Capítulo 9 - Tutora 2.0

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Maggie's Pov

Eran las nueve cincuenta y cinco de la mañana, Harvy tenía que estar por llegar. 

Había mandado a preparar todo en mi estudio, pinceles, acuarelas, oleos, lápices, caballetes, etc. todo para que Harvy le gustara trabajar conmigo. No sabía por qué, pero quería causar una buena impresión. Sabía por el momento que él aún guardaba sentimientos por alguien, una chica. Pero no sabía qué tan profundos eran por ésta cierta chica.

Por lo que había dicho el catedrático, y por lo que también deduje: él le había robado la novia a su mejor amigo.

— ¿Que el espíritu de Dalí va a venir para pintar contigo o qué? —preguntó con sisaña recargándose en el pilar de la entrada. 

—Voy a darle tutorías a un chico de mi carrera. —respondí, siguiendo con el acomodando los pinceles por clasificación. 

Escuché la risa seca y sarcástica que rara vez salía de mi hermana. 

—La última vez que dijiste eso terminaron follando en el comedor,—al parecer si nos había escuchado. Interesante—, tuve que saltar por la ventana de mi cuarto e ir a casa de Bash para no escuchar tus gemidos enloquecidos. 

—Ese chico era el jardín izquierdo del equipo de Baseball, era un pez gordo para humillar. —digo tomando una manzana del centro del comedor donde había un frutero de plata. 

—El pobre chico vino drogado y ebrio a la casa dos veces a pedirte que volvieras con él... —dijo con el tono de voz que siempre utilizaba Cassidie cuando intentaba hacerme entrar en razón por romper el corazón de los chicos. Por ser una perra. Una zorra 

—Debió pensarlo dos veces antes de colgar en internet esas fotos de esa animadora... —dije y consecutivamente volví a a morder la manzana. 

—Me preocupas, Margareth. No me gustaría saber que después de irme a la universidad tú serás una cuarentona que sigue rompiendo corazones. —se acercó a mí con sus manos extendidas para tocar mi rostro—. Quiero que tengas una boda, y quiero sobrinos. Recuerdas que cuando estabas en preparatoria siempre me hablabas de cómo usarías el vestido de mamá en tu boda, Maggie...

—En primer lugar cuando te gradúes de la universidad no estaré cuarentona —. Retiré sus manos de mis mejillas—. Segundo: lo que tu quieras me da igual y tercero: sabes que la Maggie que soñaba con casarse con el vestido de mamá ya no existe desde su baile de graduación. 

Ella iba a decirme algo pero en ese momento sonó el timbre.          

—Creo que mi visita llegó—dije con un tono autoritario. 

—Evitatelo, —dijo retrocediendo unos cuantos centímetros de mi rostro con temor y asco—. Yo abriré. 

Ella dio una vuelta sobre sus talones que movió su cabello rubio, sedoso y brillante tal cual una modelo de comercial de shampoo haría.

Siempre odié el hecho de que yo siempre fuera la oveja negra de la familia, literalmente. Mi madre era rubia y con un hermoso par de ojos azules, la perfecta mujer rusa alta y delgada. Mi padre era también muy guapo con cabello dorado como el sol y ojos color verde, pero la carga de los años y el exceso de comida chatarra hizo de las suyas, pero su cabello rubio seguía ahí. Y mi hermana, es una preciosa y delicada mezcla de ambos, ella tiene el cabello de mamá y los ojos de papá. 

¿De dónde saqué cabello negro? Dios sabrá. 

Cassidie llegó a la puerta blanca de vitrales y la abrió, en esta apareció en el umbral Harvy con una mochila vieja y usada color gris en el hombro, jeans deslavados y un jersey color azul marino. Cassidie sostuvo la puerta en su manos y dándome una mirada de enojo, volteó y lo miró a él. 

Mi Chica Rompe-CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora