39. El muro cae

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Ya eran las dos de la mañana, pese a tener una cita concertada, las audiciones avanzaban lento

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Ya eran las dos de la mañana, pese a tener una cita concertada, las audiciones avanzaban lento. Ian dormía en una silla con la cabeza de Sophie apoyada en sus piernas. Claudia leía un libro junto a ellos y fue la primera en escuchar que llamaban a su amiga.

Nerviosa los despertó. Sophie se frotó los ojos y rápidamente se peinó el cabello con los dedos.

—Número ciento veinte: Sophie Nathaly Cohen —confirmó el hombre de la entrada—. Sólo ella, tú espera. —Detuvo a Ian, quién ingresaba al salón de audiciones junto a la muchacha.

—Soy su representante, ella no canta nada si yo no estoy presente —dijo haciendo caso omiso a la prohibición.

— ¿Desde cuándo eres mi representante? —reprochó la chica sacando la guitarra de su estuche.

—Desde que me auto nombré tu representante —explicó empujándola dentro.

Las luces eran intensas, una cámara apuntaba al escenario y el jurado tenía cara de pocos amigos, se notaba que ya estaban más que hastiados por escuchar docenas de cantantes sin talento.

—Soy Sophie —se presentó amedrentada, el calor era intenso por los reflectores y sentía que comenzaba a sudar.

—Otra adolescente... tienes una canción, comienza —dijo uno de los jurados sin siquiera mirarla.

Ian le dio pie a comenzar con un gesto de cabeza. Sophie acomodó la guitarra. Ésa era su oportunidad, miró a Ian e intentó concentrase sólo en él.

Por un segundo olvidó la primera nota, al recordarla comenzó a tocar.

En las vacaciones había preparado una canción, la pequeña introducción que la precedía iba a ayudarla a relajarse, sentir la melodía y comenzar a cantar.

Mientras tocaba las primeras notas el jurado la miró fijo, regalándole toda su atención.

Su corazón bombeó con fuerza, sus manos se sentían húmedas y lidiaba para que la guitarra no se le resbalase. Terminó la introducción, para ella el tiempo transcurría tan lento que la melodía preliminar parecía eterna. Un último acorde dio el pie para empezar, abrió la boca y ningún sonido salió de su garganta.

Dándose cuenta paró de tocar.

—Qué pasa Sophie, empieza —murmuró Ian. Sophie permanecía estática y el jurado sacudía la cabeza en señal de reprobación.

Cerró los ojos y volvió a comenzar, a media introducción se detuvo lentamente. No importaba cuantas veces lo intentase, no lo conseguiría.

— ¿Vas a cantar o no? —molesto, un jurado se cruzó de brazos.

—Yo... —habló con decepción, miró a Ian y se sintió patética.

—Si no estás lista no debes hacernos perder el tiempo.

Los sueños secretos de SophieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora