Él que no debe ser nombrado

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De regreso en mi pequeño apartamento, en mi nueva vida, lejos de mi madre y su nuevo esposo me permití relajarme. 

no iba a pensar en ellos o en nada relacionado a ellos. Punto final

Así que me concentre en mis clases y puse toda esa ira en mi arte. Resulto muy bien, había pintado tres cuadros, casi de la mitad de mi tamaño que se exhibirían en tres semanas en la galería nacional, junto con otras obras de renombre internacional. 

¿Quien lo diría? la ira bien direccionada podría lograr cosas buenas. 

Feliz con invitación en mano me dirigí al departamento de lenguas, topandome con varios estudiantes ajetreados y miembros administrativos. No había visto a William desde que había regresado hacia un par de semanas pero si habíamos intercambiado un par de mensajes. 

El edificio de 6 pisos era una estructura un poco insípida, o quizá, ya que yo venia del departamento de arte, así me lo parecía. Nuestro edifico estaba lleno de murales y pinturas o cualquier tipo de expresión artística colgando o decorando las paredes o adornando los pasillos. Teníamos un par de esculturas en todo tipo de materiales y la fachada exhibía los mejores murales y grafitos. 

En cambio, este edificio no era muy diferente de todos los demás en un opaco tono mostaza con ventanales anchos de marco blanco y una enorme escalinata que guiaba a las enormes puertas de la entrada. 

Subí al segundo piso, donde se encontraban las oficinas de los profesores y por un amplio y largo pasillo, gire a la derecha. La primera puerta, que daba a la oficina de William, estaba cerrada pero escuchaba su voz amortiguada a través de la puerta de vidrio opaco y grueso marco de madera. Di un par de golpes y luego su voz profunda y clara lleno mis oídos 

-adelante- 

Entre con una sonrisa que rápidamente se deslizo de mis labios mientras veía a un hombre frente a William dándome la espalda, su cabello rubio ondulado era un poco demasiado largo, pero la contextura de su cuerpo y la forma en que llevaba ese traje... como si fuera hecho específicamente para él me eran demasiado familiares. 

-Emma- William saludo afable , pero yo estaba petrificada en el umbral, con mi mano apretando el pomo de la puerta 

Él hombre se giro y los mismos ojos miel que me habían visto partir desde la distancia, me miraban justo ahora.  

William frunció el ceño y él hombre me dio una tenue sonrisa. 

Habia algo mal con la forma en la que me miraba, el borde duro de sus facciones no estaba y el brillo casi peligroso en sus ojos había desperdiciado también. Sus ojos eran cálidos y amables.

Respire profundo cuando mi cerebro enumero en una lista todas las diferencias entre el hombre frente a mi y ...él 

-¿tanto me parezco a mi hermano?- él se rió y luego se acerco, cauteloso. lo que me hizo muy consciente de mi misma y de la expresión de pavor que debía tener en mi rostro. Me relaje y solté el pomo de la puerta. Mi mano protesto cuando la cerré en un puño y la volvía a abrir. Una franja roja se extendió por mi palma, indicándome la cantidad absurda de fuerza con la que me había estado sujetando. 

-Emma, él es Jonathan Wolff- William nos presento y se paro junto a mi, su mano acariciando suavemente mi espalda

Mentalmente se lo agradecí, pero no podía decir nada, aun trataba de llevar suficiente oxigeno a mi cerebro para reaccionar de manera apropiada 

Jonathan me ofreció una sonrisa -un placer, Emma- 

No podía odiarlo. Sus ojos me recordaron como ver a un cachorro, nada como los de su hermano, que parecía hacerle honor a su apellido. Su mirada había encendido un montón de alarmas en mi cabeza... y muchas otras cosas mas. Pero se suponía que eso no había pasado. 

o eso me decía a mi misma. 

-igualmente- respondí, tratando de corresponder a su sonrisa pero fracasando en el intento. 

-¿qué sucede?- pregunto William apartándose un poco 

Le di una mirada extraña mientras intentaba concentrarme en él y hacer mi mejor esfuerzo por ignorar lo mucho que se parecía a cierta persona que no quería recordar, mencionar o siquiera evocar.

No entendí su pregunta -¿qué?-

William arqueo una ceja -¿me buscabas?-

Intente recordar porque había venido aquí ne primer lugar, pero mi cerebro no estaba cooperando y la sonrisa divertida del hermano del señor innombrable no me lo hacia fácil. 

Cuando empece a apretar mis manos en puños lo recordé 

-Oh!- sonreí y le pase la invitación -tengo una muestra de arte en mas o menos tres semanas- le explique mientras el abría el sobre y sacaba el boleto -van a exhibir un par de mis pinturas- 

William me miro -¿en la galería estatal?- sonaba genuinamente sorprendido e impresionado  

Jonathan silbo -felicitaciones- 

Dios! ¿por qué no podía ser igual de cretino a su hermano?

-gracias- y esta vez mi sonrisa fue sincera 

-felicitaciones- William me dio un rápido abrazo -por supuesto que estaré allí-

Asentí y la incomodidad se volvió casi asfixiante 

-hablaremos luego entonces- empece a retroceder -un gusto Jonathan- le dije antes de darle la espalda 

-igual- y pude escuchar la sonrisa en su voz. 

Mientras salia y cerraba la puerta detrás de mi  di varios pasos lejos del lugar hasta por fin recuperar el aliento. 

Habia pasado años sin ver a ninguno y ahora mi madre se casaba con el mayor de los hijos Wolff y me los encontraba hasta en la sopa! 

-¿Emma?- la voz me era familiar pero no reconocí a la chica castaña que me llamaba. Un chico de hermosos ojos azules, cabello rubio, mandíbula perfectamente esculpida y sonrisa petulante me miraba desde su lugar en el pasillo opuesto. 

Tanta belleza, por la que babear,  arruinada con esa expresión tan horrible. 

-Ehh...¿hola?- 

-Soy Diana, de tu clase de dibujo- se explico 

-oh!- sonreí -hola- 

Ella se aclaro la garganta -habrá una fiesta esta noche- me entrego un volante .Deberías venir- me ofreció una sonrisa 

habíamos hablado un par de veces pero eso era todo. Así que su invitación me sorprendo y demandame! pero de donde venia estas cosas eran sospechosas

mantuve mi expresión neutral -gracias- 

Señor sonrisa petulante se acerco y me escaneo, sin disimulos, de arriba a abajo -no pierdas tu tiempo, Diana- comento y ella le dio una mala mirada

Enarque una ceja y él se rió 

-Nos vemos allá, quizá- Diana se despidió, su mirada de disculpa tratando de excusar el comportamiento de su amigo. Le ofrecí una sonrisa sincera y imperceptiblemente sacudí la cabeza, haciéndole saber que no me molestaba. había crecido con niños que solo sabían sonreír de esa manera o incluso de forma mas perversa.  y el rubio se quedo mirándome un poco mas, como retándome a asistir, demostrarle su error. 

Con todo el vaivén emocional en el que me encontraba y lo mucho que había pasado matándome en mi estudio y la universidad... pareció una buena idea jugar el estúpido juego que él planteaba. 

Un poco de comportamiento irresponsable no me mataría ¿cierto? 








Censura (a forbidden love story #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora