Mis párpados se sentían muy pesados lo cual ya era normal en esta hora del día, mientras más observaba el reloj por encima de la pizarra más lento avanzaban sus manecillas, pero no podía evitarlo, preferiría observar cualquier cosa que no sea el profesor que estaba frente a mi explicando su clase de calculo. De vez en cuando trataba de prestarle atención a sus palabras pero después cuatro segundos, para mi, ya estaba diciendo: bla bla bla, bla bla... igual a blabla por blabla al cubo. Siempre era lo mismo para mi.
Una de mis muchas soluciones para distraerme en esa infernal clase era contar, al menos pensaba en números como debería, y si fuera clase de literatura repetiría el abecedario una y otra vez en mi mente."1796... 1797... 1798... 1799... 1800..." puse cara de pocos amigos cuando me di cuenta de que la clase aun no terminaba, segun mis "calculos" la clase terminaría en el 1800 pero hasta contar de uno en uno hacía mal, pues me había adelantado dos segundos.
Otro día de clases asqueroso terminado con éxito!
El día siguiente no fue muy diferente que digamos, mi reloj despertador sonó... lo pospuse para cinco minutos más... me duche, me aliste, desayune y me fui. Química, literatura, historia, calculo, arte... y calculo de nuevo...
Creí que sería otro día idéntico hasta que llegamos a la segunda hora de calculo. Misma escena: yo contando los segundos con la mirada clavada en el reloj, el profesor diciendo "bla bla", y mis malos cálculos, pero había algo que hacía que todo fuera diferente.
El subdirector entró al salón acompañado de un chico cabello castaño, mejor dicho un dorado algo opaco, parecieran delgados hilos hechos de oro, incluso creí que había sido creado por el mismísimo Rumpelstiltskin. Sus ojos eran verdes, su tez blanca, aunque no tanto, era el color exacto y perfecto de piel. Vestía una camiseta negra, con un pantalón de mezclilla azul, tenia pinta de que era una "diva", no tenía muchas razones para creer eso. Llevaba una gorra. Pero además de eso, había algo en aquel chico tan perfecto que no cuadraba con el resto de él. A pesar de que su pequeña sonrisa finge estar feliz, sus ojos estaban llenos de preocupación y cada segundo que pasaba ahí la preocupación aumentaba. Desde ese momento me dio mucha curiosidad por hablar con él, aunque obviamente en otro momento.
Quién diría que este misterioso chico cambiaría mi vida desde el momento en el que cruzó esa puerta.
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Los Secretos De Adam
RomanceY una vez más veo al chico de ojos color verde, cabello castaño, incluso podría decir rubio, entrar en esa puerta que tanto ansío saber lo que hay detrás de ella... ---------------- *Todos los derechos reservados *prohibida cualquier tipo de copia...