El general Cerebritius las llevó a un cuartel donde se encontraba el ejército de Coquinos. Algunos corrían, otros hacían pesas, otros estaban practicando combates cuerpo a cuerpo...El general abrió la puerta y las dijo – A partir de ahora esta será vuestra casa. – dio un portazo y se fue. Las niñas intentaron abrir la puerta para escaparse pero no pudieron. ¡Había que abrirla con un código de cuatro números! No tenían ni idea de cuál sería la combinación pero lo que sí sabían es que no iban a parar hasta averiguarla. No se iban a rendir porque no querían pasar el resto de su vida ahí encerradas. Tras horas y horas de probar diversas combinaciones, se les acercó un coquino – Niñas por mucho que intentéis, no lo vais a averiguar. Son muchos los posibles códigos. –
- ¿Y tú no nos podrías ayudar? – suplicó Sabrina
- ¿Yo? Sería incapaz de desobedecer a mi amo Coque. –
Los Coquinos parecían hipnotizados. Tomaban a Coque como si fuese un Dios. De repente, por un megáfono el general Cerebritius anunció –Por favor, que todo el ejército se reúna en las cocinas que vamos a entregaros la cena. – Para poder salir de aquella habitación, un coquino debía meter el código en la puerta. ¡Era la oportunidad de las niñas para ver cuál era y escaparse de ahí! El cabecilla del ejército "Zingarius" metió la combinación. Todo el ejército salió.
- ¡Chicas he podido ver la combinación! ¡Es 1-9-8-8! – exclamó Alison
- Muy bien. Pues ya sabéis, cuando terminemos de cenar y vayan todos a dormir, nos haremos las dormidas. A las tres de la mañana me pondré un despertador. Estará bajito para no despertar a los coquinos así que tendréis que estar muy atentas para escucharlo. Nos levantaremos, introduciremos la combinación y nos escaparemos de aquí. – dijo Irache
- Vale perfecto. – asintió Laura
Al terminar de cenar, todos los coquinos volvieron a la habitación a descansar. Parecían robots puesto que hacían todo lo que se les mandaba sin protestar y de manera muy coordinada. A las tres de la mañana, como era previsto, sonó el despertador. Irache al ponerlo en su teléfono móvil, fue la primera en levantarse. Despertó a las demás y las seis se dirigieron a la puerta. Mar introdujo el código y la puerta se abrió. – Bien – dijo. Salieron al pasillo y ahí tuvieron que tener mucho cuidado porque había dos coquinos vigilando.
- ¡No habíamos contado con la opción de que habría guardias vigilando! - se desesperó Sabrina
- Tranquila Sabrina. Lo importante es no hacer mucho ruido e irnos lo más rápido posible. – respondió Irache
Las niñas lograron no ser vistas por los coquinos y pudieron salir del cuartel. Pero ahora tenían que hacer lo más difícil. Al encontrarse el cuartel dentro del palacio real, tenían que salir al jardín real, y ahí debían encontrar la puerta por la que habían entrado anteriormente y conseguir salir a la calle. Lo malo fue que como era de noche, no lograban ver la puerta. Las niñas atravesaron todo el jardín. Era enorme y debían salir en breves momentos porque si no se haría de día y las pillaría Coque. Al final, Mar encontró la puerta.
- ¡Bien Mar! Ahora sólo tenemos que abrir la puerta y salir. – anunció Laura
Al intentar abrir la puerta, vieron que estaba cerrada. Necesitaban una llave y seguro que no les iba a ser fácil conseguirla. Las niñas se empezaron a desesperar. Se dieron cuenta que no les iba a dar tiempo escapar cuando de repente...escucharon unos resoplidos. Había alguien más con ellas en el jardín, pero ¿quién sería? Las niñas descartaron la posibilidad de que fuese un coquino porque ellos dormían en el cuartel. Tampoco podía ser un familiar de Coque porque el palacio contaba con más de cincuenta habitaciones. ¿Entonces quién podía ser? ¿Coque tenía un perro? Las niñas valientes decidieron ir al lugar del que procedían aquellos resoplidos. Al acercarse, vieron una casita de perro.
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La venganza de Coque
NouvellesSumérgete en esta intrépida aventura donde seis niñas serán secuestradas por el malvado Coque (rey de Galactium) que viene a la Tierra con el fin de destruirla. Las chicas harán todo lo posible por impedirlo y para ello deberán descubrir por qué Coq...