PENÚLTIMO CAPÍTULO!!
Una vez en el aseo de las chicas, Harry se colocó la capa y salieron al pasillo. Pensó en llevarlo a la sala de los Menesteres, pero desechó la idea pues no sabía si los profesores habían logrado extinguir aquel fuego que contaba de vida y que casi los mató a él, Hermione y Ron.
Anduvieron sin rumbo entre susurros, entre empujones juguetones con los que pretendían sentir un poco del cuerpo contrario. Sin darse cuenta del tiempo que permanecieron en La Cámara de los Secretos, se les había echado la noche encima, los pasillos eran iluminados por las antorchas y los cánticos en el Gran Comedor se habían extinguido. ¿Cuánto tiempo habían estado en las entrañas de Hogwarts? Ni querían saberlo ni les importaba. Doblaron esquinas, siguieron recorriendo pasillos desiertos, se introdujeron en las aulas vacías donde Harry le explicó a Tom la clase que se impartía y quién la impartía. De vez en cuando compartían algún que otro beso, mas bien se lo robaban uno a otro; cuando Tom no acorralaba a Harry contra la pared y le arrebataba la capa para dejar un casto beso en sus labios era Harry quien lo empujaba dentro de un aula, o contra una esquina fuera de la vista... y se destapaba la cabeza para así poder besar los labios de Tom, tras lo que rápidamente volvía a cubrirse y seguían su camino sonriendo tontamente.
Puede que fuera el lugar, pues Hogwarts fue el refugio de muchas otras parejas que descubrieron la sensualidad a escondidas, y ahora les servía a ellos de precedente y los incitaba a seguir los pasos de esos traviesos jóvenes que desfogaron sus cuerpos.
Estaban tan sumidos en sus juegos que no se dieron cuenta de los pasos que se acercaban a ellos.
Slughorn volvía de despedirse con los otros docentes, que después de la cena en el Gran Comedor con los pocos alumnos que habían decidido pasar las fiestas en el colegio habían decidido quedarse un poco más y sacar unas botellas de hidromiel. Incluso a McGonagall le costó negarse. Entre el jolgorio, la alegría de la Navidad, las pequeñas hadas que danzaban alrededor de los árboles bellamente adornados y que Hagrid, incitado por todo ello había traído vasos del tamaño de barriles, el anciano profesor de pociones juraría que hasta se bebió el agua de un florero. En definitiva, todos los profesores habían salido bastante borrachos de la situación y algunos – como es el caso de Slughorn – no sabían encontrar su despacho y deambulaban sin rumbo definido, a paso tambaleante y en ocasiones viendo doble.
El hombre cruzó una esquina totalmente convencido de que por fin, después de un buen rato, había encontrado el camino. Oyó voces provenientes de un pasillo que cruzaba por el que él andaba en ese momento, por lo que se enderezó y se peinó el bigote para que los posibles alumnos que en ese momento seguían la fiesta por su cuenta no se percataran de su estado de ebriedad. Tambaleante y acalorado a causa del alcohol siguió andando, cada vez oyendo las voces mas audibles hasta que llegó a la esquina y se encontró con un solo muchacho; un muchacho que nada más verlo abrió desorbitadamente los ojos.
Harry y Tom se detuvieron en el acto frente a Slughorn con un nudo en la garganta. El hombre entrecerró los ojos y se inclinó hacía Tom, como si no lo pudiera ver bien. Desprendía un fuerte olor a alcohol...
- ¡Ah! – exclamó de pronto echándose atrás de nuevo con una sonrisa dibujada en sus labios coronados por el bigote – Buenas noches, Tom – le deseó al estupefacto muchacho. Seguidamente se giró para seguir su camino, alejándose unos metros del invisible Harry y de Tom, pero se detuvo de nuevo, confuso, cayendo en la cuenta de a quién acababa de ver – Espera... – dijo de espaldas a ellos.
La mente de Harry se quedó totalmente en blanco y su cuerpo actuó por sí solo; se quitó la capa de encima, empujó a Tom contra la pared y, con manos temblorosas, lo cubrió lo mejor que pudo en ese margen de tiempo en el que Slughorn, jadeante, sudoroso y aterrorizado por haber visto frente a sí al mismísimo Tom Sorvolo Ryddle (al que hacía cincuenta y seis años atrás había dado clase de pociones y acogido en su club de eminencias, revelado incluso la manera de separar su alma para crear los horrorosos Horrocruxes que le otorgaron la inmortalidad), se giraba lentamente mientras sacaba su varita dispuesto a atacar si era necesario.
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Una oportunidad para Tom
FanfictionVoldemort murió aquel tres de mayo a manos de Harry Potter, o aparentemente así fue. Pero, ¿qué pasaría si no hubiera sido así? ¿Qué pasaría si realmente, lo que hubiera permanecido muerto el mago tenebroso mas grande de todos los tiempos hubieran s...