Aquel día llegamos al lugar del concierto antes que nadie, y Kai me ayudó a sustituir los depósitos de agua por una garrafa que habíamos llenado con nuestra orina. Todo estaba dispuesto. Dejamos nuestra particular firma en la puerta de la sala de calderas y tomé un desvío antes de volver con el resto de mis compañeros.
Quería ver a Kyo. Algo me decía que por muy pronto que fuera, si lo buscaba podría encontrarlo. Así que abrí la sala preparada para Dir en Grey y Phantasmagoria, y ahí estaba. No había nadie más aún, como si mi corazonada hubiera sido una premonición.
–¿Mm?–levantó la mirada para confirmar mi presencia, y solo entonces me di cuenta de lo que estaba haciendo; tenía una cuchilla en la mano con la que trazaba pequeños cortes en su palma izquierda, de unos tres o cuatro milímetros, sin seguir un orden concreto
–Buenas tardes, Kyo-san.–me acerqué lo suficiente como para poder tocarle si estiraba el brazo, pero no tanto como para incomodarle–¿Qué haces?–
–Un Pollock.–me contestó, y ni siquiera parecía irónico
Apretó el puño y los cortes empezaron a crear caminos hacia su muñeca, goteando sobre la mesa.
–¿Quieres probar?–me ofreció, pero no sonó como si tuviera otra opción
–Claro.–le di mi mano, y aguanté el dolor de los cortes sin emitir ningún sonido
Después de la cocaína, el puñetazo y el chupito de fuego algo así no me impresionaba. Su sangre se mezcló con la mía, y apreté mi puño para que también goteara. Confiaba en que no tuviera ninguna enfermedad contagiosa.
Hubiera sido una forma realmente estúpida de morir.
–Te he traído algo.–con mi mano libre alcancé el bolsillo trasero de mi pantalón y saqué un paquete de tabaco–Por las molestias del otro día.–
–Mm.–Kyo me soltó y tomó la cajetilla con sus manos ensangrentadas
–Me voy entonces.–empecé a caminar hacia la puerta con la pequeña esperanza de que llamara mi nombre antes de que saliera
Pero eso no iba a pasar. Kyo y yo no podíamos mantener una conversación en el nivel al que estábamos. Así que no le había dado mi advertencia de forma directa; pero si abría ese paquete de tabaco encontraría una pequeña nota de mi parte.
"No uses la ducha hoy."
**
Miyavi me llevó hasta una calle de restaurantes; con toldos de colores apagados y farolillos que apenas alumbraban. ¿Quería un tentempié de medianoche? Pocos locales permanecían abiertos a estas horas de la madrugada.
–Aquí.–Miyavi retiró una cortina que actuaba como puerta de un establecimiento sin letrero, uno de aquellos lugares en los que tenías que haber estado antes para poder conocer su localización
Una mujer joven con un corte de pelo demasiado formal para lo deslucido del entorno nos atendió.
–Miyavi-san, un placer tenerle aquí de nuevo.–una sonrisa sincera nos dejó ver sus dientes torcidos pero encantadores–La habitación de siempre está libre.–
–Gracias.–mi acompañante depositó un billete directamente en su escote–Cómprale un chocolate caro a tu novio por San Valentín.–prácticamente me arrastró por el pasillo, por lo que no pude ver la reacción de la chica
–¿Estamos en un motel?–pregunté finalmente
–Sí pero no.–abrió una de las puertas del fondo–Pasa.–
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FanfictionLa "escena visual kei", tan popular en Japón a finales del siglo XX: conformada por presencias sombrías y tenebrosas, pero a la vez etéreas, casi celestiales... Un mundo que rozaba lo irreal a ojos de los fans, pero con una dolorosa realidad para to...