Él

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Era el verano de 1967, año en el que Green Bay ganó el súper bowl y The Doors recién había debutado con un disco homónimo. Yo tenía veinte años, estudiaba Ingeniería en sistemas y vivía en un apartamento mediano con un gato de nombre Pelusa porque al parecer no se me ocurrió nada mejor y menos común que un nombre usado por años para referirse a los gatos en películas; era un gato siamés gordo y huevón al cual dejaba en un lugar, volvía, y estaba justo en la misma posición de horas antes, aunque dicen, claro, que las cosas se parecen a su dueño; aunque en mi parecer no soy nada así.

Era el primer año de la carrera, haber aprendido inglés me tomó más de lo que debería, pero para ese entonces sabía defenderme, al menos sabía preguntar dónde estaba el baño, de todas maneras seguía yendo a cursos ¿Uno podría aprender inglés en un sólo año? Estoy seguro que no, así que no me preocupaba mucho, quería hacerme creer que no era un estúpido para los idiomas.

Ya había conseguido el permiso como residente dentro de Canadá, al principio pensé en irme a los Estados Unidos porque la visa de mi madre era estadounidense, pero me sentí incómodo con la idea, quizá algo relacionado con el bombardeo a Hiroshima y Nagasaki, una clase de resentimiento que llevaba en la sangre o algo así, quizá. Entonces me decidí por Canadá, era un país tranquilo aparentemente y me ponían menos peros para obtener la visa, así que así fue; luego de la muerte de mi madre me dedique a buscar todo tipo de información sobre lo que necesitaba para irme allá, me metí a un sistema de bachillerato abierto para terminar el nivel medio superior en menos de un año y decidía que hacer con la casa de mi madre. En realidad no tenía muchas ganas de viajar, no me entusiasmaba la idea pero había sido deseo de mamá que me superara como persona, estudiar en el extranjero era el primer paso. Renté la casa luego de conseguir un lugar donde quedarme, me fui a Canadá, hice el examen a una universidad relativamente pequeña donde otorgaran becas especialmente a alumnos de otros países, Toronto fue la víctima de mi búsqueda; no tardaron en darme los resultados, la beca y el examen estaban aprobados. La beca cubría la colegiatura al cien por ciento así como el almuerzo en la cafetería, la única condición es que debía mantener un promedio de nueve para conservarla; no era algo que me preocupara pues no tenía nada con que distraerme, ni hobbies, ni amigos, ni siquiera familia.

Vivir solo era exactamente igual tanto en Canadá como en Japón, tenías que ir a comprar alimentos que fueran fáciles de preparar, productos de limpieza para el hogar e higiene personal, te preocupabas por mantener el lugar limpio y ordenado; la única diferencia era que los servicios básicos ya estaban incluidos en mi renta y no tenía que ir a pagarlos por separado, eso era bueno, menos trabajo. Cierto día un chico de cabellos negros y alborotados escuchó una plática que tenía con una compañera — ¿No conoces a James Deán? ¿Enserio? ¿Dónde has estado viviendo, debajo de una roca? — arqueé la ceja y solté un bufido de cansancio, me levanté de la mesa sin terminar mi comida y me fui a otro lado junto con mi compañera. La plática con ella era sobre el cine en general, en especial de Bollywood - cabe mencionar que ella era hindú y le emocionaba hablar conmigo sobre el cine japonés -.

- No sé nada de cine.

- ¡¿Qué?! ¿No sabes del cine de tu propio país? ¿Por qué?

- Nunca me interesó demasiado, sabes, cuando tienes a dos mujeres paranoicas en casa no te queda mucho tiempo para ver películas y eso.

- Mm ¿Luego me acompañaras a ver películas al auto cinema? — Por un momento me pareció que sus ojos se hicieron más grandes, como los de un cachorrito — Van a proyectar Rebel Without a Cause este viernes, con James Deán.

- ¿Y ese quién es?

Ahí fue donde entró aquel chico alto y se burló de mí falta de conocimiento. Esa simple pregunta cambió por completo mi vida y yo no lo sabía. Y recuerdo todo esto por el simple hecho de mencionar que yo no había tenido televisión nunca en mi vida, o una radio, simplemente me gustaba el silencio que una casa vacía te podía dar.

Flower BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora