Capítulo 12

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Ely

Carl me despertó con sus gritos de entusiasmo al ser el día en el que veríamos a nuestra madre. No la veíamos desde hace tres meses, cuando me gradué en el instituto, y a decir verdad después de todo apenas notaba su ausencia. Cuando mis padres se separaron, mi madre y Jaime se mudaron a Florida. Ya que el trabajo de Jaime como abogado lo requería en la otra punta del país. Aunque yo ya empecé a pensar que fue también beneficioso para mi madre, así no estaría en la misma ciudad que su exmarido, el cual era antiguo socio del buffet de abogado con Jaime.

Tendría que hacer de tripas corazón, y aguantar todos esos sentimientos de rencor durante unos días. Así que sin más dilación me levanté de la cama, y una vez hecha está fui a darme una ducha rápida. Poco después, me dispuse a vestirme con unos jeans y una camiseta de mangas cortas. En el instante que comencé a recogerme el pelo en una coleta alta, Carl interrumpió en mi habitación.

-Ely! Vamos, tenemos que desayunar y mamá seguro que nos espera - su grito de entusiasmo resonó en todo el cuarto.

-Ya voy Carl, no ves que estoy casi lista. Anda ve bajando a la cocina y coge tu mochila antes - dije mientras pasaba mi cabello por dentro de la coleta.

Revisé mi cuarto para que no se me olvidase nada, y sin darme cuenta mis ojos se fijaron en aquella cebra sonriente en lo alto de la estantería. Mi mente sacó a relucir el recuerdo de Logan cuando me la entregaba con una sonrisa de oreja a oreja. Con esos pensamientos en mi cabeza, decidí enviarle un mensaje antes de bajar a desayunar, en estos días estaría ocupada con el asunto de mi madre, y quería agradecerle la gran noche que pasamos.

"Buenos días, solo decirte que me encantó la noche de ayer. Espero volver a repetirla pronto, y que sepas que aún espero la foto de anoche. Que tengas buen día "

Con el mensaje enviado, bloquee el móvil, me lo guarde en el bolsillo de los jeans y salí de la habitación con la mochila en la mano. Ya en la cocina, Carl había empezado con sus tostadas y zumo de naranja, y yo pensaba prepararme lo mismo que él. Media hora después, ambos terminamos de desayunar y nos despedimos de mi padre. Justo antes de montarme en el Mini para dirigirme a la dirección que mi madre envío a mi padre, este se acercó para darme un último abrazo de despedida.

-Ely tened cuidado ¿De acuerdo? Si pasase algo, lo más mínimo llámame - me susurro al oído, asegurándose así de que Carl no escuchara nada.

-Tranquilo papá, cuando menos te lo esperes estaremos de vuelta- le di un beso en la mejilla y le sonreí mientras subía al asiento del conductor.

Arranqué el coche y puse dirección al centro de la ciudad, mi madre parecía estar bastante bien económicamente ya que se cogió un ático como apartamento y justo en el mismísimo corazón de San Francisco. Tardamos cerca de cuarenta minutos en llegar, y agradecí que justo en frente del edificio hubiera unos aparcamientos. No soportaría buscar un sitio para aparcar por la ciudad, siempre solía ser insoportable. Carl se bajó el primero del coche, estaba segura que me volvería loca durante estos días con su entusiasmo descontrolado.

Cuando estaba sacando las mochilas del maletero, una voz femenina que provenía del otro lado de la calle hizo que mi mente se llenara de recuerdos agridulces, recuerdos de cuando esa voz permanecía junto a mí, como una amiga, una confidente. Pero todo eso ya cambió. Carl de inmediato gritó un "mamá " y yo cerrando el Mini, me di media vuelta para tenerla a la vista. Nada más verla, mi cuerpo se llenó de frustración y sorpresa al mismo tiempo. Mi madre, ¿Embaraza?

Logan

El mensaje de Ely sin duda me lleno de alegría, la cual se vio reflejada en la curvatura de mis labios. Sin duda ese pequeño texto cambiaría mi día. De inmediato, le envié la foto de anoche, esa foto que desde hace unas horas permanecía en mi fondo de pantalla. Le adjunte la foto y un mensaje.

"Buenos días pequeña, admito que también me encantó la noche y sin dudarlo la repetiría. Espero verte pronto a ti y a esa sonrisa deslumbrante "

Con el mensaje enviado, salí de mi dormitorio para dirigirme a la cocina. Seguramente Susan, nuestra asistenta ya había preparado un buen plato de tostadas, un zumo de naranja recién exprimido y un platito con algo de dulce. Efectivamente, la mesa estaba puesta con todos los platos aun llenos esperando ser vaciados. Mi madre permanecía sentada en la isla de la cocina leyendo el periódico local mientras tomaba una taza de café, al ser la presentadora del noticiario siempre estaba atenta a toda noticia.

Por el contrario, mi padre ya no estaba en casa, hoy iniciaba un viaje de negocios a Canadá para impulsar la empresa en la que trabajaba. Cuando tomé asiento en la mesa, una mano cálida rodeo mi cuello y un beso instantáneo se implantó en mi mejilla. Ahí estaba Natalie, mi hermana, como siempre con una energía por las mañanas que nunca llegaría a comprender.

-Buenos días hermanito- dijo al mismo tiempo que se sentaba en frente mía para tomar su desayuno.

-Buenos días mocosa- le guiñé un ojo y di mi primer sorbo al zumo de naranja.

- ¿Que harás hoy? Necesito que me lleves a casa de Amber - casi me suplicó, su coche estaba en el taller por lo cual me pedía favor tras favor.

- ¿Otra vez a casa de Amber?, has estado allí todo el fin de semana - se notó mis pocas ganas de convertirme nuevamente en chófer.

-Si, otra vez. Logan te recuerdo que Amber será mi compañera de residencia, y estamos ya preparando los últimos detalles para mudarnos allí. Es mi primer año de Universidad y quiero que todo salga bien - dijo sería, para hacerme entrar en razón.

-De acuerdo, cuando acabe te llevo - no quería continuar con la disputa, simplemente cedí.

Minutos después, Natalie ya había terminado su desayuno y cogido sus cosas para esperarme junto al coche. Pegué el último sorbo al zumo y me levanté de la mesa. De camino a la puerta principal, observé el móvil y no encontré ningún mensaje nuevo de Ely. No sabía porque, pero tenía la necesidad de ver una notificación suya.

Una vez que dejé a Natalie en casa de su amiga, fui a casa de Max. Uno de mis mejores amigos, confiaba en él como en ningún otro. Hoy era nuestro día de baloncesto, seguramente pasaríamos el resto de mañana en las canchas para luego comer en una cafetería.

Horas después, tras una larga sesión de baloncesto, estaba sentado en una silla junto a la barra de la cafetería, pedí un plato de pastel de carne y un refresco de cola. Max pidió en cambio una hamburguesa y un vaso de refresco de lima. Mientras esperábamos nuestros pedidos, Max inicio una conversación que durante toda la mañana parecía estar deseando sacar.

-Bueno, ¿Me vas a contar quién es esa chica que te ha tenido distraído durante el partido? - comenzó a reírse, como si supiera a ciencia cierta lo que me ocurría.

- ¿Que chica? Sigo como siempre - sabía que sería un poco imposible hacer que Max me creyera en mi mentira, pero tenía que intentarlo.

-Venga ya Logan, ni siquiera cuando estabas con Ann ponías esa cara- me dejó sin palabras, Ann formaba parte de un pasado para mi opinión bastante lejano y duro, pero el sacaba ese tema, aunque sabía que era sin malas intenciones.

- Sabes que no me gusta el tema de Ann- soné cortante, pero es lo que quería.

-Lo siento, ¿Pero me vas a contar ya quién es esa chica?

-Se llama Ely.

Logan Clifford • EN LIBRERÍAS Y AMAZONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora