Suspiré y puse un brazo sobre mi cara, cerrando los ojos e intentando con todas mis fuerzas no revivir nuestro sexto año juntos.

-No puedo dormir.

Me senté en la cama al escucharla. La voz de la niña era melodiosa y estaba cargada de dolor. Le sonreí y me moví un poco para que se sentara junto a mí.

-Puedes quedarte conmigo, la cama es lo suficientemente grande como para que estemos cómodas.

Ella sonrió y se acomodó a mi lado, dejando un pequeño espacio entre nosotras. La observé bien a la luz de la luna que entraba por la ventana. Tenía el pelo rubio y sus ojos eran verdes. No parecía ser muy alta y estaba muy flaca, pero eso seguramente se debía a su tiempo en el bosque.

-Mi nombre es Katherina Viseryn. Mis amigas me llaman Kathe.- dijo en un susurro.

-Bueno, Kathe, es un gusto conocerte. Mi nombre es Alice Moon, pero puedes decirme Ali. Y esa lechuza de ahí- le dije, señalando al rincón donde Pardalis se había acomodado para dormir- es Camelopardalis.

-¿Cómo la constelación de la jirafa?-preguntó y asentí, un poco sorprendida por su conocimiento. Debió notarlo, porque segundos después sus ojos estaban sobre los míos y su boca formaba una media sonrisa- Mis padres me enseñaron las constelaciones a principios del año como regalo de mi cumpleaños número 10. Siempre me gustaron las estrellas.

-¿Dónde están ahora? Tus padres, quiero decir.

Kathe abrazó sus rodillas y cuando habló tenía lágrimas en los ojos.

-Los perdí durante el ataque a mi pueblo, que estaba al norte de Raegar's Hollow. Los Mortífagos llegaron segundos después de que la noticia de la caída del Ministerio de la Magia fuese anunciada. Mis padres convirtieron la valija en un traslador pero fui la única que pudo tocarla. Aparecí cerca de este bosque y llevo dos semanas esperando. Pero nadie apareció por mí.

Por el tono en su voz Kathe sabía, tan bien como yo, que sus padres habían muerto. Si el Innombrable, el mago más oscuro de nuestros tiempos, había tomado control de Ministerio de la Magia sobrevivir se había vuelto cien veces más difícil.

La abracé mientras la acercaba a mí.

-Se lo difícil que es perder a tus padres Kathe. Unos meses atrás perdí a mi abuela también. Pero ya no estás sola. Puedes viajar con nosotras y nos encargaremos de que estes siempre alimentada y protegida. Te enseñaré algunos hechizos básicos de protección por si nos separamos y un hechizo fácil para que siempre puedas encontrarme. ¿Te parece bien?

Kathe me abrazó y asintió levemente al mismo tiempo que comenzaba a llorar. Dejé que escondiera su cabeza en mi cuello y que se desahogara mientras acariciaba suavemente su brazo.

-Tranquila. Ya no estás sola.

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¿Qué es esto? ¿Un personaje nuevo que tendrá relevancia durante y después de la guerra? Claro que sí.

¿Qué les va pareciendo esta segunda temporada? ¿Están entusiasmados por aprender más sobre el apellido Classidy? ¿Están listos para ver a Draco de nuevo? ¿Lo estará Alice?

Espero que les guste, gracias por leer :)

Intercambio de Casa {Completa}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora