Amanda Royals es una chica bastante fuera de lo normal, su vida ha sido un caos desde donde logra recordar, pero al mismo tiempo tuvo buena suerte en muchas oportunidades de su vida..
El ultimo recuerdo que permanece en su mente, el primer recuerdo de su infancia, es de cuando tenia 7 años de edad, su recuerdo se basaba en un dia gris con grandes nubes de tormenta formandose en cielo, ella estaba en la acera frente a un gran edificio, tenia frio, sus ropas estaban rotas y no recordaba absolutamente nada, ni donde vivia, ni como se llamaba o quienes eran sus padres, estaba desorientada y no sabia que hacer, se miro a si misma y no se reconocia, decidio caminar hacia ese gran edificio y al llegar toco lo apuerta, luego de unos cuantos minutos una mujer se asomo por ella, al ver a la niña esta se sorprendio y decidio ayudarla sin pensarlo dos veces, la hizo pasar, le dio comida y un abrigo, le sorprendia que una niña tan pequeña y en esos estados se presentara así.
La mujer comenzo a preguntarle cosas a la niña, de ¿Como te llamas? ¿Donde vives? ¿Quienes son tus padres? Pero ella contestaba a todas con un nose, estaba muy perdida y desorientada, una vez terminado el interrogatorio y sin poder descubrir nada sobre la niña la mujer decidio que se quedaria allí, despues de todo para algo estaban en un orfanato, para que los niños sin hogar puedan vivir alli hasta que encuentren uno o hasta que alguien los adopte.
-Que tal si te llamamos Juana -pregunto la mujer con una sonrisa. La niña solo nego- Y amanda te gusta? -volvio a preguntar la mujer. Esta vez la niña asintio con una sonrisa en su rostro.
-Si Amanda si, así me quiero llamar -la niña sonreia, era una hermosa sonrisa segun pensaba la mujer.
-Esta bien Amanda, ese sera tu nombre, yo me llamo Amarie y soy una de las mamas osa de este orfanato eres bienvenida a quedarte aqui hasta que te consigamos un mejor hogar -respondio la mujer, la niña corrio a sus brazos y la abrazo, se aferro a ella como si de ello dependiera su vida.
Amanda era la niña más extraña del orfanato, era extraña por su aspecto, era pequeña de estatura a comparación con los demas niños, sus ojos eran de un azul bastantate intenso, cuando los mirabas sentias como si estubieses mirando directo al mar, su sonrisa era la sonrisa de un angel, sonrisa que te transmitia paz, pero lo más extraño de toda su aparencia era su cabello, el cual llegaba casi hasta su cintura, era completamente lacio, sin una sola onda en el y era de color rosa, si como lo leen era ROSA. Nadie entedia porque lo llevaba de ese color y ella tampoco lo sabia.
Aunque a algunas personas, mas que algunas eran casi la mayoria, pensara que Amanda era extraña y rara, no podian dejar de admitir que la niña se comportaba como un sol, ayudaba en todo lo que podia y nunca se quejaba en lo absoluto.
Después de estar un año completo en aquel orfanato, Amanda habia tenido la gran suerte de que una familia la quisiera adoptar, la familia Royals para ser más exactos.
Una grandiosa familia que consistia en 3 personas John Royals y Anne Royals serian sus nuevos padres, la primera vez que vieron a Amanda se habian sorprendido por su aspecto pero una vez que la conocieron no lo dudaron,el cariño hacia la niña por parte de Anne no habia tardado en aparecer y después de convensar unos minutos con el señor Royals ya lo había convencido, una vez que terminaron el papeleo y de que Amanda se halla despedido de todos en el orfanato ya se dirijian al que seria su nuevo hogar, transcurrió un largo rato segun la pequeña hasta que llegaron a esta casa que ahora seria suya también, el soñor y señora Royals eran muy buenos con ella, eso le agradaba aunque todavia seguia bastante timida, una vez que frenaron el auto fuera de la casa la ayudaron con su bolso y a bajar de el.
Amanda al ver su hogar quedo impresionada, era la casa más hermosa que había visto, era grande como las casas que pasaban en las peliculas de la tele del orfanato, al entrar en ella esta era aun mas linda las paredes era de color crema, y con hermosos mubles en madera, estaba sumida en sus pensamientos cuando una voz la saco de su distracción por completo.
-Kyle, cariño baja ya -grito la señora Royals, y luego de unos segundos un niño no mucho mayor que ella bajo las escaleras dando pequeños saltitos- Kyle, cielo, ella es Amanda tu nueva hemanita -dijo Anne con una gran sonrisa, el niño, ahora llamado Kyle se acerco a ella y le dio una mirada de arriba abajo, luego sonrio y de sus labios se escucho una pequeña risita.
-Tienes el cabello rosa -dijo Kyle aun entre risitas- me gusta tener una hermana de cabello rosa, será divertido -volvio a decir y luego la abrazo.
Ahí es donde termina ese recuerdo, era un recuerdo hermoso segun Amanda, uno de los recuerdos mas lindo que poseia.
Su vida después de eso habia sido un poco complicada, no con su familia, a ellos los amaba, sus padres la cuidaban y mimaban mucho y Kyle la cuidaba y defendia siempre en la escuela, siempre estaba alli cuando alguien se burlaba de ella.
Y si que se burlaban, no tenia ni un solo amigo, todos en la escuela la tachaban de rara, algunos hasta le tenian miedo, es que una adolescente de cabellos y ojos como los suyos no eran normal apesar de que estos tenian un maravilloso color, nadie podia negar que la mirada que estos ofrecian era inquietante y aveces hasta te generaba un cierto temor.
Debido a las burlas que Amanda recibia la familia Royals habia decidido hace un año atras mudarse a Doncaster, esperando que alli su hija pudiera tener una vida mas facil y divertida de la que tenia.
Y habia sido una grandiosa idea, todo iba absolutamente bien, la nueva casa era igual de hermosa que la anterior, el vecindario era tranquilo, los vecinos al parecer eran muy buenos, tenian un hermoso parque a no mas de 5 calles de su casa, todo era perfecto, o mas bien lo habia sido hasta que comenzaron las clases en el instituto.
Ni bien Amanda puso un pie dentro de este ya la habian tachado de rara, anormal, fenomeno y muchas cosas mas, se habian burlado de ella como nunca antes, rumores se habian creado a una velocidad increible y no eran buenos y muchos menos amables, Kyle la habia defendido como siempre, pero solo era un adolescente mas, no podria defenderla por siempre, despues de unos cuantos meses, Amanda ya no les prestaba tanta atencion a las burlas, se limitaba a ignorar a las personas y prestar atención en clase, eso no significaba que estas no le dolian, muchas veces llegaba a su casa y se encerraba en su cuarto a llorar descosolamente o agarraba el piano y se desquitaba con el, el piano, la natación y dibujar eran sus grandes amores, realizarlos le daba paz.
Y se preguntaran porque no cambio su aspecto asi se calman las burlas... No es que no lo halla intentado, una vez intento pintarse el cabello de negro y la tintura no le duraba una hora cuando su cabello volvia a ser completamente rosa, también intento usar lentillas de otro color para que sus ojos no inquietaran tanto pero no se los podia poner porque lastimaban mucho su vista.
Así habia vivido lo que llevaba de vida, con 17 años de edad no tenia ni un solo amigo, era la rara en todos los lugares a lo que iba y no podia hacer nada para cambiarlo, sentia que su vida era un asco y no habia nada ni nadie quien la pudiera ayudar.
Sus dias eran siempre iguales, se levantaba temprano, se duchaba y bajaba a desyunar, luego iba caminando sola al instituto, al llegar entraba a clases, recibia sus burlas diarias, relizaba todas sus tareas y al terminar el periodo escolar se dirigia nuevamente caminando a casa, se dirigia a su cuarto, tocaba el piano o dibujaba o en caso de los viernes y sabados iba a natación. Sus rutinas eran lo unico que la mantenian aun de pie y su familia claro esta.
Así era la vida de Amanda Royals, una completa tortura la mayoria de las veces, pero estaba pronto a cambiar, se acercaba su cumpleaños numero 18 y muchos cambios la esperaban..
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Cariba.
FantasyLa vida de Amanda no es para nada normal, no recuerda nada antes de sus siete años, es adoptada, tiene un aspecto extraño pero cautivador, sufre de bullyng... Pero todo cambia cuando ella y su familia se mudan a Sydney Australia, comienza una vida n...