El viaje fue sorprendentemente rápido a pesar de que tuve que hacer dos escalas y cruce el océano.
Mas pronto de lo que quería me encontraba en el auto de camino a casa.
Hola, náuseas!
Era infinitamente deprimente que mi regreso a este lugar después de estar tanto tiempo lejos por primera vez, fuera bajo estas circunstancias y que me provocara esta sensación tan horrible.
-Esta bien, señorita?- la voz ronca de Anderson se coló en la bruma de náuseas, miedo y rabia que me envolvía y empezaba ahogarme.
Asenti, temerosa de hablar y que mi voz se escuchara como la de una niña indefensa.
Ya no era una niña y enfrentaría esto.
Oh, Dios!
Toque mi cuello y me asegure que la sensación de una cuerda apretándose cada vez mas a mi alrededor fuera solo algo metafórico y en realidad no me encontrar en la horca, porque mi cuenta regresiva estaba llegando a cero.
Cuando la campiña fue un paisaje visible entre las pequeñas colinas y el escaso follaje quise saltar del auto. Un accidente como ese me libraría de ir a la boda no?
Resople
No, mi madre me llevaría en una maldita silla de ruedas de ser necesario.
-Bienvenida de regreso, señorita-
Y adiós al resto de mi compostura.
El oxígeno simplemente decidió abandonarme y luego evitarme mientras yo comenzaba a jadear. Era como tener ni cabeza dentro de una maldita bolsa de papel y mi corazón latía demasiado rápido, demasiado fuerte.
Puse mi cabeza entre mis rodillas y en la distancia, como si estuviera bajo el agua escuche a Anderson llamarme.
Pobre.
Hubiera querido decirle que estaba bien, pero estaba demasiado ocupada tratando de tragar una miserable pizca de aire.
-Señorita?- si voz estaba amortiguada y distorsionada -señorita?- repitió y esta vez se escucho un poco mejor
Concentrate
Respira
Solo inhala y luego exhala
Estaba siendo taaaaan madura.
-estoy bien- dije sacudiendo la mano. Mi voz era un desastre ronco y apenas audible. Cualquiera pensaría que me vine gritando hasta Londres.
-déjeme ayudarla- escuche vagamente
Y luego Anderson y su poderoso cuerpo -era un guardaespaldas y si, lucía como el típico guardaespaldas: alto, musculoso, con ojos amenazantes- él tomo mi mano y luego rodeo mi cintura para darme un poco de tiempo de recobrar la estabilidad.
-gracias- mi voz sonaba dolo ligeramente mas normal
-estoy a su servicio señorita-
Suspire -nos conocemos desde hace mucho y aún no consigo que me llames Emma-
El me dio una sonrisa fugaz y su mirada se suavizo. Sus ojos eran azul cobalto, afilados y perspicaces.
-no, señorita-
Me reí a medias y me aparte de él cuando me sentía otra vez volver a mis cabales. Momentáneamente por supuesto.
No me hacia la ilusión de que permanecería cuerda o sobria en lo que quedaba de este miserable viaje.
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Censura (a forbidden love story #4)
ChickLit¿Estas preparado para pagar las consecuencias? Emma Bähr lo tiene todo. Es hija única, vive rodeada de lujos y nunca tuvo que molestarse en pedir nada, todas sus necesidad siempre eran anticipadas por personal bien entrenado que hacia las veces de...