52. Un final y el inicio de algo nuevo

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Gente, me costó recuperar este capitulo, lo borré sin querer... pero ya esta. Mañana subo el epílogo! y el primer capi de Mi vida: Un show

ASÍ QUE PORFA COMENTEN MUCHO Y DEJEN VOTOS :(

Ian bajó con disimulo. Las miradas vigilantes se posaban en él. Debía actuar rápido, era difícil con tanta gente.

En la cocina, el grupo que jugaba póker ya no se encontraba, seguramente hacían su guardia. Ian sonrió y tomó un encendedor. Ocultándolo bajo su manga siguió recorriendo la casa, como si estuviese presa del aburrimiento y diese vueltas sin rumbo.

—Voy a leer, ¿puedo hacer eso no? —le dijo a un hombre mientras entraba a la biblioteca.

Recibió un gesto de indiferencia y se encerró en la pequeña habitación. Haciéndose el disimulado para que el vigilante del patio no lo viese por la ventana, tomó un libro y le pendió fuego a las primeras páginas. La llama era pequeña, la avivó tumbando un estante de libros sobre ésta y enseguida las flamas comenzaron a consumir la habitación.

Salió corriendo, intentaron detenerlo, pero las lenguas de fuego que buscaban escapar de la biblioteca atrajeron a todos, quienes corrieron a apagar el incendio. Todo salía a la perfección. Ya a punto de correr a la puerta y buscar a Sophie por la ventana del sótano, vio a su padre correr escaleras arriba.

Su instinto le indicó que debía correr tras él, posiblemente Sophie aún no había escapado.



Sophie esperó un par de minutos y por la ventana vio cuando uno de los hombres armados corría con desesperación al interior de la casa. Esa era su señal. Movió el mueble e intentó abrir la pequeña compuerta al ducto.

Jaló con todas sus fuerzas, mas la puertecilla parecía colada a la pared. El humo ya comenzaba a colarse debajo de la puerta de la habitación y por un momento pensó que moriría en el incendio.

—Por favor, por favor —suplicó jalando con todas sus fuerzas mientras tocía.

La puerta se abrió de improvisto y vio a Bruno.

— ¡Qué haces! ¡Ven conmigo! —le ordenó tapándose la boca con el brazo; en la mano llevaba un arma. Sophie se levantó del suelo.

Bruno le señaló la puerta con la pistola. Las cosas no salían bien, si no quería morir en el incendio, debía salir. Ian posiblemente había podido escapar y eso era suficiente.

—Déjala. —El muchacho entró en la habitación e intentó arrebatarle el arma a su padre—. ¡Sophie vete! —le dijo a la muchacha. Esta miraba con espanto —¡Apura! —le insistió cuando su padre recuperaba el control.

Sophie se agachó y lo intentó una vez más, esta vez con éxito. Abrió la compuerta y llamó a Ian. Ambos debían escapar. Bruno logró soltarse y meció la mano para golpear a su hijo en el rostro. Ian se movió a gachas y empujó a Sophie.

—Vete yo te alcanzo —dijo presuroso.

Sophie negaba, no podía irse sola.

— ¡Vete ya! —le ordenó.

La muchacha bajó por el estrecho conducto. El humo era más intenso y ya casi no respiraba. Agachándose por el suelo llegó hacia la pequeña ventana del sótano, tal como Ian le había indicado. Salió con los ojos irritados y sus pulmones le reclamaron oxígeno con desesperación. Se tumbó en el piso, casi perdía la consciencia. De pronto, alguien la levantó de un tirón.

—Vamos. —Escuchó una voz masculina, creyó que todo estaba perdido, la habían atrapado.

Tocía y no podía abrir los ojos. El hombre desconocido la arrastraba y ella caminaba por inercia. De pronto lo escuchó. Un fuerte y sonoro disparo estrepitó sobre el sonido de las llamas consumiendo la propiedad. Su corazón se oprimió hasta sentirlo desaparecer.

—Ian...— murmuró.

— ¡Mike, ya están viniendo patrullas salgamos de aquí! —gritó alguien a la lejanía. Se animó a levantar la vista y reconoció al sujeto que la había mantenido capturada junto a Ian meses atrás en el bosque.

— ¡Ian está adentro, debo ir! —gritó moviéndose con desesperación, intentando correr nuevamente hacia la casa.

Mike no tenía paciencia, al final, recuperar a la muchacha le había resultado en extremo sencillo y no pretendía echarlo a perder. La cargó sobre su hombro y corrió hacia una camioneta que lo esperaba.

Mientras partían, Sophie aún gritaba y se desesperaba por bajar. Hizo uso de toda su energía. Las llamas reflejándose en el retrovisor del auto fue lo último que vio mientras el tiempo parecía detenerse y todo se tornaba oscuro.



Las imágenes pasaban en su cabeza una y otra vez, transformándose en machas y escenas surreales. Dormida, pensaba que había sido un sueño, más bien una terrible pesadilla. Queriendo que todo acabase, decidió abrir los ojos. Seguramente despertaría en su casa, y tendría poco tiempo para alistarse antes del colegio. Ian ya la debía estar esperando, apoyado contra la pared con pose despreocupada, o tomando un segundo desayuno en su cocina.

Despertó, estaba recostada de lado y distinguió la figura de su padre. Lo borroso se volvió claro y vio a Nicolás durmiendo en una silla.

Miró alrededor. Todo era blanco y una delgada manguera le suministraba suero. Estaba en el hospital. Cerró los ojos y los abrió de nuevo, debía ser otra pesadilla.

Su padre pareció reaccionar al sentirla moverse. Se aproximó a ella y le acarició la cabeza.

—Pequeña ¿cómo te sientes? —le preguntó en un susurro.

— ¿Dónde está Ian? —fue lo primero que preguntó.

—Tranquila, estas aquí desde ayer. Respiraste mucho humo y tenías los glóbulos rojos por los suelos. Tu madre está con tus hermanos afuera, la llamaré para que regrese.

—No has contestado mi pregunta, ¿dónde está Ian? —La voz se le quebró, nada había sido un sueño. Ian podía encontrase herido.

—Hablaremos de eso luego. —Nicolás la esquivó y abrió la puerta. En seguida entraron Thaly y Tiago, Daniel apareció detrás de ellos y corrió para asomarse a la cama.

— ¡Por qué no me respondes! ¡Qué pasó con Ian! —reclamó.

—No sabemos. —Thaly se sentó sobre la cama y buscó en los ojos de su esposo la aprobación para hablar—. ¿Recuerdas lo que pasó?

—Vagamente, sé que Ian pudo estar en peligro, solo eso recuerdo por ahora.

Ninguno se atrevió a hablar, Sophie ya iba a protestar de nuevo cuando un agente uniformado apareció en la puerta.

—Disculpen, ¿ya despertó la muchacha? Cuanto antes le hagamos las preguntas mejor.

Nicolás afirmó con la cabeza y le dio permiso al oficial para entrar. Thaly le dio un beso en la frente a su hija y se retiró con el resto.

Sophie acababa de despertar y se sentía más desorientada que nunca.

—Soy el General Celastro, estoy atendiendo tu caso —se presentó el oficial con amabilidad.

—No me importa cuán dulce o comprensivo pretenda ser, ¡quiero saber de Ian, ya!

—De eso quería hablarte, necesito que me digas todo lo que pasó, tu declaración es importante. La casa donde te retuvieron fue consumida por las llamas. Guardaban una gran cantidad de armas y municiones, eso empeoró el fuego. Un par de personas no lograron salir.

— ¿Ian? —preguntó.

—No lo sabemos, los cuerpos están irreconocibles y del muchacho Key no sabemos nada. Apresamos a su padre y a tu abuelo. El juicio aún está pendiente, necesito que me ayudes...

— ¡Ayudarlo a qué! Ya los tienen, qué importa, Ian debe estar con vida, ¡tal vez está herido! ¡Deberían buscarlo! —se exaltó.

—Eso hacemos, tranquila —intentó calmarla—. Mejor descansa y piensa en todo lo que ocurrió desde que el muchacho Key te llevó. Tu padre sabe algo y no nos lo está diciendo. Él te trajo al hospital, ¿sabes cómo te encontró antes que nosotros?

—No —aseguró—. Cuando la casa se incendió salí y me desmayé, luego desperté aquí.

—De acuerdo, trata de recordar. —El oficial no le creía, pero decidió dejar que la muchacha recobrase fuerzas y no atiborrarla de preguntas, había padecido un gran trauma.



—El productor de la KTV sigue llamando, te dará una oportunidad la próxima semana. —Thaly le ayudaba a acomodarse en su habitación. Ya varios días habían pasado y su salud mejoraba considerablemente.

—No me interesa —contestó secamente—, prefiero ocupar el tiempo buscando a Ian.

Thaly suspiro y la abrazó maternalmente.

—Sophie, de Ian no hay rastro, por lo que sabemos murió en el incendio.

—No es cierto. —Comenzó a llorar. Se negaba a creerlo aunque las pruebas forenses así lo indicaban. Uno de los cuerpos hallados seguramente pertenecía al muchacho.

—Yo también lo siento por él, pero... aveces debemos aceptar la realidad, por más dura que sea. —La miró a los ojos y la dejó sola, para que pudiese pensar.

Sophie se encogió debajo de su cama. Misky se acurrucó a su lado y le ronroneó suavemente. El recuerdo de Ian era todo lo que le quedaba, y por supuesto no lo olvidaría nunca; por el momento, necesitaba un pequeño tiempo para llorarlo.



Una mañana se despertó con energías renovadas y un aura positiva. Después de una ducha, eligió su atuendo para el día: Un jean, una camiseta con brillos e inmediatamente se encargó de su cabello. Al desenredarlo colocó su hebilla azul preferida.

—Hoy es el gran día, el primer día de filmación, deséame suerte —le dijo a la fotografía de Ian que tenía junto a su espejo—. Sé que me darás fuerzas. Hoy otro de mis sueños se cumple gracias a ti —añadió saliendo de su habitación.

Bajó las gradas con una sonrisa. Tras su periodo de luto, su vida continuaba, se trazaba nuevas metas y mantenía la seguridad de superarlas.

El recuerdo de Ian la acompañaba cada día. Después de todo, él había sido quién le había ayudado a cumplir sus sueños: le había dado su primer beso, había sido su primer amor, gracias a él sus miedos se habían superado; se había dado cuenta que ser siempre la número uno o ser considerada perfecta a ojos ajenos, no le servía de nada si eso enmascaraba su verdadera forma de ser; y si algo había aprendido, era que debía tomar las oportunidades y no dejarlas escapar sin hacer frente a sus temores.

Ian era demasiado, aún significaba mucho en su vida, era la fuerza impulsora que la motivaba a seguir adelante y a no rendirse, sobre todo, le había demostrado lo que Thaly le había dicho una vez: los sueños se cumplen de maneras diferentes a las que esperamos.

BUENO MAÑANA SUBO EL EPILOGO PARA QUE SEPAN QUE VA A PASAR Y LA SECUELA!

Los sueños secretos de SophieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora