Cuando desperté la mañana siguiente me sorprendí al reparar en que nos habíamos quedado dormidos en el mueble, lo peor del caso es que yo sólo llevaba una toalla para cubrir mi cuerpo.Me levanté con un escalofrío y me puse de pie abrazándome a mi misma para darme calor.
Me volví hacia Cael quien dormía tranquilamente con el ceño fruncido. Iba a acercarme cuando escuché un disparo, me congelé en el acto sin moverme. Cael despertó en ese momento y me miró con los ojos abiertos de par en par.
—¿Qué fue...?— lo interrumpí haciendo colocando un dedo sobre mis labios para que hiciera silencio.
Lo llamé con mi mano para que viniera conmigo. Mientras se acercaba le eché un vistazo a mi alrededor. Todo se ve en orden. Tomé la mano de Cael cuando un segundo disparo se escuchó un poco más cerca.
—¿Dónde está mi ropa?— pregunté.
—En el cuarto de lavado— respondió llevándome hacia el pasillo de la derecha.
Entramos a la habitación y cerré la puerta, mientras él sacaba mi ropa de la secadora. Me di la vuelta y me la entregó.
—¿Es correcto suponer que no tienes armas aquí, cierto?— inquirí.
—Completamente correcto— respondió.
—De acuerdo, date la vuelta— pedí y lo hizo.
Me vestí rápidamente con la misma ropa de ayer, mientras cuidaba de que Cael no intentara espiarme. Estaba casi lista cuando un tercer disparo sonó.
—Se están acercando— susurré.
—¿Crees que sea Chris?
—Tal vez, pero no pienso quedarme para averiguarlo— respondí sacándonos de la habitación.
Nos dirigimos hacia la sala y opté por la ventana en la pared al fondo; cuando aparté la cortina reparé en que la ventana tenía barrotes. Me volví hacia Cael con la mandíbula apretada.
—Compré el departamento así, no fui yo— se defendió.
—¿Alguna otra vía de escape?— pregunté y negó— Entonces tendremos que salir por la puerta.
—Nos matarán— se apresuró en decir mientras yo caminaba hacia la puerta.
—La probabilidad es grande— dije.
Me detuve justo frente a la puerta y me agaché con una mano en la perilla. Cael imitó mi posición. Halé hacia abajo con lentitud empujando suavemente la puerta, en cuclillas salí al pasillo y miré a ambos lados.
—¿Ves algo?— preguntó Cael y me levanté.
—No hay nadie— respondí.
Escuché otro disparo y me agaché rápidamente. Entre los barrotes de la baranda del pasillo pude divisar unos motorizados que pasaban cerca de aquí con escopetas apuntando hacia arriba, tal vez intentando llamar la atención.
—Sólo es la calle— dije y Cael salió del departamento.
Suspiré calmando los latidos de mi corazón.
—Bueno, ya que estamos afuera podríamos pasar por algunas cosas.
—¿Cosas?— cuestioné y asintió— Está bien, pero primero, necesito mis armas.
—¿Para qué?
—Exacto— respondí caminando hacia el ascensor.
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El Demonio de Ángeles
FantasyLa vida de Lesya después de abandonar a Christopher Mayer, se resumió en un descontrol total. Día y noche sembraba el mal en las calles a petición de Phantos, a cambio, él le ofrecía inmortalidad y protección de la ley. Poco a poco su ciudad y los p...