Me levanto por culpa del despertador y hoy no me aguanto, lo lanzo contra la pared rompiéndolo en pedazos. Mi madre me llama desde la cocina y yo bajo, como todos los días. Llego al bus y mis amigos están en el sitio de siempre. Los saludo como siempre y Sara me hace la pregunta de siempre, con lo que yo respondo lo de siempre y David me contesta con el sermón de siempre. Otro día igual y sin sorpresas.
Estoy en Física, a última hora, al acabar esta clase podré irme para mi casita a leer o ver la tele. Sólo cuando termine esta hora. Miro el reloj, 10 minutos y me podré marchar.
Observo el mundo de la gente sin instituto a través de la ventana, para ver si hace buen día para andar con mis amigos por ahí, cuando veo varias avionetas sobrevolando la ciudad. Se lo digo a David, que está sentado a mi lado, y él, al verlo, se sobresalta y llama a la profesora gritando.
—¡Señorita Carmen! ¡¡Señorita Carmen!!
—¿Qué pasa David? Me estás asustando con esos gritos.
—¡Mire por la ventana Señorita Carmen!
—¡Oh dios mío! Chicos, meteos debajo de vuestras mesas y no os mováis. ¡¡¡RÁPIDO!!!
Nosotros lo hacemos a todo correr, asustados por ver a la profesora tan alterada, suele ser de las profes más tranquilas. Justo cuando ella se metió debajo de su mesa, empezaron a sonar ruidos muy fuertes, el techo empezó a desprenderse y todos comenzamos a gritar.
—¡¡David!! ¡¿Qué está pasando?! —intento que se me escuche por encima del ruido que hay.
—¡¡Nos están bombardeando!!
—¡¿Por qué?!
—¡¡¡No lo sé!!!
Yo me asusto muchísimo, temiendo por mi vida, y agarro mi mano a la de David, para que me dé seguridad. Él está muy tenso, supongo que tiene mis mismas preocupaciones. Siguen cayendo bombas y el techo cada vez se desprende más. Veo como se cae una gran parte encima de donde se sienta Sara.
—¡¡¡SARA!!! ¡¡¡¡SARAAAA!!!!
Al ver que no me contesta, empiezo a llorar, no puede ser que haya muerto mi mejor amiga. ¿Qué hemos hecho nosotros para merecer esto? Los bombardeos empiezan a disminuir, pero no paran del todo. Miro hacia el techo y veo que en poco se desprenderá del todo. La profesora parece darse de cuenta también, porque se levanta y comienza a gritar para que nos levantemos y salgamos antes de que nos aplaste. Como a Sara.
Cuando conseguimos salir del instituto, los bombardeos ya han parado, pero la ciudad está completamente arrasada. Yo sigo agarrada a la mano de David y empiezo a preocuparme por lo que le haya pasado a mi madre. ¿Y si le ha ocurrido igual que a Sara? Comienzo a llorar de nuevo. ¿Por qué a nosotros? ¿Por qué?
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La vida de una adolescente cliché
Kurgu Olmayan~Ojalá mi vida hubiera sido un cliché...~ Sólo era una chica normal con una vida normal y monótona. Una chica que odiaba levantarse para ir al instituto, que aborrecía las clases, que tenía que aguantar a las imbéciles de turno; hasta ese fatídico y...