En casa no te enamoras

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Ya había pasado una semana del día del auto cinema y ni Sajani ni Angelique habían aparecido, no es que me preocupara pero él no ver a la morena me inquietaba, además, había dado por hecho que con ese único día de conocer a la pelirroja yo iba a tener que soportarla día con día. — ¿Tan mala impresión le causé Pelusa? No, estoy seguro que no le caí mal... ¿Verdad? — La gata me miraba sin saber qué hacer, aunque... no es como si ella pudiera hacer algo, solamente era una gata; que por cierto en esa semana se había enfermado de algo y cuando la lleve al veterinario descubrí que era niña y no niño, me dio pereza pensar en otro nombre así que seguiría siendo Pelusa.

Al salir de clases vi a lo lejos una cabellera naranja enmarañada que sobresalía por encima del capote de un auto, entonces me acerque a ella y cuando volteó el rostro hacia mí me di cuenta que no era a quién yo estaba buscando — Ah, lo siento... —, ni siquiera su cabello era pelirrojo natural, se veía en su raíz. Seguí mi camino a mi casa, había pensado en pasar al auto cinema, sólo como curiosidad, tampoco es que estuviera desesperado por verla, pero no podía, como mi gata seguía con el estómago resentido y una sutura en la panza tenía que estar todo lo posible en casa para que ella no se quitara los puntos o le volviera a dar algún malestar. Así pues ya estaba en la esquina de la calle donde se ubicaba el complejo de apartamentos y yo seguía con el pendiente de "dónde estaban esas niñas".

- ¡James Deán! Que sorpresa encontrarte por aquí — Escuché por detrás de mí — ¿Vives por aquí?

- ¿Te interesa mucho?

- Algo, siempre me dejas curioso de ti — Arqueé una ceja, no iba a acompañado por nadie y el tono que usaba era diferente al que recordaba — ¿No quieres invitarme a pasar?

De alguna forma había acabado con el azabache en mi apartamento acariciándole la panza a la gata, en realidad me daba igual si le rascaba la panza pero Pelusa nunca había sido tan amigable con nadie, bueno, tampoco es como si alguien hubiera entrado al apartamento antes.

- Entonces ¿No vives en la residencia escolar?

- ¿Por qué habría de hacerlo?

- Porque te ves como del tipo de persona que no trabaja.

- No trabajo.

- ¿Y cómo pagas este apartamento? No creo que sea gratis, a no ser que tus padres te lo paguen.

- Mi padre murió en la guerra y mi mamá hace unos dos años — El muchacho tragó saliva, se jalo el cuello de la playera y tensó los hombros. Yo volví los ojos hacia él sin mover la cabeza —, no te preocupes, no me pesa hablar de ellos... Emm ¿Cómo te llamas?

- Kuroo Tetsuro

- ¿Eres japonés?

- Si ¿Por qué?

- No lo pareces.

- No parezco muchas cosas, tampoco parezco un chico que saca dieces en sus clases o se hace amigo de gatitos desamparados.

- ¿Eres de dieces?

- Nah — Ugh, del tipo bromista —, soy pésimo en mis materias, me cuesta trabajo pasar los exámenes, pero con mi carisma y belleza llegaré lejos — el peor tipo.

- Estoy bastante seguro que si estudias pasarías.

- ¿Tú estudias? Tú sí pareces del tipo que saca dieces.

- Yo saco dieces.

- ¿Entonces me ayudas a estudiar?

- Yo no estudio.

Flower BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora