Capítulo 8: Los otros prisioneros

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Buscaron y buscaron por las habitaciones, pero no encontraron nada importante. Solo les faltaba mirar en el despacho de Coque. Entraron y estaba lleno de estanterías con muchos libros. También, había dos sillones y un escritorio. Sabrina se acercó al escritorio e intentó abrir los cajones de la mesa, pero... ¡No pudo! Se necesitaba llave.

- Chicas, creo que aquí van a estar todas las respuestas a nuestras preguntas. – dijo Sabrina señalando el cajón.

- ¡Ala que suerte! Ábrelo y veamos cuál es el misterio de Coque. –añadió Irache emocionada

- No puedo, se abre con una llave. – le respondió

Las seis intentaron forzar la cerradura a golpes porque, al ser ahora animales, los cuerpos de la mayoría de ellas, salvo el de Laura y Sarah, era más robusto y tenían más fuerza. A pesar de ello, no lo consiguieron. Decidieron probar con las tapas de los bolígrafos del escritorio, pero tampoco. De repente Mar se acordó de una cosa. – Chicas, al igual que las puertas tenían el mismo código de apertura, ¡tal vez la llave que colgaba del cuello de Velocirraptorix sirva también para este cajón! –

- ¡Es verdad Mar! ¡Bien pensado! Pero... ¿quién la tiene? – preguntó Laura

- ¿La tiene Alison no? Porque ella fue la que abrió la puerta. – contestó Sarah

- Sí, la tenía yo pero en mi bolsillo. ¡Ahora no tengo eso! ¡Solo tengo pelo por mi cuerpo! Soy una gacela ¿recordáis? – añadió Alison

Las chicas lo habían olvidado pero eran todas animales y una mochila. Ya no llevaban ropa.

- Oye pues que alguna vuelva al laboratorio, coja la llave del pantalón de Alison y vuelva. – sugirió Sabrina

- Alison ve tú. Es tu ropa o sea que tú más que nadie sabe dónde está. – propuso Laura

- Está bien, iré. – la respondió

Alison salió del despacho y pasados diez minutos volvió.

- Sí que has tardado en volver eh. – se quejó Mar

- Es que este palacio es enorme. Me había perdido. – dijo Alison riendo

- Bueno lo importante es que ya tenemos la llave así que probemos. – concluyó Irache

Mar, al ser una de las seis que tenía unas patas delanteras desarrolladas, le era fácil utilizarlas como si fuesen manos así que intentó abrir el cajón. Efectivamente, era la misma llave y consiguió abrirlo.

- Oye pues no es por nada pero ¿Coque es un poco tonto no? Porque tener una misma llave para todo... Cualquier coquino que lo averigüe puede robársela y utilizarla para abrir la caja fuerte del dinero y llevárselo todo. – supuso Sabrina

- Bueno, qué se le va a hacer, no pensará en eso el pobre. Es el líder y como ninguno se atreve a revelarse, nunca pasaría. – le comentó Laura

- Lo que importa ahora es que lo hemos abierto. Ya podemos mirar lo que tiene. – dijo Mar

Mar rebuscó y sacó unos documentos que estaban guardados en aquel cajón. Leyó el título – "Coque Neinberton"- Pasó la página y vio unas fotos de un niño moreno de ojos verdes de unos diez años de edad. De repente Coque entró en la habitación y pilló a las niñas cotilleando sus papeles.

- ¡¿Qué hacéis vosotras aquí?! – gritó Coque enfadado – Primero os negáis a cumplir mis órdenes, luego os intentáis escapar y ahora ¡esto!-

Sarah cogió las fotos que estaba mirando Mar y preguntó a Coque - ¿Este eres tú verdad? –

Coque se quedó paralizado. - ¿De dónde has sacado esa foto? - preguntó

La venganza de CoqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora