La venganza de Coque

Capítulo 11: Dr Macetocicus

No tardaron nada en llegar puesto que hicieron lo que les dijo Anastasia. Cerraron los ojos, pensaron en ir volando hasta aquella dirección y la capa los guió. ¡Llegaron en tan sólo veinte segundos! – Que pasada chicos. – comentó Caridade. La calle era muy oscura y parecía deshabitada. El número de la casa era el 33 y anduvieron hasta localizarlo. En la puerta ponía "Dr Macetocicus" Serna llamó a la puerta. - ¿Quiénes sois? – dijo una voz de dentro.

- Hola, nos manda la señorita Anastasia Trinlly. – contestó

- ¡Anastasia! Entonces pasen. - La puerta se abrió y los niños se quedaron sorprendidos al ver quién estaba hablando. Sabían que estaban en otra galaxia y los habitantes eran muy raros pero esto era fuera de lo común. ¡Era una planta! ¡Una planta en una maceta con un sombrero de agente secreto! – Hola, soy Planti el Macetocicus. ¿En qué os puedo ayudar? – Los niños estaban en shock.

- ¡Esa planta acaba de hablar! – gritó Irache

- Sí ¿Qué pasa? – respondió

- Pues que es imposible. ¡Las plantas no hablan! Están quietas y decoran las casas y jardines nada más. – añadió Sabrina

- No es por nada pero creo que no sois los más indicados para hablar. Si me lo hubiese dicho el gnomo pues bueno pero el resto... ¡Sois animales que hablan! Eso también es raro. Además, ¡vais vestidos de superhéroes! ¡No es carnaval ni Halloween ni ninguna fiesta de disfraces! – replicó Planti

- Bueno, ahí usted tiene razón. Pero nosotros en un principio éramos humanos. Nos convirtió el malvado rey Coque y por ello queremos vengarnos. Venimos aquí en busca de poderes mágicos para poder enfrentarnos a él y derrotarle. – dijo Mike

- Anastasia nos dijo que usted era un buen científico y que podría darnos poderes. – añadió Laura

- Ay Anastasia que bien habla de mí. Éramos muy amigos en el colegio. ¡Qué pena que cuando se acabó no la volví a ver! ¿Vosotros me daríais su teléfono? –

- No lo tenemos. Pero podemos darte información de ella si quieres. – sugirió Nico

- Sí. Así podremos quedar todos los antiguos alumnos sería gracioso ¿no creéis? – le contestó

- Pues, sabemos que ahora es modista. El teléfono lo tiene el recepcionista del hotel Coquerius. Puedes pasarte por ahí y pedírselo. Se llama Ernestius. – dijo Alison

- ¿Ernestius? ¿Se siguen hablando? Yo creía que, tras su ruptura, Anastasia le dejó bien claro que no quería saber más de él. – dudó Planti

- Sí, desde entonces no le habló más. Hoy la llamó para que nos hiciese estos disfraces. El rey Coque nos quiere muertos entonces necesitamos camuflaje. Y, ya que somos superhéroes, necesitamos poderes como ya te hemos dicho. - concluyó Óscar

- ¿Podrías darnos? – preguntó Mar

-¡Claro! Me dedico a hacer experimentos. Soy como un mago. Puedo conseguir todo lo que quiera si mezclo bien las sustancias químicas. – dijo Planti

El señor Macetocicus, le entregó a cada uno una olla. Comenzó a verter diferentes compuestos químicos mientras recitaba el siguiente poema:

"Sí poderes queréis tener,

no tendréis otra opción que beber,

lo que en estas ollas encontréis.

Unos cuantos compuestos mezclaré,

y a todos os beneficiaré.

Super fuerza quizás,

para el mono de ahí detrás.

La velocidad para la gacela,

que corra y corra sin que le duela.

El gnomo tendrá la capacidad de transformarse,

para así del enemigo vengarse.

Invisibilidad a la mochila,

para que espíe de forma tranquila.

La cobaya soplará,

y un tornado desencadenará.

Bombas de sueño para el oso,

y que todo el mundo se vuelva perezoso.

El burro tendrá un grito supersónico,

con el que todos se quedarán atónitos.

Radiactividad para el ratón,

que se convertirá en un pequeño matón.

La marmota el tiempo parará,

y todos se detendrán.

Para animar más el juego,

el lagarto emitirá fuego.

Visión rayos X al mapache,

y así esquivará cualquier bache.

Por último el pulpo de elasticidad dispondrá,

Y con ella al malo logrará atrapar y derrotar."

Los doce se las bebieron y esos poderes adquirieron.

- ¡Como mola! ¡Puedo ser invisible! – exclamó Sarah

- ¡Y yo puedo emitir fuego! – añadió Caridade

- Todos tenemos los poderes que nos ha asignado Planti en el poema que recitaba. ¡Yo puedo transformarme en cualquiera! – dijo Sancho ¡Él se había convertido en Planti!

Los niños después de estar unas horas probando y viendo cómo controlar sus poderes, decidieron ir al palacio de Coque a derrotarle. Ya se veían con fuerzas. ¡Eran verdaderos superhéroes! Con uniforme y poderes. Estaban alucinando de lo que eran capaces de hacer cada uno. Nunca pensaron que serían héroes. Pero hoy había llegado su día. Debían usarlos para el bien y acabar con aquel horrible monstruo.