Fly into tomorrow

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□Emma□

-No, Emma...- Retrocedió un par de pasos, colocando su brazo por delante como si intentara protegerse. -Por favor, no...-

-Tranquila, no voy a...- Sacudí la cabeza y me sentí horrible. Regina estaba respirando muy deprisa, con la vista clavada en mis piernas. -Regina, mirame... No soy como ellos.-

Ella se mordió los labios y frunció el ceño. -Ya lo sé... Tú te mereces algo mejor...-

-No quiero algo mejor, te quiero a ti...- Intenté pensar. Tenía que hacer algo. No quería perderla. -Regina, te juro que romperé ese hechizo y...-

-No hace falta que te esfuerces...- Levantó la mirada y cerró los ojos. -Tú solo...llevale la poción a Henry, que me recuerde y...ya veremos qué hacemos después...- Dijo caminando hacia su armarito.

-¿Qué no hace falta?- Fruncí el ceño. -Regina, le meteré un puñetazo en la cara al próximo que mire en tu dirección.-

-Emma, es inútil...- Caminó hacia mi con un frasco morado en sus manos. -Dale esto a Henry y...encontrad el modo de...yo qué sé...-

-Lo traeré aquí.-

-No le traigas aquí.-

-¿Por qué no? Estaremos juntos, los tres.-

-No es un lugar seguro. Jamás quise nada de esto para él...-

-Pues encontraré el modo de que puedas venir con nosotros.-

-¿A Nueva York?- Forzó una sonrisa. -¿Qué iba a hacer yo en Nueva York?-

-¿No vendrías?-

Ella suspiró, sacudiendo la cabeza. -Me iría a cualquier parte...-

No sé si se refería a que se iría a cualquier parte conmigo o con tal de salir de aquí. No se lo pregunté.

Asentí y me guardé el frasco. Le dije a Henry que volvería antes de comer, de modo que tenía que irme ya. No quería irme sin aclarar las cosas, pero Regina insistió en que me callara y fuera a por nuestro hijo, en que ella estaría bien...

-Bueno, pues...- Desplegué la alfombra y me giré hacia Regina. -Me voy...-

Ella asintió, apartando la mirada y con las manos sobre el abdomen, como si una parte de ella quisiera que me quedara. Pero ambas sabíamos que no podía hacerlo.

-Espérame, ¿vale?- Pedí. -Volveré y...lo arreglaremos...-

Volvió a asentir, esta vez de espaldas a mí, y no tuve más remedio que irme.

No me giré. Sabía que si la miraba no podía irme.

Llegué a casa y dejé las llaves en la mesita. Ya me arrepentia de haberme ido, de haberla dejado allí. Quería volver. Maldita sea, como quería volver...

Pasaron dos o tres días antes de que volvieran a llamarme del hospital y pude librarme de ellos. Volví a casa y esperé a que Henry volviera del colegio, estudiando con detenimiento el liquido morado. De repente tuve una sensación extraña, como si algo fuese mal.

-Ya estoy en casa...- Escuché a Henry en la entrada y me levanté del sofá. -¿Mamá? ¿Ocurre algo?-

-No...- Dudé. -Hijo...-

-¿Qué es eso que tienes ahí?- Señaló el frasco.

-Eh... ¿Recuerdas cuando estuvimos hablando acerca de ese libro?- Asintió frunciendo el ceño. -Pues...-

-Mamá, ¿ya estás otra vez?- Resopló y dejó su chaqueta en el sofá. -Esa gente no es real...-

-Henry, siéntate...- Pedí y él obedeció.

Come Back To MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora