No se necesita viajar a sitios lejanos para poder decir que has viajado, no, claro que no, de hecho ahora estamos viajando, a través de palabras, gestos, sonrisas, a través de alguien más.
Porque cuando hablamos con otra persona siempre nos llevará a lugares increíbles, a lugares que han quedado en nuestra mente, quizá por recuerdos o simplemente imaginación.
¿Cómo? Por su sonrisa, seguro nos recordará un día soleado observando por la ventana del automóvil mientras nos dirigimos hacia algún sitio.
Por sus ojos, esos ojos que expresan algo tan profundo, tan seguros de lo que ven, que te permiten ver a través de ellos, lo que han visto a lo largo de su estancia en este mundo.
Por su cabello, un aroma suave, un olor a fruta, que te transporta a algún momento preciado de tu infancia.
Por su voz, una voz tan cálida, tan ronca y frágil que seguramente te recordará a una noche de tormenta, en donde sólo querías escuchar una voz protectora para calmar ese ruido que provenía de un cielo en tempestad.
Y así es como se viaja, yo viajaba a través de ella, de sus historias, de sus momentos de felicidad, de tristeza, de soledad, de compañía.