Capítulo 12: Reminiscencias

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*Alice POV*

Me sequé algunas de las lágrimas que caían por mis mejillas. Debía llorar pronto y lo sabía, de lo contrario el nudo que tenía en la garganta iba a terminar por ahogarme. Los eventos de los últimos días aún danzaban por mi mente y aumentaban el vacío que poco a poco se había formado en mi pecho. Dolía, todo a mi alrededor dolía. Necesitaba concentrarme, necesitaba pensar. ¿Cómo había llegado a esto?

Era una pregunta bastante absurda, sabía muy bien como había terminado así. Cerré la puerta de la que ahora era mi habitación y dejé que la gravedad me deslizara hacía el piso. Las lágrimas llegaron al mismo tiempo que los recuerdos.

Decir que la vida en la Mansión se había vuelto mucho más soportable después de mi charla con Draco sería decir poco. Si no fuera por los Mortífagos entrando y saliendo constantemente y las reuniones que requerían de mi presencia, podría describir mi estancia en la Mansión Malfoy como casi perfecta. Los días se hacían más llevaderos cuando Draco aparecía en mi puerta y reclamaba mi presencia en alguna habitación secreta de la Mansión. Las reuniones de los Mortífagos parecían más cortas si mis ojos tenían unos ojos grises con los que encontrarse. Debí haberme dado cuenta en ese momento que todo era demasiado bueno para ser verdad, debí recordarme a mí misma que nada dura para siempre. Y menos cuando Lord Voldemort es quien da las órdenes.

Recuerdo que tenía tiempo libre en mis manos y, con Draco en una reunión a la que no me habían llamado, decidí explorar los confines de la enorme casa con mi magia. Era un hechizo bastante simple, Bellatrix me lo había enseñado días atrás y parecía el mejor momento para usarlo. El instante en el que presentí magia en el sótano fue el inicio del fin. Había notado que algo había cambiado en la Mansión después del baile de Yule y mi instinto Ravenclaw me suplicaba que averiguara que era. Intenté resistirlo, pero al final quedó en claro porqué el Sombrero Seleccionador no me había puesto en otra casa. Comencé a investigar, claro está, porque no tenía nada mejor que hacer.

Empezó con un rumor, pequeños fragmentos de conversaciones escuchadas a escondidas detrás de una puerta o antes de entrar a un pasillo. Siguió con el aumento de comida en el itinerario de Narcissa. Luego, reconocí la magia oscura de Bellatrix danzando cada vez más a menudo por el aire. Voldemort entrando a la Mansión y dirigiéndose lejos del salón de reuniones también fue un indicio. Mi pequeño hechizo me proporcionó más dudas que respuestas. Sin embargo, la prueba final la trajo una conversación con Draco, una advertencia disimulada que me suplicaba que no me acercara al sótano. Naturalmente, hice justo lo contrario. Creí estar lista para saber que escondían todos de mí. Conocía cada habitación secreta, cada pasadizo oculto, cada hechizo prohibido. ¿Porqué no podía saber esto?

-¿Alice? ¿Eres Alice Moon?

La voz había llegado desde el rincón más oscuro del sótano. Me acerqué despacio, agarrando un clavo oxidado del piso para protegerme. Era lo más lógico, considerando que el sótano de los Malfoy es anti magia. Cuando mis ojos se acostumbraron a la escasez de luz pude distinguir una cabellera rubia, unos ojos celestes y una pequeña sonrisa en unos labios resquebrajados.

-Confiaba en que no te encontraran.- dijo la voz de Luna Lovegood. Quise gritar, llorar y maldecir a todos los Mortífagos al mismo tiempo. Corté las cuerdas que mantenían sus manos detrás de la espalda con la ayuda del clavo y, tras meses sin saber nada de ella, abracé a mi amiga.

-Luna, dulce y querida Luna, ¿qué estás haciendo aquí? ¿Porqué no volviste a Hogwarts? ¿Ese es el señor Ollivander?

Recuerdo haber hecho miles de preguntas y haber obtenido respuestas para la mitad de ellas. Recuerdo haberles dejado el clavo para que pudieran cortar las cuerdas cada vez que los ataran, como un pequeño acto de rebelión. Recuerdo haberles llevado una jarra con agua y encargarle a Fillius que la mantuviera llena. El elfo cumplió la orden con gusto y pronto también comenzó a llevarles pequeñas porciones de comida.

-Es una lástima que debas usar tu magia en su beneficio, pero supongo que yo habría hecho lo mismo en tu posición.- había dicho Luna, cuando le conté que hacía en la Mansión. Ella lo sabía, sabía que yo era una Classidy y que manejaba la magia negra. Lo sabía incluso antes de decírselo.

Recuerdo haber hablado de varitas con el señor Ollivander. Recuerdo haber intentado ayudarlos a escapar. Recuerdo haber hechizado a un Mortífago tras enterarme de que había torturado a Luna y la cara de Bellatrix al ver lo que había hecho. 

-¿Sabías que estaba aquí?

Le había hecho la pregunta a Draco antes de que nos llamaran a la sala de reuniones, donde el Innombrable estaba decidiendo mi castigo por herir de gravedad a uno de los suyos.

-Lo sabía, pero no me dejaron decirte. Lo único que pude hacer fue asegurarme de que mi madre comprara más comida y de agregar unas camas en el sótano para hacer su estadía más cómoda.

Quise culpar a Draco, de verdad que sí, pero no encontré las fuerzas para hacerlo. Solo pude pedirle que se asegurara de que Luna estuviese a salvo, le repetí casi como un mantra lo importante que era ella para mí. 

La sentencia de Voldemort se sintió como si un balde de agua fría hubiese caído en mi cabeza. Estábamos solos en la sala de reuniones y sus ojos rojos centellaban con un brillo perverso.

-Te enviaré a Hogwarts para que ayudes a los Carrow a controlar el colegio. Te instalarás en la sala común de Slytherin y llevarás su ropa. Te reportarás aquí cada una semana, seguirás asistiendo a las reuniones cuando seas llamada y no intentarás huir. Snape te informará tus reglas una vez que llegues a su despacho.- el Señor Oscuro se levantó de su silla y caminó lentamente hacía la puerta.- Si incumples alguna de mis órdenes me encargaré personalmente de tu amiga Luna. Y de Draco.

Asentí despacio mientras él terminaba de salir de la sala. No era un castigo por haber lastimado a un Mortífago, era un castigo por haber intentado ayudar a Luna. Era una advertencia, una sanción, una promesa de que lastimaría a los que quería si no hacía lo que ordenaba.

Apenas tuve tiempo de despedirme de Draco y de su familia. No pude decirle a Luna que intentaría todo lo que estuviese en mi poder para rescatarla sana y salva. La Red Flu me llevó inmediatamente al despacho de Snape y luego recorrí los solitarios pasillos hasta llegar a las mazmorras de Slytherin.

Sabía exactamente que había hecho para llegar a este momento. Y, aún así, no cambiaría ni una sola cosa si eso significaba abrazar a Luna una vez más.

El tono verdoso del lago cubría cada centímetro y pronto me di cuenta de que era una habitación para mí sola. Lo cual era una suerte, porque mi llanto iba en aumento y no deseaba compartirlo con nadie. No cuando dependía de mí que el colegio siguiera siendo de Voldemort. No cuando las vidas de Draco y Luna estaban en juego.

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Terminé de rendir finales y eso significa más tiempo para escribir, lo que se traduce en más actualizaciones :D

Espero que les guste, gracias por leer :)

Intercambio de Casa {Completa}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora