La Aureola De La Desgracia

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Ergió de las cenizas con las lágrimas secas y alzó la mirada a la bóveda celeste en un día de verano de mil tormentas . Quedó ante la ruina de un hombre , un espectador de su propia vida , un cacho de carné llevado por el diablo viejo de su espejo . Encerrado en su habitación , con la música tan alta que nadie pueda escuchar sus lamentos más plúmbeos   . Buscó un lugar donde esconderse , qué pasaría si estuviese lejos de casa , te escucharía llamar y si el cielo se derrumbase no hay nada en este mundo que no haría por ti . Permaneció bajo el árbol donde nunca creció el césped , donde marcharon los hijos de la patria , a las armas ciudadanos ! Se escucharon en los campos bramidos a aquellos soldados que ahogaron sus almas en las lágrimas de los caídos . Encontraron una razón para silenciar su locura , para olvidar la eternidad de la ausencia , para converger en la soledad de la vacía cordura . Murieron para encontrar en la muerte el beso que nunca se les fue otorgado , un beso para sellar su silencio y abrirse paso bajo las barras y las estrellas.
Llegaste a apagar el fuego que a veces era propio y quitándome así el polvo ajeno que rodeaba mi corazón . Te pude ver a la vuelta de la esquina , atrapada en el abrasador esplendor . Ten piedad de mi alma , corrupta por un espíritu errático . Escucha a los enfermos y a los que sufren porque por cada tirano , una lágrima por el indefenso . Me encontraste roto en un frasco de cenizas apunto de ponerme en pie para morir pero envolviste mi corazón con una venda de oro y mis brazos vacíos quedaron abiertos . Dejé de vomitar esquiarlas de sangre y alcé las alas al viento dejándoselas a tus besos.

La venganza de CoqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora