Capítulo 14

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Logan

-Se llama Ely - dije mientras veía como colocaban nuestro almuerzo en la barra.

Max no dijo nada más, solo asintió y comenzó con su hamburguesa. El silencio se hizo mientras degustábamos nuestros platos, los cuales estaban exquisitos como siempre que veníamos. Una vez terminamos de almorzar, nos dirigimos a mi vehículo para ir a por Adam. Hoy al igual que tocaba partido de baloncesto, era día de póker.

Tras media hora conduciendo, paramos en la entrada de casa de mi primo. Este salió a los pocos minutos de llegar y se montó en el asiento trasero.

- ¿Que pasa chicos? - dijo Adam con una sonrisa mientras cerraba la puerta trasera.

- ¿Preparado para perder Adam? - soltó Max, y junto a él, salté en risas. Siempre solía perder Adam, por lo cual ya se convirtió en mofa.

-Que gracioso, algún día te ganaré Max - advirtió Adam con cara de pocos amigos.

Puse la radio para que el ambiente, no se caldease más entre Max y mi primo. Conducía de camino a mi casa, tenía una habitación reservada exclusivamente para mis partidas de póker o billar con mis amigos, y eso me convertía en esencial para poder jugar.

-Venga ya Max, sigue apostando. Quizás solo tenga un farol - dije simplemente para que apostará más alto, estaba seguro que esta partida la ganaría yo.

-De acuerdo, de acuerdo. Subo doscientos dólares más - dicho eso, Max soltó los billetes encima de la mesa. - Ahora enseña las cartas.

-Por supuesto- di la vuelta a mis cartas con una risa pícara.

-Que cabron - expresó Adam atónito por la jugada que acababa de hacer.

-Tio me retiro, tienes escalera de colores y yo una simple pareja - Max estaba cabreado ya que había perdido seiscientos dólares, y yo había ganado mil dólares sumando los cuatrocientos que perdió Adam. Era mi noche.

Empezamos a reírnos mientras yo doblaba cuidadosamente los billetes y me los guardaba en la cartera. Hoy estaba bastante feliz, y todo desde el mensaje que recibí de Ely esta mañana. Habíamos pasado tres horas jugando, y antes de cenar tenía que llevar de vuelta a casa a Adam y Max. Quizás unos cuarenta minutos después, iba de camino a casa de Adam, solo faltaba él y volvería a casa.

-Oye Logan, ¿Qué tal con Ely? - me preguntó con un tono pacífico.

-Bastante bien, ya sabes, nos estamos conociendo - realmente era la verdad, y esperaba que siguiera siendo así.

- ¿Seguro? - esta vez Adam sonó preocupado.

-Si, seguro. ¿Por qué lo preguntas? - Tenía la intuición de que algo ocurría, mi primo no solía preguntar tanto por mis relaciones con chicas.

-Solo que Holly ha estado conmigo esta mañana, y se marchó más pronto de lo normal porque Ely la llamó. Por lo que sé le pasaba algo y necesitaba estar con Holly - mi cara tuvo que ser de sorpresa, no sabía nada.

-Yo no tuve nada que ver si es eso lo que esperabas escuchar - mostré mi inocencia ante el malestar de Ely.

-De acuerdo te creo, serán cosas de chicas.

Deje a Adam en su casa, y tengo que reconocer que desde que me enteré de que Ely estaba mal, por sabe dios que, no pude dejar de pensar en el impulso que tenía de ir a buscarla. Sin embargo, eran ya las ocho, hora de la cena y no quería interrumpir en su casa. Por lo que le envié un mensaje.

" Ely, me he enterado que estabas mal. Espero que no sea nada. Pensé en ir a verte, pero no creo que sea buena idea las horas que son. Si necesitas algo llámame, un beso pequeña"

Bloquee el móvil y solo esperaba una contestación tranquilizadora en la que me dijera que estaba bien. No sabía realmente cómo ni cuándo había empezado a preocuparme por esa chica de melena castaña y ojos marrones, pero en algún momento lo hice.


Ely



Después de hablar con Holly y aceptar su consejo de esperar unos días para ver como actuaba mi madre, me fui directa al apartamento. Era la hora del almuerzo, y seguramente ya se estaría preparando algo de comida en esa lujosa cocina del ático. Pegué en la puerta maciza de entrada, bastaron con dos toques para que Carl me abriera. Esté parecía menos entusiasmado que días atrás, y de inmediato se cruzó por mi mente la posibilidad de que algo había ocurrido durante mi ausencia.

-Ey pequeño ¿Estás bien? - le rocé la mejilla con mi pulgar y le miré a los ojos.

-Si - se limitó a contestar sin dar explicación alguna. Esto no me daba buena espina - Mamá está terminando de cocinar, hizo pasta.

-Que rico ¿no? - dije para llamar su atención y que estuviera feliz.

-Si, a mamá se le da mejor la pasta que a Harry - eso era cierto.

-Vamos anda, tendremos que poner la mesa.

Nos dirigimos a la cocina a por los cubiertos y platos. La mesa estaba justo en frente del ventanal del salón, era una mesa de unas ocho plazas de cristal, con unas sillas cubiertas de una tela tono plata. Con la mesa puesta, Carl se sentó justo en frente mía, y sin darme cuenta apareció mi madre con un cuenco de cristal lleno de pasta con salsa de tomate casera. Está se dispuso a repartir la pasta en los platos mientras yo rellenaba los vasos de refresco para Carl y para mí, y de agua natural para mi madre.

-Espero que os siga gustando la pasta chicos- dijo mi madre mientras tomaba asiento una vez llenado todos los platos de comida.

-Claro que si mamá - se pronunció Carl.

-Me alegro- se dirigió mi madre a Carl junto a un guiño como signo de complicidad.

-Bueno mamá, cuéntanos de tu embarazo ¿No? Al fin y al cabo, será nuestro hermano o hermana - pinché los primeros macarrones en mi tenedor y le dirigí una mirada.

-Claro. Vais a tener un hermanito, pensé en llamarlo Samuel. ¿Qué os parece? - parecía estar super feliz por el hecho de tener otro hijo.

-Me encanta mami, ¿Podré jugar con él? - preguntó Carl con una sonrisa de oreja a oreja y una expresión de ansia por la respuesta.

-Bueno no creo que mucho Carl, date cuenta que mamá ya no vive en San Francisco - se borró todo signo de felicidad en la cara de Carl y al instante me di cuenta que cometí un error en decir aquello. Pero sinceramente me salió de dentro, de toda esa rabia que contenía ante mi madre.

-Ely - dijo mi madre llamando mi atención y de algún modo regañándome por lo que dije con una mirada. -Precisamente por eso quería hablar con ustedes dos. Quería haber esperado un poco más pero ya que salió el tema lo diré.

Note como mi cuerpo se tensaba ante el hecho de que en segundos escucharía el motivo por el que mi madre apareció de nuevo. Se me fue por completo la tranquilidad que me transmitió Holly, estaba echa un manojo de nervios, pero sobre todo de miedo. Miedo por saber que diría, que bomba soltaría por esos labios.

-Chicos quiero haceros la propuesta de veniros conmigo a vivir a Florida.

Definitivamente todo mi cuerpo se inundó de sorpresa, rabia, miedo por la respuesta de Carl, pero sobre todo el pensamiento de mi padre desolado por verse solo. Esto no podía estar pasando.

Logan Clifford • EN LIBRERÍAS Y AMAZONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora