18. Empieza el juego

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Las manos le temblaban y con dificultad sostuvo el aparato

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Las manos le temblaban y con dificultad sostuvo el aparato. De pronto lo sintió vibrar y la fuerte música hizo que diese un brinco en su lugar. Lo hizo caer sobre las frazadas e indecisa contestó. Acercó el teléfono a su oído lentamente, como si fuese una bomba que estallaría con el más ligero movimiento.

—Asómate a la ventana. —Escuchó del otro lado. Lentamente retiró la cortina y observó el exterior. Ian la esperaba en la calle, apoyado en su motocicleta, sus labios se curvaban de una maliciosa forma—. Tienes diez minutos para vestirte, te espero abajo —le ordenó antes de colgar.

Sophie se dejó caer al piso con sufrimiento y pavor ¿Qué tenía Ian en mente?

Fuera lo que Fuera, quería acabar con eso rápido, que él le hiciera lo que le tuviese que hacer, para que luego ella pudiera enterrarse tranquilamente debajo de una roca.

Se vistió y peinó trémulamente, el miedo y el cansancio apenas la dejaban moverse ¿Qué Ian no podía vengarse un poco más tarde?

Bajó las escaleras y se dirigió a la cocina, un par de voces llamaron su atención.

—Por eso no está en ningún equipo de deportes. Cuando estaba en el de fútbol nunca llegaba al segundo tiempo, siempre le sacaban tarjeta roja —decía Thaly mientras tomaba un sorbo de té.

—Tu hija necesita controlar su temperamento, ¿No pensaron en llevarla a un grupo de control de ira? —Ian conversaba con ella, como si fuesen grandes amigos.

—A Sophie le cuesta controlar sus emociones por su trastorno de déficit atencional, y a veces es solo una forma de descargar energía por su hiperactividad. Ya toma demasiados medicamentos y no queremos drogarla para mantenerla tranquila. Alejarla de los deportes bruscos ayudó bastante, además le gusta más cantar y eso es una actividad tranquila....

— ¡Por que están hablando! —gritó conmocionada, esos dos parecían en una reunión de adultos, conversando sobre ella mientras tomaban desayuno.

—Tu amigo te estaba esperando afuera así que lo invité a desayunar —fue la despreocupada respuesta de su madre.

— ¡No es mi amigo! —protestó sentándose, su madre ignoró el reproche y le sirvió más café al chico, con un cariño maternal que causó repulsión en Sophie.

Ian atisbaba hacia ella mientras comían en completo silencio. Thaly pasaba la mirada del uno al otro. Su hija parecía tenerle cierto temor al muchacho, y él parecía divertirse al notar la reacción que le causaba.

—Ya nos vamos, hasta luego. —Después de terminar la comida, Ian se levantó del asiento, haciéndole una cortés reverencia de cabeza a la mujer.

— ¡Cómo que vamos! ¡A dónde! —Se sorprendió Sophie.

—Diviértanse y cuida que no se meta en problemas —Thaly volvía a ignorar a su hija y se despidió de ellos con un una sonrisa.

— ¡No! ¡Yo no voy a ningún lado y menos contigo! —la chica gritó qqqy se tumbó a piso, no había forma que Ian pudiese llevársela. Él volcó los ojos y abrió la puerta trasera, para arrastrar a la chica por el piso hasta la salida.

Los sueños secretos de SophieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora