Maggie's Pov
— ¡Cassie, vayámonos ya! — grité hacia las escaleras tratando de hacer que mi hermanita bajara con su pulcro uniforme y su peinado inmaculado más rápido, la mansión a ésta hora me daba miedo.
Aún recordaba cuando yo usaba las mismas ropas que ella todos los días antes de irme a la preparatoria. Gracias a Dios en la universidad te dejan ser libre con tu manera de vestir o hubiera mandado por el caño la ropa.
El día de hoy no tocaba entrenamiento en el equipo de animadoras del que yo era co-capitana, hoy podía usar la ropa que me plazca. Llevaba un oberol corto de mezclilla negra con una camiseta de manga larga a rayas negras y blanco y unos converse negros. Cassie siempre dice que si alguna vez alguien me obligara a usar otro color que no fuera negro sería negro. Y tenía razón.
Caminé con miedo hacia la cocina en las penumbras de la casa y abrí el refrigerador sintiéndome aliviada de que tuviera luz e iluminara la soledad de la casa. Saqué del refrigerador un yogurt líquido listo para beber en el camino a la escuela de Cassandra. Cuando me dí la vuelta aún con la luz del refrigerador iluminando pegué un grito al ver que había alguien durmiendo en el sillón de nuestra sala.
La persona al oír mi grito cayó del sillón de espalda. Soltó un alarido de dolor cuando su espalda tronó y maldijo en voz baja.
Dejé de sentir miedo porque sabía quién era el dueño de esos quejidos.
— ¡Sebastián la próxima vez que te quedes a dormir en la casa te prometo que compraré un arma para usarla como tu despertador! —grité poniendo una mano en mi pecho tratando de calmar los latidos de mi corazón respirando con calma.
—Lo siento —dijo apenado mientras se levantaba del piso mi miraba el piso, no quería, no podía, mirarme a los ojos—, pero no tenía a dónde ir.
Oh, no.
Lo hizo otra vez.
— ¿¡Qué te hizo ese hijo de puta?! —gruñí tratando de controlar la creciente rabia que revolvía mi estómago.
—Nada. —respondió casi al instante en que acabé mi pregunta, sentí la vergüenza, el miedo y el pánico en su tono de voz.
Tomé su mentón para alzar su vista.
Tenía el labio reventado, el ojo morado, su ceja estaba cosida y cicatrizada y su nariz tenía un curita en el puente.
— ¡Hoy no va nadie a la escuela, voy a denunciar a ese malnacido! —dijé caminando con rapidez hacia la puerta y tomando mis llaves del tazón del buró en el recibidor. Sebastián corrió a mi lado y me percaté que Cassie estaba en el pie de las escaleras. — ¡¿Qué carajos te pasa, Cassandra?! ¡La próxima vez que lo ocultes así juro que ambos dormirán en el jardín!
— ¡No! —alegó Sebastián—. No culpes a Cassidie en ésto, la obligué a no decirte nada, —hizo una pausa miró el piso con resignación y volvió a mirarme—. Maggie, faltan seis meses para que sea mayor de edad y me largue de mi casa.
—No puedes dejar que tu padre te siga golpeando, Sebastián, está mal, yo...
—Lo he soportado diecisiete años... Puedo soportarlo seis meses más. —dijo cerrando sus ojos.
Nos quedamos un minuto mirándonos los tres en silencio.
—Está bien...—dije sin ocultar lo amargo en mi voz—, trépense al carro, los voy a llevar.
***
—Llega tarde señorita Tornakovitch.—me descubre Bryan, bueno, el Sr. Gungball.
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Mi Chica Rompe-Corazones
Teen FictionSEGUNDA PARTE DE MI CHICA DE INTER-CAMBIO _______ Harvy tiene el corazón roto. Maggie también. Harvy es obstinado. Maggie es terca. Él no sabe ni que hacer con un lápiz en la mano. Maggie es una artista de alma. Han pasado años desde que Harvy le...