Capítulo 6

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"Ohh dios mío" fue expulsado de mis labios, era él, el chico de la fiesta. Me lo encontré en la playa y para colmo estuvo observándome sin darme cuenta. No sabía cómo actuar ante su mensaje, ni cómo responder. Mi lado vergonzoso decidió hacer como si no hubiera leído nada, así no tendría que contestar. Con los nervios a flor de piel, intenté volver a dormir, pero me fue imposible. En mi cabeza solo salían pensamientos sobre él. Quizás dos horas después dando vueltas en la cama, caí redonda. Estaba cansada del día de playa y por fin pudé dormir.

De un sobresalto me desperté, estaba sudando y con la respiración acelerada. ¡¡Había soñado con él!! Este tema estaba pasando de castaño a oscuro. No nos conocíamos, no sabía ni siquiera su nombre y apenas intercambiamos tres palabras y ya estaba hasta soñando con él. ¿Me estoy volviendo loca?

Un poco más tranquilizada, me di cuenta que apenas entraban rayos de sol por la ventana de mi izquierda. Debía de ser bastante temprano. Y aprovechando la ocasión, me levanté de la cama y fui al baño. Hoy me daría un baño, así me relajaría por completo y me prepararía para el día. Mientras se llenaba la bañera y se formaba la espuma por las sales de manzana, fui al vestidor. Rápidamente seleccioné unos leggins negros y una camiseta de mangas cortas color azul marino, con el escudo de la universidad a la que iría en menos de dos semanas.

Cuarenta y cinco minutos después, ya estaba vestida, peinada con un moño alto y en la cocina para preparar mi desayuno. Haciéndome el revuelto de huevos, tocaron el timbre de casa.
Cogí un plato para el revuelto y fui a ver quién estaba pegando.

- ¿Holly? ¿Qué haces aquí tan temprano?

-Nena, tenemos que hablar- sus ojos estaban casi blancos del entusiasmo con el que vino, e inmediatamente entro en casa.

-Iba a desayunar, ven y me cuentas en la cocina- dije dirigiéndome por el pasillo para llegar a mi desayuno que estaba enfriándose.

-Ely, me han comentado que mañana van a hacer una quedada en la playa, ya sabes con bebidas, hogueras y demás. Lo típico.

-Vale, ¿Y qué pasa? - pregunté con curiosidad mientras degustaba mi revuelto.

-Que tenemos que ir Ely, van a ir todos los que estuvieron en la fiesta de Louis. ¡¡Y eso significa...- su cara tomó una expresión desconocida para mí y antes de que pudiera interrumpirla continuó - que ese chico de la playa estará ahí Ely!!

Por poco me atraganto con el revuelto que intentaba digerir. El mensaje de anoche vino a mi mente, y Holly planeaba que fuésemos a esa quedada. No iba a poder mirarle a la cara de la vergüenza que me entraría.

-Holly yo no voy- negué con la cabeza.

-Créeme que iras, así podrás verlo de nuevo - intentaba hacerme cambiar de idea - además, Adam me comentó que está Soltero- perfecto encima va preguntando por él.

-Pues muy bien para él Holly, a mí no me llama la atención, además es un acosador - inmediatamente me puse blanca, se me escapó la última frase por pensar en el mensaje.

- ¿Que? ¿Por qué dices eso? - pregunto curiosa, pero sin entender nada.

- Mira este mensaje.

Se lo mostré, y de un momento a otra empezó a reírse a carcajadas como si no hubiera fin. No entendía su reacción, ¿Que tenía tanta gracia?, porque yo no se la encontraba. Una vez que cesó su ataque de risas, no paro de insistir en que ese chico iba detrás mía. Dando como prueba que me ayudo la noche de la fiesta, me observo en la playa etc. y que, si no fuese así, no hubiera hecho nada de eso.

-Fue por simple educación Holly, te aseguro que no va detrás mía- intente hacerle ver la realidad mientras recogía mis platos.

-Bueno, si tú lo crees así. Solo digo que el tiempo dirá las verdaderas intenciones que tiene contigo - dijo mientras intentaba no seguir con su risa.

Con el tema ya zanjado, subimos a mi cuarto para coger un poco de dinero, e irnos a la ciudad.
Y mientras hablábamos de temas triviales y cantábamos canciones populares de la radio, nos adentramos en la autopista dirección a la ciudad. El camino se hizo muy corto y sin darme cuenta ya estábamos en un aparcamiento subterráneo, buscando sitio para dejar el Audi de Holly. Una vez ya en las calles de la ciudad, ambas vimos una tienda de moda, con los primeros trapos de invierno colocados en el maniquí del escaparate. Sin pensarlo dos veces fuimos a comprarnos algo de ropa.


Una hora después yo me decidí por comprar unos vaqueros largos de tono claro, un jersey de lana gris y blanco, y un chaquetón de tela vaquera en color marrón. Yo con mis bolsas y Holly con las suyas, fuimos a nuestra próxima parada, un Starbucks. Tras hacer un poco de cola Holly pidió un chocolate frappuccino, y yo en cambio un Caffè mocha. Necesitaba despejarme un poco, ya que apenas dormí.

A la vez que nos tomábamos nuestros pedidos, mi móvil sonó. Y sabía que era un mensaje por el tono específico que se escuchó. Lo abrí curiosa de saber quién era, ya que Holly estaba conmigo.

"Espero verte mañana en la playa pequeña surfera"

Inmediatamente empecé a temblar, y le enseñé el mensaje a Holly para que me diera su opinión. Esta empezó a reír y a exigirme que le contestará que allí estaría. ¡Pero no sabía que hacer!
Finalmente me vi obligada a contestarle, aunque creo que en el fondo quería hacerlo.

"Allí estaré"

Y vaya mensaje soso, pero bueno al menos conteste.

Ya estábamos de vuelta a casa, ambas estábamos cansadas del día de hoy. Al terminar las bebidas en el Starbucks, Holly se empeñó en seguir de compras, y eso hicimos. Quería que nos comprásemos un bañador para mañana, decía que teníamos que estrenar algo para marcar diferencia. Y eso hicimos, no podía negarme a su cara de súplica.

Cuando me dejó en casa, subí directa a mi habitación para dejar las bolsas de compra. Una vez guardado los trapos nuevos, baje al salón. Allí estaba Carl jugando a su Xbox, y para pasar un rato con el antes de la cena, le rete a una partida de carreras. Cuatro partidas después, mi padre nos sacó de nuestra concentración en el juego. La cena estaba ya servida. Entrando en la cocina el olor a pastel de carne vino a mi nariz. Olía exquisitamente bien, debía reconocer que a mi padre se le daba la cocina de fábula, en comparación con la mía.

En cuanto terminé de cenar, le di las buenas noches a mi padre y a Carl, y subí a mi cuarto. El cansancio me invadía al haber dormido poco la noche anterior, sumado al día de compras. Y con el pijama ya puesto y metida en la cama, me dispuse a descansar, mañana sería un día interesante. Me esperaba una fiesta en la playa, donde sin duda me encontraría con esos ojos azules.

Logan Clifford • EN LIBRERÍAS Y AMAZONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora