Permíteme hacerte un verso entero en tu espalda, o solamente untar en mis dedos distintos colores de tempera, mientras recorro con ellos tu espina dorsal, bañándola de una mezcla de sensaciones, sintiendo tus leves suspiros, tu tembloroso cuerpo al contacto con mis manos.
Ahora quiero danzar en tu entrepierna, algo lento, algo suave, moviéndonos al ritmo de la música, esa que proviene de tus labios, suelen llamarlo gemidos, pero para mí, es una perfecta melodía para mis oídos.
Te arrebataré la piel a besos salvajes y la suplantaré de palabras dulces, mientras una tormenta se avecina entre tus piernas, truenos y relámpagos que no cesan. Finalmente una lluvia consumida, dos cuerpos agotados y extasiados, te abrazaré y nos cubriremos con mantas hechas por hojas de papel, escribiré con tinta permanente sobre ti, así, te aseguro, no te olvidarás de mí.