Capítulo 1

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-Ely, vamos Ely- percibían mis oídos haciendo que me alejase poco a poco de ese maravilloso sueño que cruzaba mi mente - Ely venga necesito que te levantes, Carl no quiere desayunar sin ti. - decía esa voz grave tras la puerta del cuarto.

En una milésima de segundo mis ojos se abrieron sin pensarlo dos veces, Carl requería de mí.

-Voy papá, dame cinco minutos para vestirme -dije con la voz aún adormecida.

Mientras me quitaba el gusto amargo de dormir cepillándome los dientes, me dispuse a buscar en el vestidor que ponerme, cuando vi mi sudadera favorita de New York, la que acompañaría con unos shorts negros y unas convers. Una vez vestida y peina de forma despreocupada, salí de mi habitación para bajar a la cocina, donde seguramente Carl aún me esperaba para desayunar.

-Carl haz el favor de empezar con tu desayuno, vas a llegar tarde a tu entrenamiento- dijo esa voz que me despertó hace menos de diez minutos.

-No, quiero que venga Ely.

-Ya estoy aquí pequeño, ¿Listo para desayunar? - Carl me lanzó una de sus miradas de resentimiento, pero a la vez tierna. Tan solo tenía ocho años y seguro que cuando sea más mayor cautivará a cualquier chica con sus ojos tono miel.

-Bueno chicos, tengo que marcharme a trabajar, nos vemos a la tarde ¿De acuerdo? - dijo mi padre dirigiéndose especialmente a Carl.

-De acuerdo Harry- le contestó desafiándole con la mirada.

-No te preocupes papá, todo estará bien -dije intentando tranquilizar el ambiente.

Mi padre me afirmo con sus ojos, y se marchó de la cocina. Carl y él no se llevaban muy bien desde que mis padres decidieron separarse hace un año, y constantemente estaban en un tira y afloja.

Mientras Carl desayunaba, me dispuse a preparme el desayuno. Hoy en especial me apetecía un café con tostadas, ya que estaba exhausta por la fiesta de anoche. Al quedar poco para el comienzo de la Universidad, todos estaban entusiasmados montando fiestas noche tras noche. Cosa que a mí no me entusiasmaba tanto. Pegando un sorbo al café negro que me encantaba, recibí un mensaje de Holly, mi mejor amiga desde la infancia.
Abrí el mensaje y al mismo tiempo comenzaba con mi tostada de mermelada.

"Ey nena, ¿qué tal esa resaca? Que gran fiesta la de anoche, hoy tenemos que ir a la de Louis."

No pude evitar sonreír, Holly estaba tremendamente loca, pretendía arrastrarme a otra de esas fiestas donde seguramente acabaríamos borrachas y haciendo tonterías. Pero no podía negarme, en dos semanas empezarían las clases y no iba a tener tiempo para fiestas, ya que tendría otras preocupaciones en mi vida.

Cuando deje a Carl en su entrenamiento de fútbol, el cual hasta que empezasen sus clases en unos días sería en horario de mañana, le contesté a Holly.

"Saldré contigo de nuevo esta noche, pero no quiero acabar ebria, sabes que no me entusiasma mucho estas salidas. Nos vemos a las siete en mi casa para arreglarnos."

Una vez ya en casa, subí a mi habitación y sin saber que hacer hasta las siete que llegase Holly, pensé en que sería buen plan seguir con mi serie. Dos capítulos después, escuché a alguien entrar en casa, me dirigí a las escaleras para asegurarme que era Carl con su amigo Jackson, el cual siempre venía los viernes como hoy a comer y pasar la tarde con mi hermano.
Baje a saludarles e invitarles a comer algo, mi estómago empezaba a gruñir de hambre.

-Hola chicos, ¿Qué tal el entrenamiento? - sonreí a ambos.

-Ely fue alucinante, el entrenador me dijo que si seguía así sería capitán para el próximo partido- me dijo Carl con una sonrisa radiante de oreja a oreja.

- Que bien pequeño, eso es estupendo-le sonreí a la vez que despeinaba su cabello rizado y rubio- Y tu Jackson, ¿Qué tal?

-Muy bien!, con ganas de jugar el próximo partido y por supuesto ganar- sonrió y codeo el brazo de mi hermano, para después reírse juntos ante el dulce pensamiento de una victoria.

-Pues habrá que coger fuerzas ¿No? Vamos a comer- dije por fin sintiendo como mi estómago volvía a rugir.

No se me daba muy bien la cocina, es más, se podría decir que, hasta mi hermano de ocho años, sabría hacer mucho mejor un filete a la parrilla. Pero ahí estaba yo, intentando sacar de aquella sartén algo comestible y decente que servir a los dos mocosos que jugaban en la mesa impacientes por comer.

Una hora después, y con el estómago lleno de lo que se podría decir que era un revuelto de verduras, mire el reloj de la pared de la cocina, y me percaté que marcaba las cinco de la tarde. Ya quedaba menos para ver a Holly gritando de entusiasmo por una nueva fiesta a la que le acompañaría, mientras seguramente me rebuscaba por el vestidor para elegirme mi vestimenta.
Me dirigí a mi habitación escaleras arriba, mientras observaba a Carl y Jackson ver una película en el salón de casa, aprovechando el tiempo juntos ya que pronto llegaría mi padre de su trabajo y llevaría a Jackson a su casa.

Una vez en mi habitación, encendí el ordenador, y puse la emisora de radio internacional, y me dirigí al cuarto de baño, para por fin darme una ducha y prepararme para la larga noche que me esperaba con Holly. Empezó a sonar 96 de Marlon, y con la canción formándose en mis labios empecé a evadirme de todo por unos minutos bajo el agua caliente.

Quizás media hora después, me envolví en la toalla y empecé a secar mi pelo castaño. El reloj marcaba las seis una vez que termine de ponerme algo para estar por casa, ya que en poco me vestiría para salir. Aprovechando el tiempo que me sobraba decidí darle un toque de color a mis uñas, y tras una larga decisión entre un verde limón y un burdeos, me decidí por el último. Me daba un toque maduro, a mi parecer.

Justamente cuando dabalos últimos retoques a mis uñas, escuche el timbre de la puerta de casa. Esaera Holly, ahí estaba mi amiga dispuesta a volverme loca una noche más.

Logan Clifford • EN LIBRERÍAS Y AMAZONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora