Tus besos

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La señora Lee le había entregado una versión bastante antigua de su libro preferido y como se lo había pedido, le iba a empezar a leer los fragmentos subrayados.

- ¿Pasa algo querido? – Le pregunto la Sra. Mientras él dejaba de lado la intromisión de la imagen de su libro en su cabeza.

- Amo este libro... voy a empezar a leer...

"Si perecieran todas las demás cosas pero quedara él, podría seguir viviendo. Si, en cambio, todo lo demás permaneciera y él fuera aniquilado, el mundo se me volvería totalmente extraño y no me parecería formar parte de él." – leyó el primer fragmento subrayado de Cumbres Borrascosas y se quedó en silencio por unos segundos.

Debatían sobre lo que él leía, y la anciana le contaba cómo, con los años, había ido cambiando su manera de interpretar las cosas que estaban en el libro.

- ¿Alguna vez te enamoraste? – se sorprendió al escuchar la pregunta y no encontró ningún motivo por el cual mentirle.

- Me enamoré, si... ¿puedo preguntar por usted? – la anciana le sonrió antes de contestar.

- Claramente, pero mi prioridad era escribir y, cuando me dí cuenta, los años habían pasado, haciendo que partiera antes que yo.

- Lo lamento.

- ¿Amas a Mark?

- Señora, usted hace que me sorprenda con cada pregunta que me hace. – la anciana empezó a reír y notó que rejuvenecía.

- Tengo buena vista, mi querido. Tu colgante esta por afuera de tu camisa. – al mirar a su pecho vio la cadena y la guardó debajo de su camisa cerrando algunos botones.

- Voy a seguir leyendo...

"Te consumes de amor, ¿verdad? No hay nada en el mundo igual a eso."

- Realmente lo amo. – le dijo al finalizar de leer la frase. – ¿me espera unos minutos, por favor?

Cerró la distancia de los dos, obligándolo a estar entre sus brazos sin dejarlo mover, y aunque su cerebro le estaba pidiendo a gritos que dejara de hacerlo, porque no estaba actuando correctamente, sus sentimientos no lo dejaban moverse ni siquiera un milímetro.

Sentía que Mark estaba correspondiendo su beso, y lo volvió un poco más delicado y afectivo, para tratar de transmitirle sus deseos más profundos cuando notó que el americano no se movía. Solo él lo estaba besando... solo él se había imaginado que estaba recibiendo cariño de parte de Mark; así que lo liberó y se quedó parado frente a él.

- ¿Terminaste? – Mark tenía las mejillas coloradas y por un momento pensó que también tenía los ojos llorosos.

- Mark?

- ¿AHORA QUE? - le grito el americano.

- ¿Todavía me amas? - Mark se dio vuelta para salir de la habitación sin darle una contestación.

- No sé por qué preguntás eso.

Junior estaba parado en la puerta y, aunque Mark salió tras él, nunca miró atrás. Lo vio cerrarle la puerta de la habitación de la Sra. Lee en la cara; y por un momento pensó que lo iba a golpear cuando pasó a su lado, pero ni siquiera lo miró y volvió a su trabajo.

Entro a la habitación de la Sra. Lee e hizo lo que mejor le salía, implantar una sonrisa en su cara y hacer como que todo estaba bien. Cuando le preguntó dónde había ido, le mintió diciéndole que al baño. La anciana estaba en la silla de ruedas. La llevó al lado de la ventana, arrimó su silla y tomó el libro de Cumbres Borrascosas sentándose al frente de ella.

Hidden letters (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora