■Regina■
-¿Es seguro?- Pregunté al verla extender la alfombra que quedó levitando a un metro del suelo.
-Es eficaz.- Se encogió de hombros y me tendió su mano. Vacilé unos segundos y tomé su mano, agarrando mi vestido y flexionando mis rodillas con tal de sentarme al más puro estilo sirena.
Me sentía abochornada. ¿Qué estaría pensando de mí? Seguramente le resulte una prepotente superficial. Pero no puedo sentarme de otra manera, estos vestidos son ajustadisimos.
Coloqué mi mano demasiado cerca de la suya, no me fijé en ello. Cuando fui consciente levanté la mirada, rezando por que ella no se hubiese dado cuenta, y me encontré con la suya. Rápidamente aparté la mano y me la llevé al cuello para disimular.-¿Seguro que esto es seguro?- Insistí.
-No te pasará nada, Regina. Te lo prometo.- Me transmitió una tranquilizadora sonrisa. -¿A dónde vamos?-
-Pues...no es un lugar concreto...- Traté de explicar. -Es mejor que te guie sobre la marcha.-
-Está bien...- Agarró el borde de la alfombra y una leve sacudida me llevó a agarrar su brazo con fuerza. Decidí que sería mejor no soltarlo, pero el bochorno fue demasiado como para mirarla a los ojos.
-Todo recto...- Murmuré.
Emma obedeció, y tuve la sensación de que íbamos a caer al vacío al saltar del balcón. Cerré los ojos y cogí aire de forma brusca, abrazándome con fuerza a su brazo con tal de no caer. Aquella cosa era muy inestable y por poco no suelto un grito. Esa mujer era un peligro conduciendo un coche, no quería ni imaginar lo que sería verla manejar una alfombra mágica.
-¿Regina?- Llamó mi atención. -Ya está. Ya puedes abrir los ojos...-
Le hice caso y me atreví a dejarme impresionar por el buen manejo que estaba resultando tener de este artefacto.
-Está anocheciendo...- Advirtió. -Ya casi no hay luz...-
-Si...-
-Será mejor que nos demos prisa...-
-Es justo lo que necesitamos.- Murmuré con la mirada fijada en el cielo y las nubes que lo cubrían. -Baja ahí.-
Guíe a Emma a través del bosque, más o menos a metro y medio sobre la tierra, pero la espesa niebla no nos permitía distinguirla. Poco a poco, esta fue minvando, y el bosque recuperó su magia. La niebla fue sustituida por pequeñas luciérnagas que marcaban el camino que debíamos seguir.
Su cara brillaba. Sus ojos verdes, que se habían fundido con el azul del riachuelo, reflejaban luces de ilusión. Nunca antes los había visto así.-Vaya...- Suspiró maravillada. -Este sitio es realmente mágico...-
-Lo es...- En ese momento, Emma fue consciente de que no se trataba de un sueño, de que yo estaba allí con ella, aferrada a su brazo cubierto por una tela antigua a lomos de una alfombra voladora. Volvió a mirarme, y se me cortó la respiración. Algo me decía que había llegado el momento, que no podía seguir ocultandolo, haciéndome la ciega, la sorda... Mi corazón latió a mil por segundo y sentí que se me iba a salir del pecho...
En ese momento, llegamos al estanque y ella desvió su mirada al cielo.
-¿Qué es lo que estamos buscando?-
Fingí elevar mi mirada al mismo lugar al que ella había dirigido la suya. Todavía sentía los latidos en mi cuello, tan potentes que a penas podía respirar. Cuando por fin volvió el oxígeno a mi cerebro, señalé al cielo en forma de respuesta.
-¿Qué es eso?- Preguntó boquiabierta cual niña pequeña.
-Reul Ghorm.- Contesté volviendo a admirar el brillo azul de sus ojos. -La Estrella Azul.-
En parte me alegré de no haber sido capaz, de que me interrumpiera. No habría podido desperdiciar esto. Ni siquiera éramos tan amigas antes de Nunca Jamás. Ahí algo cambió, algo que nos negamos a ver al volver de allí. Y era mejor dejarlo estar.
Pero yo sólo me sentía bien a su lado. Sólo sentía que merecía la pena cuando ella me miraba...-¿Y ahora qué?- Penetró en mis ojos con su mirada.
-¿Qué...- Reaccioné. -Si, tienes que llamarla.-
-¿Yo? ¿Por qué yo?-
-Pues porque tú posees magia luminosa. La más luminosa de todas.-
-Creí que esa era el Amor Verdadero.-
-¿Amor verdadero?- Reí. Entonces algo en mí hizo "crack". Dejé de ver a Emma, el brillo de sus ojos...Se esfumó mi sonrisa y de pronto me sentí vacía, tan vacía que tuve la sensación que mi alma abandonaba mi cuerpo a través de mis cicatrices. Me desangraba por ellas, perdía todo hasta quedarme sin aire. Fue más bien el recuerdo, un recuerdo que rodeaba mi cuello y me lanzaba al suelo, que se ponía de rodillas sobre mi esternón y que no me permitía llorar. -Eso no existe.-
La rubia bajó su mirada del cielo y la depositó en mí, pero yo ya la había apartado completamente avergonzada.
-Algunas personas lo tienen.- Forzó una media sonrisa. -Supongo que será cosa de saber buscarlo...-
Me mantuve recta y con la mirada gacha, sin mover un solo músculo. -No todos nacemos para ello.- Tragué saliva y apreté los dientes con fuerza. -Lo siento...-
La realidad es que estaba siendo dura. Estaba siendo dura y no sólo con Emma, sino conmigo misma. Pero es que ERA duro. Saber que no estás hecho para el amor, la calidez, el hogar...que todas esas cosas que hacen feliz a la gente te han sido negadas por nacimiento. Que te las han arrebatado.
Pero esta era mi vida. No había marcha atrás. Ni mientras dormía, jamás estaba alejada de mis demonios. Nunca me abandonarían. Las sombras eran las únicas que no abandonaban mi cuerpo, como si ya formasen parte de mí. Incluso mientras dormía, nunca sería libre.-¿Regina?- Llamó mi atención. En este tiempo que había estado ausente, Emma nos había elevado por encima de las esqueleticas copas de los pocos árboles que quedaban en pie. -¿Como llegamos a ella?-
-Usa tu magia.- Aconsejé.
-¿Cómo? ¿Cómo uso mi magia?- Frunció el ceño. -Nunca lo he hecho, no puedo... Tienes que hacerlo tú.-
Miré a Emma a los ojos unos segundos. Ella podía hacerlo, yo lo sabía. Tenía que ser ella. No quería que viera cuán oscura se había tornado mi alma.
Solté su brazo y me dejé caer hacia atrás.-¡Regina!-
Simplemente me dejé caer. Sentí el aire colandose entre mis dedos, acariciando mi pelo y refrescando mi cuello. Y por un momento, pensé que no iba a hacerlo.
Una leve sacudida detuvo mi caída y quedé suspendida en el aire. Levanté la cabeza y acabé tumbada boca arriba sobre una nube invisible de fuerza luminosa.Emma volvió a respirar al verme así. Su mano, extendida hacia mí, continuó en tensión y la alfombra descendió hasta que ella pudo agarrarme la mano y subirme de vuelta a sus brazos. Si, me abrazó. -No vuelvas a hacer algo así. ¿Entiendes?-
Yo respondí abrazandome igual de fuerte a ella. Asentí apretando los dientes por temor a emitir algún sonido que pudiera indicarle que yo también había sentido miedo. Había sentido miedo al verla tan asustada. Había sentido que mis latidos merecían la pena.
-De acuerdo...- Suspiró cuando me retiré. -¿Y ahora qué?-
-Ahora usa esa energía para comunicarte con ella.-
-Lo intentaré...- Sacudió los brazos y alzó la vista al cielo. -¿Hay algunas palabras que deba usar? Ya sabes, como "Bibidi Babidi Bu" o algo así...-
-No... Tú sólo hazlo.-
-¿El qué?-
-Pedirle un deseo.-
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Come Back To Me
Fanfiction(Segundo puesto, categoría fanfic, storytellingCON bcn) Emma y Regina lucharan codo con codo para conseguir que su hijo Henry recupere la memoria, mientras también tratan de encontrar el modo de volver a casa. (Mediados temporada 3)