Fuera de lo normal

121 8 3
                                    

Otro día de instituto, otro día más en la vida de Amanda, se había despertado como siempre a las seis de la mañana, había tomado una ducha fría, arreglado su cabello, puesto el uniforme y desayunado, había tomado sus tres primeras clases del día y se había enfrentado a las burlas diarias en la cafetería, ahora se encontraba copiando los apuntes de química, intentando concentrarse en la clase de la señora Hocking y no en los absurdos papelitos envueltos en saliva y con palabras como "fenómeno", "puta", y "rara" que sus compañeros de clase les arrojaban desde la parte de atrás del salón, esto era cosa de todos los días y aunque dolía ya estaba más que acostumbrada.

El día siguió igual, nada distinto de normal, no hasta el final de las clases, cuando sus compañeros la tomaron por sorpresa a la salida del instituto, cuando le arrojaron una lata de pintura rosa en la cara y en su ropa tiñendola por completo, pero lo que más sorprendió fue cuando uno de ellos fue ha por su cabello, las tijeras que utilizó simplemente se rompieron, no dejaron ni una pequeña marca en el, los chicos y chicas que miraban el espectáculo estaban sorprendidos, Amanda solo miraba al piso, poco a poco una gran irá iba creciendo en su interior, irá acumulada durante años y años de soportar esta clase de abuso escolar. Y todo paso muy rápido, sus puños se cerraron con fuerza a los costados de su cuerpo, su cabello, como si una gran ráfaga de viento lo sopla sé comenzó a ondearse en el aire, levantó la mirada, y oh por dios sus ojos, sus ojos ofrecían la mirada más escalofriante que jamás hallán visto todos, sus ojos eran completamente azules, sin una pizca de blanco, solo azul. Y ella grito, grito con todas sus fuerzas, sacando toda esa irá y dolor que contenía dentro, dejándose llevar en su grito, un grito proveniente de otro mundo, un grito sobrenatural y tan agudo que hizo que todos los presentes se taparan los oídos pero sin éxito algunos pronto el agudo sonido hizo que todos se rotorciesen de dolor.

Cuando por fin se calmó, Amanda miro a su alrededor y encontró a todos en el piso, no entendía que había sucedido, pero no se quedó para averiguarlo, tomó su mochila de donde había caído y se dirigió a su casa.

Su madre al verla completamente rosa pego un grito de los buenos, corrió hacía ella llorando, sufriendo por ver como maltrataban a su hermosa hija, la ayudó a limpiarse y a calmarse, la metió a la cama y le cantó como cuando era pequeña para que se pudiera dormir y lo hizo.

Cuando Kyle al fin llegó de la escuela su madre lo interrogó como nunca pero el se había ido antes y no tenía idea de que había pasado, la cena la habían pasado prácticamente en silencio, cada pregunta que John o Anne hacían sólo habían sido contestadas con monosílabos por parte de los adolescentes.

-Mañana no tienes porque ir al instituto -soltó su padre con una débil sonrisa en los labios- puedes quedarte aquí si lo quieres.

-Gracias- fue todo lo dijo Amanda- creo lo haré, y allí murió devuelta la conversación de esta noche.

A la mañana siguiente antes de ir a trabajar, Anne se paso por el instituto de sus hijos para hablar con el director y exigir que castiguen a los alumnos que habían hecho eso a su hija.

El director, le informo que los alumnos que lo provocaron fueron suspendidos pero que Amanda había sido expulsada por haber enviado a 20 alumnos al hospital.

Su madre no entendía a que se refería hasta que el hombre le mostró el vídeo de vigilancia que había en los estacionamientos del recinto, donde se veía como la atacaban y lo que ella hizo después.

Anne ni siquiera entendía que era lo que acababa de ver, esa no parecía ser su pequeña Amanda.

Cariba.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora