12. VAMOS MUÑECA, AGÁRRATE

2 0 0
                                    



Iker se acerca a mí y me limpia las lágrimas mientras me pregunta:

-¿Estás bien?

-Me quiero ir a casa.

-Vamos.-Hace un gesto con la cabeza a Marc y él ya ha entendido lo que debe hacer.

Iker me guia abrazándome por los hombros hasta su moto. Su moto la reconocería entre un millón, solo por el sonido, es negra con letras rojas y me sé hasta la matrícula de memoria. Yo me quedo mirándolo bastante seria y confundida, nunca he ido en moto y me da miedo, y sé que no deja subir a mucha gente a su moto, solo a los más íntimos, Vane me contó que le pidió que le diera una vuelta y se burló de ella. Me suelta, se acerca a la moto y saca dos cascos, el suyo también lo reconozco está decorado con llamar rojas, amarillas y naranjas y el otro es de todos los colores, bastante llamativo, me lo da y yo no puedo evitar reirme.

-Sé que no es de tu estilo pero no voy a comprarte un casco hasta que seas mi novia oficialmente.

-Por hoy ya han sido bastantes emociones...no sé si es buena idea...me da un poco de respeto-señalo a la moto.

-Bueno, los demás ya se han marchado, o vuelves conmigo o tendrás que pedir un taxi.-¿Me dejaría aqui tirada? Miro al suelo, casi me pongo a llorar. No tengo ganas ni fuerzas para atacar.

-Súbete, confia en mí, no te pasará nada, pero si no quieres, llamaré a Marc para que te lleve en su coche, no estás obligada. Aunque tienes que saber que hay un millón de chicas que matarían por el placer de que las llevara.-le doy un tortazo sin fuerzas en la mejilla que no hace ni ruido.

-Está bien, me sacrificaré por ellas.

Y me pongo el casco torpemente, en mi vida me he puesto uno y tengo que mirar que parte va delante y que parte va detrás. Nos subimos me agarro a su cintura y me siento segura, cuando arranca, antes de movernos se gira y me guiña el ojo:

-Vamos muñeca, ágarrate.

Yo niego con la cabeza.

-Estás muy loco. Más te vale que me guste.

-Ja! Te encantará, vendrás a pedirme de rodillas, que lo repitamos.

No estoy muy convencida que lleve razón pero le bajo la visera de la moto animándolo a que salga ya. Cuanto antes empecemos antes acabamos. Y sale despacio del parking, entramos en la carretera y va conduciendo lento. Me pregunta si me gusta y si voy bien y la verdad es que me siento cómoda y cuando llegamos a una recta bastante larga acelera y yo me tengo que agarrar más fuerte para no caerme para atrás. Cierro los ojos y me protejo con su espalda pensando que me va a dar miedo, pero cuando pasamos la primera curva, me da un subidón de adrenalina que está muy lejos de ser desagradable, no no es angustioso, es increible, quiero repetirlo, me animo a mirar por encima de su hombro y veo que me mira por el espejo retrovisor, nos brillan los ojos, lo estamos pasando bien. Se le ve contento y lo que más me sorprende es que a mí también se me ve disfrutar. Ya no baja el ritmo hasta que llegamos a nuestra calle. Pasa de largo por mi casa y deja su moto aparcada en la puerta de su casa. Espera a que yo me baje y después se baja él. Se levanta el casco sin quitárselo del todo, lo he visto millones de veces paseando así como si fuera una gorra, y me mira:

-Te acompaño andando, así tus padres no nos verán. ¿Quieres?

-Claro.-que pregunta más estúpida.

Me acompaña a casa mientras paseamos y bromeamos. Me coge de la mano y yo pienso que parecemos una pareja normal, me gustaría decirle que quiero definir la situación, todo lo que ha dicho Davinia me ha dejado preocupada pero no me atrevo. Él debe notar que algo me pasa porque antes de que veamos mi casa me dice:

-¿Quieres hablar de lo que ha pasado con Davinia? Ya sabes de su ataque de locura y de celos. 

PARECE QUE VA A LLOVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora