Capítulo 13

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-Ya era hora de que conocieras por fin a tu hijo. El pequeño Nick ha estado cuatro putos años sin su padre, porque tú, desgraciado, no has querido preocuparte por él.

Cuando estuve ingresada en el maldito sanatorio, mi único consuelo era saber que había quedado embarazada, y que era tuyo. Una vez pude escaparme, tuve que dar a luz yo sola. Sola y asustada por lo que pudiera pasarme. Por fortuna todo salió bien, y ahí está el fruto de nuestro amor. – señaló al niño con el cuchillo.

Éste se había sentado en el suelo y jugaba con un coche de plástico que paseaba por las líneas de la alfombra. Estuvo cerca de cortarse con una botella de cerveza rota que nadie había recogido

-¿Por qué has matado a Michael?- preguntó Nick con un hilo de voz.

-Porque fue quien mató a Richard, mi querido hermano. Ojo por ojo. Una vida por otra. Las cosas funcionan así. Le atravesó con un cuchillo. Como el que tengo aquí. Qué bonito es, ¿verdad? La sangre pegada hace que resulte una obra de arte. Hace resaltar aún más su brillo. –

-¿Cómo me has encontrado?- Nick quería hacerla hablar para intentar ganar tiempo de alguna manera. Tenía la esperanza de poder encontrar una solución.

No creía que Cecily fuera a matarle, al menos si no cometía ninguna estupidez. Ella estaba enamorada de él, de una forma malsana y obsesiva, pero lo estaba. Tenía que intentar que ella creyera que podía corresponderle.

-Gracias al Facebook, cariño. Y me alegro que te hayas deshecho de la tal Megan. Te quería para ella sola, y tu eres mío.-  Nick asintió rápidamente.

-La verdad es que, aunque no quiera reconocerlo, tengo que darte la razón. Era una novia demasiado posesiva y controladora. –

Cecily lo miró con desconfianza. No estaba segura de que Nick hablara en serio, pero le gustaba que hablara mal de la zorra manipuladora.

Los celos habían estado carcomiendo su alma, y ahora que le tenía donde quería se sentía más segura de poder controlar la situación.

-Te diré lo que vamos a hacer, amor mío. He estado viviendo cuatro años de los ahorros de Richard, pero se me han acabado y tenemos que mantener a nuestro hijo. Por tanto, vamos a irnos lo más pronto posible de esta ciudad. Vamos a establecernos en otro estado, lo más lejos posible, con nombres falsos y vamos a buscar trabajo. Vamos a formar una familia, la que teníamos que haber formado hace años cuando me dejaste embarazada. Y vamos a ser muy felices, ¿entendido? A la menor señal de que estés traicionándome no dudaré en utilizar el cuchillo, y te aseguro que será una muerte muy dolorosa. Luego tendré que matar a nuestro hijo, porque no va a seguir viviendo sin padre. Si te mato a ti, tendré que hacer lo mismo con él, por mucho que me duela. Y yo os seguiré de la misma manera. Te aseguro que tengo el valor de hacerlo. Así que por tu bien y por el del pequeño Nicky, vas a hacerme caso en todo.


Nick tragó saliva y asintió.

-Ahora voy a tener que dejarte al cuidado de tu hijo mientras yo hago las maletas. Te aseguro que si mueves un solo músculo, me avisará. Es valiente como su madre. Vigila a tu papi, Nicky. Vamos a marcharnos a un lugar mejor.- Cecily amenazó una vez más a Nick con el cuchillo y entró en una de las habitaciones a hacer el equipaje.

Nick se quedó inmóvil pensando qué hacer. Se quedó petrificado cuando el niño se le acercó y le rodeó el cuello con los brazos.

-Papi.- dijo con voz alegre. Era la única palabra que le había escuchado decir, y sin saber cómo ni por qué Nick se echó a llorar.

Quizá le daba lástima su hijo, aquel niño desvalido y trastornado que sin duda nunca tendría un porvenir.

Cecily salió de la habitación con una maleta llena de ropa. En el momento en que le dio la espalda a la puerta, ésta se abrió de golpe y una chica se echó encima de Cecily. Era Megan. Consiguió darle un golpe en la cabeza con un objeto pesado. Nick vio que era un ladrillo que seguramente había cogido por el camino hasta llegar al edificio.

Se levantó y comprobó que Cecily estaba muerta. Había caído sobre su cuchillo y se lo había clavado en el estómago. La sangre se extendía por la alfombra rápidamente, y Nick sujetó a su hijo para que no viera a su madre muerta en el suelo, apretándolo contra él.

Corrió hacia Megan con el niño en brazos. Su novia, que hacía tan poco le había dejado, le había seguido hasta allí, había esperado agazapada detrás de la puerta su oportunidad y le había salvado la vida.

Ella comprobó que estaba bien, y cogió su móvil para llamar a la policía.

Mientras esperaban a que ésta llegase, Nick se sentó con Megan y le explicó quién era en realidad ese niño y lo que había tenido que sufrir con sus amigos hacía cuatro años.




EL JUEGO DEL ASESINO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora