Cámara.

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 Por fin amanece, pasé casi toda la noche recostada en la cama organizando todo mentalmente. No dormí mucho, pero tampoco me hace falta.

 Son las 06:40 Am. Me levanto de mi cama rumbo a la cocina, para preparar algo como desayuno.
Hoy es el día en que salgo de mi rutina diaria para hacer algo un poco diferente. 

 Soy fotógrafa profesional, viajo bastante de un lado a otro para fotografiar paisajes, animales, plantas, la naturaleza en general.

 Siempre, en mis viajes, me quedo unas noches en los hoteles que la empresa para la que trabajo me paga, pero esta vez, ya que debía ir a hacer lo mio en un bosque que conocía, preferí acampar. 

 Desde pequeña que siempre quise hacerlo, pero como mi padre falleció cuando era pequeña y mi madre tiene algún tipo de miedo irracional a los bosques, nunca lo hice. Ahora es mi oportunidad.

 Vivo lejos de mi hogar natal, donde vive mi madre, y da la casualidad de que aquel bosque que voy a visitar, se encuentra en esa misma ciudad. Por lo que pasé la noche en mi vieja casa junto a mi única familiar, después de tanto tiempo.

 Pasé una mañana agradable con mi madre, aun con su edad (rodeando los sesenta años) es una mujer super divertida y agradable, se la pasa haciendo chistes con todo, y tiene un humor bastante negro.

 No le había dicho nada de que iría a trabajar al bosque, ni tenía planeado hacerlo, pero en un descuido revelé sin querer mi lugar de destino.

 No quería decir nada porque sabía que mi querida madre estaría totalmente en contra, e insistiría en que no vaya.

 Nunca voy a entender a que se debe su miedo sin sentido a ese lugar en concreto.
Como era de esperarse, comenzamos a discutir, ya que ella no quería que fuera por nada del mundo. Le pedí explicaciones al respecto, pero ella solamente insistía en que no vaya.
Perdón madre, pero trabajo es trabajo.

 Dejé de hablar al respecto, tomé mi mochila, junto con el resto de todas mis cosas, y me fui, avisando a aquella mujer que volvería en dos días a pasar una noche más antes de volver a irme.

 Me di media vuelta, alejándome mientras ella lloraba sin ninguna razón. Tengo treinta años, puedo cuidarme de un par de ardillas y algún ciervo.

 Luego de un pequeño viaje llegué a aquel lugar, no había absolutamente nadie, gobernaba una paz totalmente hermosa, algo vivido pocas veces antes.

 Caminé un buen rato, adentrándome entre los árboles, buscando el mejor lugar para colocar la carpa o tienda. Encontré un lugar perfecto, subiendo una pequeña colina. Una vista maravillosa e inspiradora.

 Me dispuse a armar mi refugio temporal. Hoy solo voy a inspeccionar un poco el área y ya mañana a primera hora, a trabajar.

 Terminé con la carpa y me puse a caminar. Faltaba poco para el anochecer, así que solo iba a dar un recorrido rápido para ver que había por las cercanías.

 Es un lugar hermoso, con unas vistas magnificas. Voy a lograr obtener unas excelentes imágenes. 

 La noche se acercaba, volví a mi lugar de descanso y me encerré dentro. La temperatura disminuyó demasiado, así que aunque quería dormir con la cabeza fuera para ver el cielo, esto no va a ser posible. Me congelaría.

 Llegó la hora de descansar, dormir para en la mañana aprovechar al máximo la luz del sol.
Abrí los ojos, lograba escuchar a los pájaros cantando por todos lados, que bonita manera de iniciar el día. 

 El cierre de la carpa estaba un poco abierto, de seguro lo patee mientras dormía.
¿La cámara? Por favor no digas que perdí la cámara por el amor de Dios...
Salí de la carpa, quizá la había sacado fuera y no lo recordaba.

 Efectivamente, estaba fuera, colgada en una rama de un árbol junto a mi. ¿En que momento la colgué aquí?. Estoy segura de que no la saqué en todo el día... Bueno, no importa realmente.
La colgué en mi cuello y comencé a caminar por todo el bosque, hasta encontrar un lugar perfecto para comenzar con las fotografías.

 Coloqué el trípode cuidadosamente, observando que no se caiga al estar sobre tierra y hojas. Encendí la cámara para ponerla en su sitio, pero noté algo extraño.

 Yo había llevado la cámara con una memoria nueva, sin usar, pero esta me decía que habían 160 MB de memoria utilizados. 

 Extrañada entré a ver las imágenes. Eran fotos del bosque, en la noche. Fotos de los alrededores cercanos a donde había colocado mi refugio. No tenía idea de donde habían salido esas fotos. Debe ser el cansancio extremo que tengo, ya no recuerdo siquiera lo que hago por las noches... Cuando vuelva a casa descansaré como se debe.

 Intenté ignorar ese extraño suceso, al fin y al cabo que el las fotos no había nada raro. Seguí con lo mio, durante todo el día, aprovechando la luz hasta el último momento, tomando la mayor cantidad de fotos posibles.

 Ya era hora de volver a descansar. En la mañana siguiente volvería a casa de mamá. Estoy totalmente satisfecha con mi trabajo aquí. Me siento feliz con el resultado.

 Nuevamente dentro de la carpa, me aseguré de cerrarla bien, y ahora estaba segura de que la cámara está guardada en mi mochila.

 Me dormí, pero no por mucho. Desperté a mitad de la noche, sin ninguna razón aparente. Otra vez, la carpa se encontraba un poco abierta, y mi cámara no estaba en mi mochila. Lo que me faltaba, o estoy perdiendo fragmentos de mi memoria, o soy sonámbula otra vez. Digo otra vez, ya que de niña lo era.

 Salí fuera con mi linterna. No había nadie ni nada, ni un animal. La cámara nuevamente se encontraba en la misma rama que la noche anterior, y otra vez noté que había más imágenes de lo debido. Entré a la carpa y me puse a ver que había tomado ahora. Árboles, el suelo, el cielo, hojas... todas las imágenes se veían normales, iba pasando una tras una, hasta que en un momento me detuve.

 Una foto en específico. Esto no sería nada raro, de no ser por una cosa. Pegué un grito de la desesperación, me sentía totalmente aterrada, el pánico se apoderó totalmente de mi cuerpo, mi respiración se volvió totalmente violenta y agresiva, y todo mi cuerpo temblaba a la vez que un horrendo escalofrío recorría mi persona de arriba a abajo.
Aquella foto era de la carpa vista desde fuera, el cierre de la misma estaba abierto, y dentro de la carpa me encontraba yo, totalmente dormida.

 Dos días más tarde su madre la reportó como desaparecida. La policía encontró su carpa destruida y sus cosas por todos lados, mas ella nunca apareció. La única evidencia, es una cámara con imágenes extrañas.

El libro del horror de BásperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora