IV

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¡Hey tú!
Sí, tú.

Llevo horas recorriéndote con la mirada, llevo horas mirando las manecillas de mi reloj,
con ese molestoso Tic-Tac que no me ha dejado concentrar.
Quería reposar mi frágil cuerpo a lado del tuyo,
quería cambiarme de asiento y así verte mejor.
Estoy por llegar a mi parada, bajarme y olvidarte
pero no sin antes llamarte amor,
y dejarte un suave beso en tu pálida mejilla.
Lo sé, te asustarás y me tratarás de loca
pero, cariño, no he de perder esta valiosa oportunidad de tenerte una vez más,
hemos viajado juntos por meses y apenas me has notado,
yo llevo diez bocetos de tu rostro cansado,
y por otra parte tus ojos escasamente me han calcinado.
Adiós, amor mío,
sé que no sabes de mi existencia,
así que, hoy, he tomado la decisión de cambiarme de estación.

No es más que poesía barataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora