Obliviate por compasión

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En este capítulo vamos a ver una parte muy desconocida (y "tierna") de Voldemort :3


La luna asomaba entre un cúmulo de nubes que gentilmente le había abierto camino para que bañara con su luz los amplios espacios de Hogwarts. Ya no quedaban vestigios de la calidez del sol, pues éste finalmente se había marchado para cederle su lugar a la noche y al frío que la acompañaba. Desde la almena, Tom dejaba que la brisa gélida despeinara su cabello y meciera los pliegues de su túnica. Hacía demasiado frío, temblaba levemente y los dientes le castañeaban, pero había querido quedarse un rato más en ese lugar. Al irse, Myrtle había dejado tras de sí calma, una paz que impregnaba la torturada alma de Tom. No se sentía así desde que besó a Harry, pero el día que recordó que fue Voldemort asumió que el chico no podía ser para él. No debía, por mucho que quisiera, que deseara... Por mucho que Harry le dijera que Voldemort había muerto y que él era simplemente Tom, él no lo aceptaba. Pero no quería apartarse de Harry porque... ¿Por qué? Lo hacía feliz, estar con él lo hacía infinitamente feliz.

"Que egoísta" – se dijo.

Pero era cierto, era una realidad, no concebía vida sin Harry, sin... sus ojos, porque... le encantaba el brillo de sus ojos, cómo se contraían sus pupilas al reír, y le fascinaba el sonido de su risa, le gustaba el modo en que fruncía los labios cuando algo lo molestaba, la adorable manera en que hinchaba los mofletes cuando se concentraba... Tantos detalles que adoraba, tantos detalles sin los que le era imposible vivir. Sólo quería estar con él aunque fuese desde una distancia prudencial en la que no hacerle daño por el permanente recordatorio que representaba de tiempos desagradables. Deseaba que todo hubiese sido distinto, haber conocido a Harry en otras circunstancias, siendo otra persona que sí lo mereciera. Su amistad, su cariño, su... su amor. Sí, eso era, amor. Todos esos sentimientos, todas esas emociones... incluso reacciones físicas jamás vividas. Se había enamorado profundamente de Harry Potter. Incluso antes de despertar ya estaba enamorado, desde el momento en que Mérope le mostró esos ojos verdes que tan bien conocía desde hace años se enamoró de ellos, a primera vista, desde el primer vistazo, con el primer parpadeo. ¡Despertó porque quería verlos! y cuando los tuvo delante casi no pudo creerlo, su corazón se disparó dentro de su pecho, tembló de emoción bajo el peso de Harry, ni siquiera fue consciente de las intenciones de éste hasta que tuvo la varita frente a sus narices.

Que diferentes habían resultado ser las cosas desde ese 30 de octubre. Voldemort enamorado de su eterno enemigo, Harry Potter. Amar a Harry era un pecado para Tom y... ¿acaso él se merecía ser amado?

Reflexionó sobre ello, también sobre las palabras de Dumbledore porque, evidentemente, se refería a Harry cuando se las dijo. Pero amar a Harry era algo que no podía permitirse por mucho que su corazón se estremeciera por el chico, por mucho que su mente divagara con la posibilidad remota de un romance y sentimientos correspondidos, de besos robados y caricias compartidas, de susurros en la intimidad de la alcoba, del calor del cuerpo contrario bajo las sábanas. 

Cerró los ojos pensando en todo eso que le estaba prohibido porque él mismo se lo negaba, pero al mismo tiempo fantaseaba con la posibilidad de una oportunidad junto a Harry.

Ahora que sabía quién había sido no podía permitirse el lujo de seguir siendo el mismo, debía poner un límite entre él y Harry, por su bien y por el del anteriormente nombrado. Cuanto menos notase su presencia mejor, no quería seguir causándole problemas.

Se bajó de un salto de la almena y descendió por las escaleras preguntándose en qué lugar lo estaría esperando Harry bajo la capa, sin duda no iba a ser fácil encontrarlo, puede incluso que fuese Harry quien lo encontrase a él. Eso sería más fácil. Al llegar abajo se encontró con la sorpresa de ver a Harry de espaldas a él, despojado de la capa y en medio del pasillo con la vista alzada a las paredes.

Una oportunidad para TomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora