9: Hawaiana

4K 707 228
                                    

Estaba muriendo lentamente de calor en el sofá mientras trataba de abanicarme con un folder que encontré en mi mochila. El aire se averió justamente hoy, el día mas caluroso de esta semana. Es que mi suerte es excelente ¿No lo creen?

Además, acababa de venir de una ardua caminata de ejercicio y estaba chorreando agua de todas partes... Todas partes... Estoy seguro que moriré ahogado en mi propio sudor.

Tocaron la puerta y yo con pereza me levanto para caminar a esta y abrirla.

¡Sorpresa!— Antonio se apareció en mi campo de vista con una caja de herramientas en mano.—Vine a arreglarte esa cara de amargado que tienes. —Entró sin permiso y puso su caja en una mesita que había alado de la puerta.

¿Antonio, qué haces aquí?— pregunté mirando cómo abría su caja y sacaba algunas herramientas.

Pues, me dijiste que te estabas muriendo porque tu aire le dio por enfermarse hoy . ¡Así que vine a repararlo! Venga, es hora de que digas “¡Oh! ¡Antonio eres mi héroe! ¡Te amaré para toda la vida! —lo miré con una ceja alzada y él hizo un puchero— Ay, para, me vas a matar de tanta emoción... — dijo sarcástico. Supire y asentí.

—Perdón, perdón, es que vengo de hacer ejercicio y no me gusta hacer ejercicio, me gusta ser escuálido...— Antonio se rió y negó.

—Vamos, no es para tanto— caminó en dirección al aire acondicionado y agarró una silla para treparse.

Tu no hables, tu ya tienes cuerpo de recién salido del gimnasio. ¡Y no haces nada! Eres como esas mujeres delgadas que comen, comen y comen pero ojo, no engordan ni la libra.— Antonio se rió ante mi comentario y lo miré con un puchero — No te rías, sabes que es verdad.

—No es mi culpa hacer ejercicio de ves en cuando, además, este hermoso cuerpo no lo adquirí quedándome en la cama con papitas en una mano y pizza en la otra. Fueron tres años en el puñetero gimnasio de adolescente con un instructor que gritaba cada cinco segundos “¡Vamos holgazán, levanta esas pesas que están livianas!". Creeme, no es bonito.— comentó mientras le hacía no se qué al aire, solo se que quito la tapa y estaba arreglando algo.

Dejame con mi cuerpo, lo amo tal como es.— dije volviendo a mover el folder para sentir aire mientras miraba a Antonio reparar el aire.

Después de unos minutos sonrió.

¡Ajá! ¡Ya! Tu aire esta como nuevo— Antonio puso la tapa del aire, se bajo de la silla y agarró el control encendiéndola. Mis ojos brillaron al ver que el aparato estaba funcionando.

¡Antonio, eres mi héroe!— exclamé dando un salto de felicidad.

Te faltó el “¡Te amaré para toda la vida!"

—No diré eso— me reí— Pero enserio. Gracias.

—No hay de que, Tom— sonrió.

La puerta fue tocada y yo atravesé la sala para abrirla, ya sintiendo un poco el frío del aire. La abrí y no vi a nadie, fruncí el ceño y miré abajo.

¡Que idiota soy! Esta calor del demonio me hizo olvidar completamente que el anónimo me dejaria una carta hoy. Que estúpido soy.

Rodé los ojos y sonreí agarrando la carta y la hermosa flor.

Antonio se acercó y miró la flor.

Oh..Es una flor hawaiana...— lo miré.— Eh... Pues... Mi hermano me enseñó algunas cosas...je...je..— se rió raro.

Okay...—  Abrí la carta ansioso con Antonio mirando curioso.

“Para Tom”

“Tu belleza me deleita como ver bailar a la realeza. Tu rostro me hipnotiza como ver la sonrisa de la Monalisa. Solo tu mismo me vas a llevar a abismo. Mi bello Tom, cada día mi amor por tu crece,
y prometo que te daré todo eso que tu vida merece...

Con cariño
Un anónimo enamorado.

—Antonio enserio, no puedo soportar este misterio.

—¡Hey! Eso rimó. El anónimo te está pegando lo poético.

Anónimo, anónimo ¿Quién seras? En verdad me vas a matar con tanto misterio...

Flor Hawaiana: Símbolo de belleza

Flowers (Yaoi/Gay) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora