Fue mucho rato después, acostada entre ellos desnuda y sudada, que se lo planteó una vez más.
—No puedes hacerlo otra vez, Zach.
Él le levantó la mano hacia su boca y le mordisqueó la palma. Al instante la pasión se propagó por su estómago y dijo con voz más firme:
—No vas a distraerme.
—Mentirosa.
Malditos sentidos lobunos. Ella podía oler su deseo creciente y, por supuesto, él también. Caleb permanecía quieto y en silencio, ella giró la cabeza para mirarle. Por su expresión, ella no tenía ni idea en qué estaba pensando, pero definitivamente estaba pensando.
—¿Qué?
Caleb se encogió de hombros.
—Ya he dicho que esto es entre vosotros.
Liza sonrió. Lo conocía mejor que nadie.
—Y te está matando permanecer al margen ¿no?
—Tal vez —curvando los labios en una provocadora media sonrisa—. Me gustaría hacer que lo dejaras. Me gustaría mantenerte cerca donde siempre pueda protegerte.
—Exactamente —añadió Zach, pero Caleb lo fulminó con la mirada y éste no continuó. ¿No era aquello interesante?
Él siguió antes de que ella pudiera protestar.
—Pero sé que eso te haría miserable y que puedes ocuparte de ti misma. —Extendió el brazo por encima de Liza y dio unos golpecitos en el pecho de Zach—. A diferencia de algunas personas.
Zach puso los ojos en blanco. Y así se sentía como una espectadora en un partido de tenis. Habría sido divertido si no estuvieran diseccionando su vida como si ella no estuviera allí.
—Bien. Liza puede valerse por sí misma. El hecho es que no tiene que hacerlo.
—Ella tiene que hacerlo. Eso es lo que ella es.
—Lo superará.
—No esperareis que ella, o yo en este caso, os haga cambiar quiénes sois para hacer vuestras vidas menos complicadas.
—Tú eres diferente —dijo Zach en tono críptico—. Y lo sabes.
—¡Ya basta! —se incorporó y los fulminó con la mirada primero a Caleb y luego a Zach—. No obtuvisteis un cachorrito dócil como compañera. Olvidadlo.
Aspiró una profunda bocanada de aire y se obligó a esperar unos segundos antes de decir algo que lamentaría más tarde.
—Caleb tiene razón. No te pediría que cambiaras. Necesito que me aceptes tal y como soy.
Que él no la quisiera tal como era dolía tanto como pensar que Caleb no la quería porque no podía cambiar.
—Gatita, no es eso —susurró, atrayéndola y envolviéndola con sus brazos—. Eres perfecta tal y como eres. No soportaría perderte.
—Y no confías en que me ocupe de mí misma.
—Confío en ti —dijo a regañadientes—. Es en todos los demás en quienes no confío.
Ella suspiró.
—Sabes, en serio puedo cuidar de mí misma.
Él demoró tanto que no esperaba que contestara.
—Lo sé. Pero si alguna vez dudas como hiciste hoy, te juro que te zurraré tu lindo trasero y no serás capaz de sentarte en dos semanas.
Deslizó las manos por su espalda hasta agarrarle y masajearle el trasero. Liza se rió. La amenaza no había tenido el efecto que él estaba buscando. Para ella sonaba más a promesa. Su gruñido en respuesta fue bajo y en absoluto amenazador.
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Luna Hechizada • ¡A la una...
WerewolfLiza es un Paladín, la tercera en poder en la manada Redhawke (Halcón Rojo). Mitad bruja, mitad mujer lobo, pero sin la capacidad de cambiar de forma, tiene una historia áspera con Caleb, el heredero del Alfa. En una noche explosiva, exploran el...